LOS ULTIMOS DIAS DE DICIEMBRE
Sería bueno aclarar lo siguiente solamente expondré algunos HECHOS:
1) Fulgencio Batista había prometido dejar el poder después de las elecciones de 1958 e irse del país. En 1944 había cedido el poder a la Oposición.
2) En marzo de 1958, según se lee en el libro El Último Año de Aquella República del oficialista Juan Abreu, publicado en Cuba en los años 80s, Batista le propuso a Fidel Castro que el Movimiento 26 de Julio participara como un partido político en las elecciones de finales de 1958. Castro rechazó la propuesta diciendo que era una trampa de Batista. Los años nos han dicho que Fidel Castro no sólo quería Poder, sino todo el Poder de manera vitalicia; esos objetivos aspiraciones ocultos no le eran posible en el marco democrático y pluripartidista.
3) El M-26-7 había aterrorizado a la población cubana propagando noticias y advertencias de que se iban hacer atentados terroristas contra la población que fuera a votar. Muchos votantes daban sus cédulas electorales a personas para que votaran por ellas. Las represalias contra los que votaron en esas elecciones fue tan grande y tan larga, que los que votaron en 1958 no pudieron integrar las filas del PartidoComunista de Cuba durante décadas.
4 ) Fulgencio Batista había tenido ciertos encontronazos con estructuras del poder en EE.UU por hechos como:
a) Llevar a licitación la obra del túnel de la bahía de La Habana, ya que fue otorgada a una compañia francesa y no a la compañia que presidía el hermano del Presidente Eisenhower.
b) Desarrollar el cultivo del arroz en Cuba, lo cual afectaba a los cultivadores y exportadores de arroz de la cuenca del Mississippi.
c) El desarrollo de la industria del aceite vegetal, lo cual iba en contra de los exportadores de manteca de cerdo norteamericanos
d) Ciertos privilegios que el gobierno le había dado a una planta productora de níquel, de la cual Batista era uno de los dueños, en contra de la otra planta productora de níquel que había en el país y que era norteamericana.
e) Pese al lobby norteamericano a favor del azúcar producida en Cuba ( por eso el 40% de la industria estaba en manos norteamericanas ), el gobierno de EE.UU. había afectado la cuota azucarera cubana en el mercado norteamericano.
Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) -Me uno a la pena que siente mi colega Rafael Alcides cuando en una de sus últimas crónicas - publicada en el portal Encuentro y muy buena por cierto- piensa en aquellos bellos semidioses que aún gobiernan Cuba, convertidos hoy muchos de ellos en viejitos barrigones a punto de morirse o tras bambalinas, como complemento de la antigua decoración de un prolongado y muy bien urdido show.
Fueron héroes un poco antes de atravesar la Isla en jeeps, y camiones descapotados, con sus rosarios y cruces al cuello, sus barbas, sus uniformes raídos y sobre todo, sus expresiones de asombro e incredulidad.
Habían llegado a la civilización, o mejor dicho: al final de una guerra que parecía no tener fin.
Pensaban, razones tenían para hacerlo, que habían derrotado a una dictadura de siete años en el poder. No fue así.
La realidad se parecía de tal modo al derrocamiento de un tirano, que apenas se hablaba de lo que sucedió por aquellos últimos días de diciembre.
Es cierto que las elecciones generales resultaron fraudulentas y que sólo el 30% del electorado había votado, pero también es cierto que Estados Unidos fue el único país que hizo todo lo posible para que la sangre de los cubanos no siguiera derramándose en sierrras y llanos, suspendió el envío de armas al dictador y pidió a su embajador en Cuba, señor E.T. Smith, que se entrevistara con Andrés Rivero Agüero en busca de una fórmula para la paz.
Días después, el 9 de diciembre de 1958, la Casa Blanca envió a Cuba a William Pawley para que se entrevistara con Fulgencio Batista. Le dice por lo claro que debía retirarse para evitar que continuara la guerra y así lograr la prosperidad del país caribeño, y que además, Rivero Agüero no gozaba del apoyo de Estados Unidos.
Siete días más tarde el dictador escucha el mismo consejo de labios del embajador norteamericano. Sin embargo, no se decide a abandonar el poder. Otro dictador, Rafael Leónidas Trujillo, le ofrece ayuda militar y Batista no la acepta. Prefiere que Eulogio Cantillo converse en las montañas el día 24 con Fidel Castro.
Cantillo trasmite al dictador el acuerdo: traspasar el poder a una junta militar y que Batista abandone la Isla el 26 de enero de 1959. Finalmente Fulgencio Batista acepta el consejo de Washington y en dos aviones, rodeado de familiares y sus más fieles colaboradores, parte hacia Santo Domingo la madrugada del 31 de diciembre de 1958.
La derrota de Batista, así lo dice la historia, también fue un logro del gobierno de Estados Unidos, pero no así la paz, y mucho menos la prosperidad económica de nuestro país caribeño.
El 2 de enero de 1959 comienzan a celebrarse juicios sumarísimos por orden de Raúl Castro y se fusila a cientos de personas vinculadas a la represión del régimen depuesto. Es una fecha que marca, sin duda alguna, el preludio de las guerras en las que Cuba se vería envuelta durante más de treinta años en distintos países del mundo: Venezuela, Panamá, Angola, Etiopía y en todas las guerrillas latinoamericanas.
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