miércoles, abril 02, 2008

LAS ¨MEDIDAS ¨ DE RAUL CASTRO

Tomado de El Tono de la Voz, de Jorge Ferrer


Las ¨medidas ¨de Raúl Castro

Por Jorge Ferrer

( fragmento )
Lo que digamos los cubanos del exilio, yo mismo que me acabo de calentar taza de leche en microondas, sobre lo que significan para los cubanos que viven en Cuba las «medidas de Raúl» vale de poco, si lo hacemos desde la ignorancia –o el olvido- de la vida bajo un régimen donde está –estaba- reglamentado hasta el largo «tíiiin» del microondas.

Ya están los primeros «cambios». ¿Que son insustanciales, si vistos desde la perspectiva de un cambio hacia un régimen de libertades y respeto a los derechos civiles? Pues, claro. ¿Que no significan la claudicación del partido comunista y sus largos dedos represores? Ciertamente no.

Los presos permanecen en las cárceles. Los cubanos tienen prohibidos derechos tan elementales como son los de asociación o libre contratación. Y largo etcétera.

Cierto es también que las «medidas de Raúl» tienen el confeso propósito de perpetuar el actual sistema de gobierno y represión con vistas a una transición hacia un capitalismo de Estado que gestione la cúpula militar empresarial salida del MINFAR.

Pero mientras Cuba y los cubanos sean incapaces de sacudirse el yugo de la dictadura y encauzar la vida pública por cauces democráticos, algo en lo que andan entretenidos sin éxito desde que de ellos se tiene noticia, me complace saber que el régimen se ha visto obligado a levantar prohibiciones humillantes que hemos criticado siempre y con toda razón.

«Sí, pero eso de alojarse en hoteles o adquirir bienes de consumo carísimos sólo lo podrán hacer unos pocos», me decía alguien anoche. Para mi sorpresa, estaba ante reproche a la dictadura por renunciar a la doctrina de la miseria compartida.

«Tíiiin», suenan los microondas en Marianao o el Cerro. Y me felicito, porque romper el igualitarismo comunista y despedirse de él son los primeros pasos para construir una sociedad más libre, aunque sea también injusta.

«Hola», en albanés, se dice «Mierdita». Ya he dicho aquí que conviene saludar lo que no conlleve mayor miseria para los cubanos, sin que ello signifique dejar de exigir, y soñar, una transición plena hacia una Cuba libre y democrática.

Yo lo saludo, aunque sea con bilingüe hola.