lunes, julio 14, 2008

FAVORES AL ENEMIGO ( FINAL )

Favores al enemigo (final)


Por Luis Cino

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - No es un chiste. Pérez Betancourt culpa al imperialismo yanqui de buena parte de las deficiencias de la prensa oficial. Sólo la advertencia sobre la posibilidad de una implosión de la revolución, contenida en el discurso-testamento de Fidel Castro en la Universidad de La Habana, en diciembre de 2005, le reafirmó una vieja incertidumbre:

“¿No será que de tanto evitar darle armas al enemigo, de tanto contener los disparos hacia las deficiencias de nosotros mismos, le hemos hecho un importante favor al enemigo?”.

Elemental, colega. La prensa oficial aprendió demasiado tarde que sus zonas de silencio y su espalda vuelta a las penurias del pueblo son las que nutren al periodismo independiente. Ahora es demasiado tarde, princesa. Los cubanos, ante un atropello, vuelven los ojos a “la gente de los derechos humanos” y no a los periodistas de Granma o el Noticiero de Televisión.

Los ataques de Pérez Betancourt, Lázaro Barredo y otros de la comparsa contra los periodistas independientes son una sarta de sandeces. Aprendieron a leer en las mismas cuartillas que ellos. Decían Fidel y revolución y no estaban editadas en la Sección de Intereses norteamericana. Estuvieron sometidos a los mismos torturantes manuales marxistas. No hay razones para la enemistad. Algo en común debe haber, si exceptuamos la dignidad y el miedo.

( Rolando Pérez Betancourt )

A pesar de sus prebendas y sus vanas pretensiones de creerse los genios del tecleo, en el fondo, los oficialistas anhelan la independencia de escribir sin imposiciones (a excepción de Lázaro Barredo, que es feliz al frente del periódico Granma). Tirarían con gusto las etiquetas que le colgaron al oficio.

A propósito, el periodismo independiente (para el que Roly Pérez Betancourt decreta “ninguna libertad”) no trata de robar nada a los periodistas oficiales. Menos que nada, la libertad. Por el contrario, los hace más libres. Si no existiera un periodismo alternativo al oficial, tal vez el VIII Congreso hubiera seguido indefinidamente aplazado

Carta del Comandante en Jefe aparte, ¿no deseará Alina Perera Robio escribir sin camisa de fuerza ni cinturón de castidad? Lo digo porque la periodista confiesa que no le interesa “un socialismo gris, aburrido, chato” y mucho menos echar su suerte “en uno que no sea moral”.

¿No seducirá a Rosa Miriam Elizarde, un tanque pensante sub-aprovechado, la idea de tener un blog tan original (aunque esté “hosteado en Alemania” porque en su país no se lo permiten) como el de Yoani Sánchez, a quien tanto criticó por recibir un premio madrileño que no le permitieron recoger?

En el VIII Congreso se debatió duro, hasta donde se pudo y lo permitieron, sobre la política informativa “dentro de la revolución”. Es un problema tan antiguo como Gutenberg, bromeó el general Raúl Castro en la clausura. Pero se va a resolver, dijo. Luego, se sonrió enigmático, no dijo más y dejó a todos “en eso”.

Pese al tono jocoso, la futura solución anunciada por el general-presidente fue lo más serio y alentador que se escuchó en el VIII Congreso de la UPEC. Al menos, fue infinitamente más serio que proponer al presidente venezolano Hugo Chávez para el Premio Nacional de Periodismo José Martí. La insólita propuesta de los delegados de una emisora de radio santiaguera fue también, en cierto modo, “dar armas al enemigo”.

luicino2004@yahoo.com