MI TÍO JUAN
Nicolás Pérez Diez ArgÜelles
Los sobrinos no escogen a sus tíos, son los tíos quienes escogen a los sobrinos y a mí me escogió tío Juan.
Desde que yo era una criatura siempre me demostró su afecto haciéndome la vida imposible. Cuando no estaba atemorizándome

Cuando joven pensaba que los héroes eran sólo gente como Leónidas el general de la batalla de las Termópilas o Antonio Maceo y sus 22 heridas de machete. Con el tiempo, la madurez y los años vividos me hicieron cambiar de opinión. Héroe es aquel hombre de hogar, apolítico, pacífico y bueno, que en los momentos en que su patria, su familia o su dignidad personal están en juego, cuando todos retroceden, él vence sus miedos, da un paso al frente y lleva el sentido del deber hasta sus últimas consecuencias. Eso hizo tío Juan. Se lanzó a combatir al castrismo a mediados del 60 y era el coordinador municipal en Cárdenas del MRR (Movimiento de Recuperación Revolucionaria). Su principal responsabilidad era suministrar armas y alimentos a las guerrillas de los llanos de Matanzas.
Estuve siempre con tío Juan en las alegrías, las penas y los miedos. Juntos estábamos escondidos en la misma casa cuando en abril de 1961 la Brigada 2506 desembarcó en Playa Girón. Resolví entregarme para que me llevaran junto a mi padre, que estaba preso. Segundos antes de partir le advertí a mi tío que no se moviera de aquel refugio porque si lo capturaban sería condenado a muerte. No me obedeció.
Nos volvimos a tropezar en la circular #1 de Isla de Pinos. A pesar de que Papi estaba preso en San Severino y mi tía Mamiña en Guanajay, me sentía como en familia. Estudiaba de 7 am a 6 pm y me iba para la celda de tío Juan. Luego de 8 a 10 a la celda de tío Colacho, el hermano mayor de mi padre. Algunos sábados los pasaba con mi primo Fernando de Rojas, a quien le gustaba como a mí la poesía.
De aquellos tiempos guardo de mi tío ráfagas de recuerdos. Su compañero de celda era un dirigente obrero llamado Pancho Aguirre tan pesimista que estaba estudiando ruso. Se querían mucho. Los dos se pasaban el día jugando ajedrez tratando de hacerse trampas el uno al otro. Recuerdo de entonces algo cómico, una carta que escribió a mi tío su hija Gracielita y él me leyó con solemnidad. La carta decía: ''Ahora hay un conjunto musical lla

Nos tropezamos por última vez en una funeraria. Ya tío no conocía ni a sus hijas. Me le acerqué y le pregunté quién era yo y me respondió en el acto sonriente: ''Tú eres Montañita''. Y no creo que fuese cuestión de afecto, sino que en medio de su Alzheimer sentía culpabilidad por lo mucho que me había hecho sufrir de niño.
Estuve junto a él siempre y fue mi orgullo. Pero nunca tanto como el día de su juicio, en que, condenado a muerte, el fiscal dijo de él: ''Este Juan Argüelles es tan atravesado y animal, que no sólo no ha dicho media palabra de sus actividades, sino que se ha negado a darnos ni siquiera su nombre y apellido''. Así son los héroes.
nicop32000@yahoo.com
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