domingo, agosto 10, 2008

LESCAYLLERS ATACA A ZOÉ VALDÉS


Lescayllers ataca a Zoé Valdés

Por Nicolás Aguila


El columnista Ogsmande Lescayllers atacó virulentamente a Zoé Valdés en su artículo Zoe Valdés y la prueba del algodón , publicado el pasado 20 de julio en el digital gallego www.xornal.com.

Lescayllers está muy convencido de que la narradora cubana "Zoé Valdés necesita darse una ducha de modestia". Pero él no se aplica la receta. No sigue la vieja máxima que aconseja curarse uno mismo antes que a los demás: Medico, cura te ipsum. El doctor Lescayllers es el que ni por coña se baña en las aguas termales de la humildad, y buena falta que le hace.

Lescayllers se vende a sobreprecio y se anuncia pomposamente como "Poeta, novelista, periodista, ensayista, y crítico de arte cubano", justo al lado de su nombre, como quien se agrega cinco apelldos más y todos muy campanudos. Dígame de qué alardea y le diré de qué pata usted cojea.

( Ogsmande Lescayllers )

Pero ¿por qué me ocupo ahora de responder a un artículo intrascendente escrito hace casi tres semanas? Pues no tanto por salir en defensa de Zoé Valdés (que ella no lo necesita y sabe defenderse bien cuando lo desea), como por la vergüenza de ver a un cubano pronunciarse en España contra la democracia y la libertad, unas veces por acción y otras por omisión, pero siempre con rencor.

Su última columna de ayer viernes es toda una invectiva contra el Estado de derecho (el mismo que le permite vivir y escribir libremente sus paparruchas), a la vez que constituye una exaltación de la esclavitud del pueblo chino.

( Zoé Valdés )

No niego el derecho de Lescayllers a opinar en contra de los hechos por medio de sus artículos peripatéticos, pero reivindico al mismo tiempo mi derecho a decir lo mío y a contradecir sus patochadas. De nada serviría la pluralidad si no se singularizan las diferencias.

Dado que primero le dejé un comentario en el foro de los lectores, al fondo de su columna, que no fue aceptado por el moderador, ahora aprovecho y aquí mismo me he bajado en treinta y una.

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A continuación reproduzco el comentario, con algunos añadidos, que me 'moderaron' en www.xornal.com:

A Zoé Valdés la atacan por los dos flancos. Por un lado, es el blanco predilecto de los mojigatos que se escandizan con el sexo y le achacan vulgarismos e incorreciones de sintaxis y estilo. Probablemente porque los puristas no logran darse cuenta de que en la narrativa a corazón abierto se suele descoyuntar el lenguaje y reinventar el estilo.
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Los que intentan hacerle el fo seguramente ignoran que cosas parecidas rajaban de Cervantes algunos de sus contemporáneos. Ya se sabe, aquellos con alma de cartabón que se identificaban más con la rigidez del gramático que con la libertad del creador. La falta de visión del paleto con pluma de ganso les impedía ver la grandeza de Cervantes y la humanidad sin fronteras de un monumental Quijote que rompía con los cánones al uso y establecía nada menos que el paradigma mismo de la novela moderna, por decir lo mínimo.
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Por otro lado, aparte de la mojigatería de los puristas, con Zoé Valdés se ensaña el avispero izquierdoso que esgrime el estilete de lo políticamente correcto y la daga de una tolerancia más que sesgada. Ser intolerante con la novelista cubana y negarle la sal y el agua a su bien cimentada fama de escritora, eso sí parece ser políticamente correcto.
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Sí Zoé sugiere que, tras el fin del castrismo, los militares deben pedir perdón al pueblo cubano en la Plaza Cívica, eso alborota el cotarro de la progresía. Los rojelios se ponen más rojos, se escandilazan y se abroquelan en su literalidad primaria. Les da por hacer lecturas literales y no entender lo que obviamente debe verse como una figura retórica que emplea la narradora como fuerza de expresión.
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Reunir en la Plaza a una fila interminable de culpables sería el desfile de nunca acabar, por lo que esa idea hay que entenderla como una imagen hipérbólica. Pero si se insiste en tomar al pie de la letra la hipérbole de Zoé, o si realmente la novelista así lo piensa en firme, su propuesta me parecería menos que peccata minuta en comparación con la "carga para matar bribones" que se oyó de nuevo el pasado 26 de julio en boca de Raúl Castro.
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Los celosos mastines del discurso de la tolerancia no se cansan de ladrar toda su intolerancia cuando se trata de la autora de La nada cotidiana. Según las reglas del juego sucio contra Zoé Valdés, ese contrasentido sí cabe dentro de las normas pacatas de lo políticamente correcto.
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El Dr. Lescayllers se acoge a ese truco para negar la mayor y mezclar en la ruidosa hormigonera de su artículo esas dos posturas tan distintas y tan iguales. Para ser un intelectual que hace gala de una retahíla de talentos y destrezas (novelista, ensayista y crítico, entre otras), uno esperaba que argumentara con razones más plausibles y menos viscerales.
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Pero la mezcla de su concretera no da para concretar una formulación fundamentada. Nuestro superintelectual combina lo más anticuado y superable de la vieja moral judeo-cristiana con lo más superficial y frívolo del pensamiento progre en la era de la postideología light. Sabe que atacar a Zoé es una manera de congraciarse con la progresía y, de paso, apoyar al castrismo por reducción negativa. De modo que a ese objetivo apunta sus misiles de corto alcance crítico, pero de un resentimiento tan largo y estrecho como la isla de Cuba.
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Se ha afirmado, medio en serio y medio en broma, que entre todos los pecados capitales la envidia es el más fácil de evitar, porque es el único que no causa ningún placer tangible. Pero la falta de recompensas placenteras no le impide a Lescayllers persistir en el vicio de afear los méritos de otros. La envidia no será tiña pero a él se le nota al vuelo.
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A Lescayllers no hace falta aplicarle la prueba del algodón o de la parafina para saber por dónde van sus tiros. Su autobombo de intelectual, crítico genial y poeta chic transparenta un Mesié Julián con voz impostada que vive atormentado porque no halla el registro ni la tesitura deseada.
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El algodón de su ridícula prueba estoy seguro que Zoé Valdés se lo pasa por el Arco del Triunfo de su vida y obra. Y yo, que nací guajiro, me lo paso por el Entronque de Manicaragua.

1 Comments:

At 7:51 p. m., Anonymous Anónimo said...

Neither army was broken up, but the Russian army retreated immediately

 

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