BUSCH HABLA DE CUBA
Bush habla de Cuba
(publicado por Diario Las Américas)
Por Alberto Muller
Tomado de
http://albertomuller.net/index.php/cuba/bush-habla-de-cuba/#more-102
De la misma forma que es encomiable que en muchas ciudades del mundo haya estatuas de Cristo simbolizando una tradición amorosa de entendimiento entre todos los seres humanos y que en otras ciudades nos encontremos con calles y avenidas con los nombres de Mahatma Gandhi, Luther King, John F. Kennedy, Madre Teresa, Ronald Reagan y Charles de Gaulle, también es educativo y alentador que no nos encontremos regularmente con estatuas, ciudades y avenidas con los nombres de criminales tan notorios como José Stalin, Adolfo Hitler, Nicolae Ceasescu y Pol Pot, por mencionar algunos.
¿Por qué ahora el presidente Bush habla de Cuba?, se han preguntado algunos analistas agudos de la realidad cubana.
Pues se podría decir que por la misma lógica aplastante con que inicio esta viñeta periodística y es la de resaltar los valores humanos por encima de las miserias degradantes de los regímenes de fuerza.
Me parece estupendo que un presidente norteamericano o de cualquier otro país amigo hable de Cuba en los términos solidarios con el pueblo cubano, como lo hizo el presidente Bush, mientras en la isla se va desarrollando una exigencia de cambios inevitables por el hecho de que Fidel Castro, el autócrata caudillo, ya haya salido de la escena política por una demencia senil irreversible y por los estragos físicos de una agresiva enfermedad intestinal.
Para ningún observador imparcial es un secreto que el sistema estalinista de centralizarlo todo en manos de un Estado opresor, ha dejado a Cuba hundida en un caos productivo y un desencanto popular generalizado por las violaciones sistemáticas a los derechos humanos del pueblo cubano.
Definitivamente es muy sugerente que el presidente haya dicho con transparencia que en manos del pueblo cubano está el trazar su propio destino de libertad.
También muy acertado que el mandatario norteamericano haya descrito sin dobleces la profunda crisis económica y política que golpea a todos los cubanos dentro de Cuba, con escaseces de alimentos básicos, carencias o deterioro de las viviendas, falta absoluta de estímulos a la producción y encarcelamientos a los opositores con maltratos y torturas.
Así las cosas, el presidente Bush calificó acertadamente a la Cuba castrista de “Gulag Tropical”, en referencia directa a la obra de Alexander Solzhenitsin, “El Archipiélago Gulag”, que denuncia la estructura de represión del comunismo de Stalin en la Unión Soviética.
En alusión a los abusos del castrismo, el presidente afirmó en su alocución con precisión histórica, y cito textual: “los crímenes del castrismo cuando sean develados, causarán conmoción en la conciencia de la humanidad. Y serán la vergüenza de los defensores del régimen.”
Pienso que esto es una verdad importante de señalar.
Estimulante que el mandatario de la Casa Blanca haya mencionado el esfuerzo de los principales disidentes cubanos que se congregaron recientemente para emitir “Unidad por la Libertad”, una declaración de coordinación entre las principales fuerzas opositoras a favor del cambio democrático dentro de Cuba.
Bush también tuvo palabras oportunas durante su discurso para respaldar al pueblo cubano que se ponga de pie en defensa de la libertad: “Estados Unidos sabe cuánto está sufriendo el pueblo cubano, pero no nos hemos quedado de manos cruzadas”.
El presidente anunció un fondo internacional multimillonario, el Fondo de la Libertad, que establecería un monto de ayuda al pueblo cubano para reconstruir su economía y hacer la transición a la democracia.
El gobierno norteamericano, dijo Bush, “está listo para invitar a jóvenes cubanos de familias oprimidas a participar en programas de becas de la Alianza a favor de la Juventud Latinoamericana”, para ayudarlos a tener acceso equitativo a mayores oportunidades educativas y a permitir que organizaciones no gubernamentales y grupos religiosos proporcionen computadoras y acceso al Internet al pueblo cubano.
En un gesto de dramatismo solidario, junto al presidente George W. Bush se encontraban un grupo de esposas e hijas de oposicionistas condenados a largas condenas en prisión en Cuba.
Sólo, desde mi humilde opinión, como observador cotidiano del acontecer, debo decir que le faltó al presidente Bush añadir un tema a su bien estructurado y oportuno discurso, que es el de permitir un aumento justo en el monto y en la frecuencia de las remesas, que de familia a familia, se permiten enviar directamente a Cuba desde los Estados Unidos.
La situación social cubana es muy precaria e inhumana por el desastre demencial del castrismo. Eso me hace pensar que hubiese sido útil aliviar esa precariedad en la medida de lo posible, sin que eso represente renunciar al objetivo de priorizar la libertad sobre la estabilidad, que fue el eje fundamental en las palabras del presidente Bush sobre Cuba.
Debo decir, que a mi mesa de trabajo llegó una información de primera mano, de que varios altos asesores con Bush incluido, se inclinaban inicialmente por esta medida de aumentar el monto de las remesas de ayuda a los familiares en Cuba, pero finalmente el tema fue sacado del borrador del discurso a insistencia de algunos congresistas y miembros del ejecutivo.
Algo que ha llamado mucho la atención a la prensa y a los estudiosos del tema cubano, es que la TV oficial cubana haya retransmitido casi el discurso íntegro del presidente Bush. Algunos se preguntan si eso es parte de la honda autocrítica que recorre a Cuba con pugnacidad. Realmente no lo sabemos.
Pienso que el presidente norteamericano hizo bien en hablar de Cuba y en clamar por la solidaridad internacional a favor de la libertad del pueblo cubano. Era hora de que se dijera en el mismo rostro del castrismo, y el presidente Bush lo hizo con precisión y coraje, representando a los Estados Unidos, que en Cuba la libertad ha sido perseguida cruelmente.
La soberanía cubana ha sido pisoteada por el totalitarismo comunista durante cinco décadas, al no permitir la participación ciudadana en el rumbo de la nación. Ese andar errático, criminal y autoritario del castrismo, es lo que justifica plenamente que las naciones amigas se preocupen de mostrar y conocer la verdad de lo que ocurre en Cuba.
Mientras tanto, nos seguimos alegrando de que por el mundo aparezcan las estatuas amorosas de Cristo, pero nadie reclame exhibir las de Stalin.
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