ESPECIALIDAD DE UNA BRIGADA ESPECIAL
Amarilis Cortina Rey, Cuba Verdad
LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - La hostilidad con que se vive en Cuba debido a la falta de libertad y la desesperanza que invade cualquier posibilidad de mejoras, es lo que empuja a la gente a tratar de cambiar su futuro, y corriendo todo tipo de riesgos atravesar las barreras marítimas que los separan del resto del planeta.
El pasado 28 de diciembre veintiocho cubanos estaban en un sitio llamado La Boca, en la playa Santa Lucía, provincia Camagüey, esperando una embarcación que los sacaría del país de manera clandestina.
Un integrante del grupo, Jesús Hernández Matamoros, de cuarenta años, residente en Ciudad de La Habana, dijo que entre ellos se encontraban tres menores, de ocho, diez y quince años; y diez mujeres. Cerca de las tres de la madrugada irrumpió en el lugar un camión repleto de policías de la llamada “brigada especial”.
Hernández recuerda que los policías se bajaron del camión disparando al aire con sus armas automáticas, y amenazando con bastones de gomas y con gritos: “Al que se mueva lo mato”. “Al que se mueva lo mato”.
“Nos quedamos paralizados del susto –cuenta Hernández-, pero a aquellos policías no les importaba nada; actuaban con nerviosismo histérico, golpeando a todo el mundo. A las mujeres y los niños los halaban por manos y piernas y los lanzaban dentro del camión”.
Jesús protestó de la actitud de la policía: “No hay necesidad de tanta violencia. Aquí nadie está armado ni se he rebelado contra el gobierno”. El jefe de la tropa le respondió dándole una patada en el pecho, y gritando: “Cállate, nosotros somos de la brigada especial”.
Un abogado que se encontraba en el grupo trató de exigir sus derechos constitucionales. A este hombre lo golpearon con un bastón de goma en la cara y el pecho y perdió el conocimiento. “Otro policía tomó al niño de quince años por el cuello, lo golpeó en el rostro con la mano abierta y lo lanzó al camión. Un señor ya mayor, llamado William, con problemas cardíacos, se encontraba inconsciente debido a problemas cardíacos” –expresó Hernández, quien añadió:
“Nos trasladaron a la estación de policía de Santa Lucía, y después al Departamento de Seguridad del Estado de Camagűey. Allí permanecimos en celdas tapiadas durante tres días. Los niños y las mujeres quedaron en Santa Lucía y fueron liberados después de varias horas”.
El grupo estaba formado por diez residentes en Ciudad de La Habana, tres de Cienfuegos, dos de Holguín y el resto, hasta la cifra de 28, de Camagűey. Entre ellos un joven de apellido Parra, ingeniero eléctrico, que trabajaba en el aeropuerto de esa ciudad.
Según informaciones de la prensa internacional, en los primeros quince días de 2008 el servicio de guardacostas de los Estados Unidos ha interceptado a 203 cubanos en el Estrecho de Florida, mientras que unos setenta han logrado pisar tierra firme.
El gobierno de La Habana culpa del continuado éxodo de cubanos hacia Norteamérica a la Ley de Ajuste Cubano, conocida en la isla luego de la firma de los acuerdos migratorios firmados por ambos países en la década de los años 90, luego de la crisis de los balseros.
Sin embargo, la fuga de cubanos hacia cualquier lugar del mundo se inició con el triunfo de la revolución en 1959.
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