domingo, julio 27, 2008

EL ASALTO AL CUARTEL MONCADA Y PORQUE A FIDEL CASTRO SE LE RESPETÓ LA VIDA

El ataque al C. Moncada por protagonistas en A Mano Limpia

Primera Parte



Segunda Parte

http://www.youtube.com/v/zQlm92SMfYo&hl=es&fs=1


Tercera Parte
http://www.youtube.com/v/0IfPiOmzjZU&hl=es&fs=1


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El Coronel Ugalde Carrillo cumplió la misión encomendada por Batista, a pedido de su amigo Rafael Díaz Balart, suegro de Fidel y abuelo de Fidelito, y buscó la mediación de la Iglesia y la cooperación del Coronel Alberto del Río Chaviano en Santiago de Cuba.

La siguiente carta es una muestra de que el
Arzobispo Monseñor Pérez Serantes estaba en el lugar donde fueron detenidos Fidel y 7 combatientes más porque el Coronel Alberto del Rio Chaviano le había dicho el lugar donde estaban escondidos Fidel y sus compañeros.

ARZOBISPADO DE SANTIAGO DE CUBA

CARTA AL CORONEL DEL RIO CHAVIANO


Santiago de Cuba, 30 de julio de 1953

Coronel Alberto del Río Chaviano.
Jefe del Regimiento No. 1 ¨Maceo ¨.
Ciudad.

Muy distinguido amigo:

1 Gustoso me brindo a ir en busca de los fugitivos que atacaron el Cuartel Moncada enla mañana del domingo pasado, y agradezco mucho a Ud. las facilidades que me dé para lograr el noble propósito que a Ud. y a mí nos anima en este caso. Asimismo agradezco las garantías que a los fugitivos y a mí nos brinde Ud. para llevar a vías de hecho el nobilísimo fin de de que aquellos depongan las armas y vuelvan a la normalidad, llevando la tranquilidad a sus desolados hogares y a toda la familia cubana, que está sufriendo preocupada por la suerte de estos muchachos y por la tranquilidad de la República.

2 Prestar este servicio y cualquier otro por arduo que sea, que esté a mi alcance, nunca será demasiado para quien está obligado como lo estoy yo, a procurar el bienestar de la familia cubana, y a sacrificarse cuanto sea necesario para servir a sus hermanos.

3 Sólo espero que Ud. me haga el favor de facilitarme la manera de poder encontrar pronto a los fugitivos, donde quiera que se encuentren, con tal que pueda llegar al lugar donde ellos se hallan, o acercarme a ellos a un lugar seguro convenido de antemano. Espero, pues, sus indicaciones para dar comienzo sin más dilación a esta labor.

Aprovecho esta portunidad para felicitar a Ud. una vez más por sus nobles y cristianos sentimientos, por este rasgo propio de un militar altamente pundonoroso, honra y prez del Ejército, digno del alto cargo que desempeña, de tanta responsabilidad siempre, pero de modo especial en estos críticos momentos. Suerte para la República, y suerte grande para Santiago de Cuba contar con un jefe así a la hora presente.

Bendiga el Señor esta empresa, y bendíganos a todos. Bendiga la República.

Su S.S. amigo y Prelado que lo bendice,

ENRIQUE, Arzobispo de Santiago de Cuba.