LA PEREZA DEL POLICIA
Tomado de http://www.cubaencuentro.com/juan-antonio-blanco
La pereza del policía
Por Juan Antonio Blanco | 01/07/2008 3:16
Sin acceso masivo a Internet la sociedad cubana no podrá entrar en el nuevo proceso civilizatorio de la información. Al país le ocurrirá algo similar a lo sucedido a aquellos grupos humanos que permanecieron anclados en sociedades agrícolas o nómadas mientras la civilización industrial se expandía por el resto del orbe.
Es por eso que lamento tanto que se busquen subterfugios para escamotear a la isla el desarrollo a que tiene derecho.
El pasado mes de mayo se publicaban en la isla estas declaraciones de un Vice ministro de Comunicaciones: "No tenemos ninguna preocupación de que los ciudadanos se conecten (a Internet) desde su casa, pero hay problemas de carácter técnico y de recursos de los que el país no dispone" (…) "Por culpa del bloqueo (de Estados Unidos), nosotros no tenemos acceso a la fibra óptica que rodea el país y eso limita mucho nuestro acceso a Internet internacional". Después que el ciclón Andrew dañara el cable analógico de la ATT con Cuba esa corporación, con autorización del gobierno de Clinton, propuso a La Habana repararlo y tender otro adicional de fibra óptica para operar en lo adelante con dos cables que trabajasen de modo simultáneo. Todo ello costaba una fracción de la conexión submarina que ahora se pretende lograr con Venezuela y además se instalaba en brevísimo tiempo. Es pertinente recordar que Fidel Castro desdeñó esa oferta.
Por otro lado, la estación terrena de comunicaciones por satélite con tecnología francesa, instalada en la isla con motivo de los Juegos Panamericanos desde 1991, puede ampliar de manera inmediata y casi ilimitada el flujo de comunicaciones incluyendo las que se realizan vía Internet. El embargo no es un impedimento a esa opción. Basta con contratar canales adicionales de la misma estación satelital y dedicarlos a Internet. El problema está en otra parte. Radica en la persistencia de la vocación totalitaria que privilegia el control sobre las comunicaciones por encima de las necesidades del desarrollo.
La competitividad en la economía global depende hoy de la capacidad que se tenga para que cada sector y esfera de la sociedad pueda sacar provecho a la altísima velocidad de los procesos mundiales de información. Pero eso no es factible con niveles de conectividad con el World Wide Web peores que Haití y siendo el cuarto país más lento del mundo al interactuar con esa red de redes. En toda la capital existen actualmente solo dos cyber cafés para más de dos millones de habitantes.
La justificación alternativa a echarle la culpa al "bloqueo de Estados Unidos" por esa situación es decir que el control sobre Internet resulta, en las condiciones de Cuba, indispensable para la seguridad nacional. El argumento, sin embargo, no se sostiene. Para aceptarlo se hace necesario desconocer que países muy afectados por el terrorismo no se privan de esa herramienta para así evitar un ataque, sino buscan otras modalidades con las que protegerse de ese flagelo. El problema radica en pensar las comunicaciones de una nación desde la estrecha perspectiva policíaca. Lo que en realidad afecta la seguridad nacional es la baja conectividad con Internet que impide el desarrollo de la isla.
La concepción estalinista de la seguridad nacional consiste, en esencia, en facilitar el trabajo de la policía a expensas del desarrollo. Meternos a todos en una aséptica urna a prueba de virus externos constituye la máxima aspiracion de sus promotores. Para ellos sería mejor que no hubiese turismo, ni correos, ni sistema telefónico en el país. Así el grado de seguridad -según la entienden- sería supuestamente mayor y la policía trabajaría menos que ahora. Desde su perspectiva, anclada en mentalidades del pasado siglo, la pereza del vigilante es sagrada, pero el desarrollo nacional no lo es.
Sucede que el sorprendente llamado a “domar el potro salvaje de Internet” -curiosa visión de "rodeo" campestre para lo que constituye un tema de alta tecnología- es tan iluso hoy como lo fueron en su momento las pretensiones del movimiento anti industrial a inicios del siglo XIX. Pero quienes lanzan esas consignas siguen creyendo más importante impedir que alguien pueda leer el blog de Yoani Sánchez que facilitar la transformación exitosa de Cuba en una sociedad de la información.
Se quiere controlar el presente y futuro con la lógica del pasado cuando una nueva época se nos viene encima.
Publicado en: Cambio de época
COMENTARIO
Oscar Visiedo (Usuario no autenticado)
08/07/2008 14:20
Liberemos al potro salvaje de la tecnología.(Me refiero a la información siguiente: EFE: Washington reta a Cuba a abrir internet / http://www.elnuevoherald.co...latina/cuba/story/238961.html)
Con respecto al ofrecimiento del jefe de la sección de intereses de los Estados Unidos en La Habana, Michaes Permly, de conectar a Cuba a Internet si el gobierno de la isla da acceso irrestricto a la población, es preciso comentar que Cuba ya está conectada a Internet a través de canales satelitales, cuya capacidad corresponde a lo que las autoridades cubanas solicitaron en su momento y los cuales podrían ser ampliados. Lo que está en disputa, y es utilizado por el gobierno cubano como argumento para impedir el acceso masivo a la Internet , es la conexión a través de un cable de fibra óptica submarino.
No es adecuado que el gobierno de los Estados Unidos se arrogue el derecho a decidir quién se conecta o no a Internet, si se tiene en cuenta que esta red de redes se ha constituido en un fenómeno global que interesa a todo el mundo y que no puede ser manejado unilateralmente por ningún país, independientemente de su peso específico dentro de la misma.
Es preciso reclamar al gobierno cubano que cese el apartheid digital que ha impuesto en la isla y que desista de su vano afán por mantener aislada a la isla de la Internet global. No obstante, no corresponde al gobierno de Estados Unidos definir qué empresa o empresas deben operar los enlaces a Internet.
En el embargo económico a Cuba están excluídas la información y los productos culturales, por lo que mantener las restricciones a la transferencia de tecnología de información constituye una franca contradicción con el hecho de que hoy día la información es cada día más electronica; o sea, se produce, soporta, comunica y usa utilizando las tecnologías de información: computadoras, medios de almcenamiento, internet, etc.
Las nuevas tecnologías en sí mismas son un mensaje de modernidad. En Cuba lo que se disputa no es una batalla de ideas entre derechas o izquierdas; fundamentalmente es entre la modernidad y prácticas y conceptos ya superados por la historia. El comunismo colapsó en la Unión Soviética porque dicho sistema no fue capaz de transitar a la sociedad de la información. Por ello, en las condiciones cubanas, debe facilitarse la más amplia transferencia de tecnología, información y contactos entre especialistas de ambos países. Ya se ha comenzado por los celulares, los que, por cierto, cada vez se parecen más a una computadora.
El gobierno cubano está empeñado en domesticar al “potro salvaje de la tecnología”. Continuar entorpeciendo la transferencia de las tecnologías de información, no es sino un manera de ayudar en esta tarea sujetándole una de sus patas.
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