EL DISCURSO DEL PRESIDENTE BUSH
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EL DISCURSO DEL PRESIDENTE BUSH
Por Iliana Curra.
Tal parece que el discurso del presidente, George W. Bush, realizado en el Departamento de Estado sobre Cuba, ha levantado ronchas y picazones a quienes intentan suavizar las relaciones con la tiranía castrista. También es cierto que, no es justamente lo que queremos en términos de acabar con el régimen castrista. Pero de igual forma, es cierto que en materia de apoyo moral, ha sido lo mejor que hemos escuchado, sobre todo en estos últimos tiempos en que vemos a un presidente de Honduras visitar Cuba y quedarse boquiabierto con las “conquistas de la revolución”. A un canciller colombiano viajar a la isla y reírle las payasadas a Felipe Pérez Roque y a Raúl Castro, a un Felipe Calderón, presidente de México, casi llorando que le permitan ver al vejete, y a un Luis Ignacio “Lula” Da Silvia preparando maletas para visitar a Cuba el próximo mes de noviembre. Todos ellos son presidentes electos democráticamente, pero visitan la dictadura y hacen oidos sordos a las peticiones de la oposición o a los familiares de los prisioneros políticos. A ninguno les importa que en Cuba se reprima, se patee, se encarcele o se convierta en status de no persona a aquellos que no aceptan la tiranía.
Todos ellos viajan a la isla a recibir el abrazo de un padrino agonizante que, aún muriendo, controla la mafia en el continente latinoamericano, ahora apoyado por los petrodólares de un fanfarrón con mucho dinero que lo convierte en extremo peligroso, y que sigue al pie de la letra la doctrina castro-comunista.
Es por eso que, en mi opinión, el discurso del presidente norteamericano fue tremendamente alentador. He hablado directamente con madres y esposas de prisioneros políticos en Cuba, algunas de ellas viven en provincias alejadas de la capital, y me cuentan que sintieron ese apoyo necesario en momentos como éstos, donde una palabra de aliento, sobre todo viniendo de un presidente democrático, les da fuerza para continuar en la batalla diaria que sostienen con el dolor de ver a los suyos padeciendo la brutalidad de una dictadura de medio siglo en el poder. Ojala muchos presidentes de países libres tuvieran la dignidad y la vergüenza de hacer lo mismo.
Y como no podía faltar, vemos las declaraciones casi exactas de Vladimiro Roca y Miriam Leyva, ambos llamados disidentes, que se enfocaron, más que todo, en decir: “…todo sigue igual”, y una frase copiada del Partido Demócrata: “…los republicanos están tratando de que no se pierda la Florida”, tal parece que dominan el tema electoral floridano como si vivieran aquí, en vez de analizar el mensaje de apoyo a quienes ahora mismo están sufriendo de verdad la mayor represión de ese régimen: los presos políticos.
Decir que el embargo comercial “ha fracasado” y que “ya no tiene importancia alguna, ni representa una cuestión fundamental en la política”, es no querer reconocer la presión económica impuesta a la dictadura. Pero ellos prefieren los viajecitos académicos, los jueguitos de béisbol y los paseos de turistas por la isla porque, según han opinado antes, son los que llevarían la democracia a Cuba, como si la democracia se repartiera en condones y bolsitas de pacotilla como pago de favores sexuales a los jóvenes y niños que son prostituidos por estos tipos de gentes. Vamos a dejarnos de boberías, que todos somos cubanos y sabemos muy bien a qué van la gran mayoría de los turistas allá.
A Menoyo, ni lo voy a mencionar. Todos lo conocen, es justamente el personajito barato que lleva años llorando una oficinita para llevar su Cambio Cubano a la isla, pero sin cambio.
Lo que es una pena es que sean estos patéticos personajes quienes tienen acceso a la prensa extranjera, porque los cables reflejan, salvo excepciones, como Martha Beatriz Roque, las desatinadas opiniones que no representan el sentir de los que verdaderamente padecen el sufrimiento diario en las inmundas celdas castristas.
Otros comentarios críticos son los de la hija del vejete, Alina Fernández Revuelta, quien ha dicho: “Con los errores que ha cometido y a estas alturas de su mandato, Bush podría guardarse su opinión. Puede transformarse en un pretexto para que la represión en Cuba recrudezca”. No sé si tiene que ver con los genes paternos, pero pedirle al presidente que “podría guardarse su opinión”, me parece que estoy escuchando al vejete tirano ordenando a Bush que se calle. En fin, como estamos en democracia, ella también tiene su derecho a opinar, aunque su opinión sea políticamente parcializada y patrióticamente estúpida.
Lo que no acabo de entender es a ésos que siempre se jactan de decir que el embargo, las medidas, y ahora este discurso de apoyo a la causa cubana, es lo que pudiera provocar que se recrudezca la represión. Como si en Cuba nunca hubiera habido represión. Como si a la dictadura le hiciera falta justificar realmente esa permanente represión a que ha sometido al pueblo.
Opiniones son opiniones, esa es la democracia que les falta allá. Mientras, yo sigo opinando que fue favorable el discurso, que los familiares de los presos están tremendamente alentados, y que los prisioneros políticos, ésos que ahora pueden estar siendo torturados, deben estar inmensamente agradecidos de que alguien tan importante como es el presidente de la nación más poderosa del mundo, los haya mencionado, y que sus nombres no pasaron inadvertidos ante la representación diplomática de muchos países que se encontraban allí, incluyendo a quienes aún apoyan la dictadura de los hermanos Castro.
Ellos son los que debieran hablar, pero no pueden, porque están viviendo en la represión recrudecida que dice Alina, pero desde mucho antes de que el presidente, George W. Bush hiciera este discurso.
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