viernes, septiembre 26, 2008

COLORATURAS, COLEGIATURAS Y HOBBIES

Coloraturas, colegiaturas y hobbies

Por Luis Cino

Arroyo Naranjo, La Habana, septiembre 25 de 2008, (SDP) El pasado 7 de agosto, tirios y troyanos se encontraron en la casa de la calle Águila donde vivió Evaristo Estenoz. Funcionarios del Partido Único y disidentes conmemoraron juntos, como pudieron, el centenario de la fundación del Partido Independiente de Color.

De vez en cuando, la política alternativa cubana hace aportes novedosos. Luego de la rara conjunción de las esferas oficiales y disidentes para conmemorar los 100 años de los Independientes de Color, a la pelea cubana contra el racismo le crecieron alas y nuevos bríos mediáticos.

No se trata de que el gobierno cubano no practique alguna forma encubierta de racismo. Lo ha hecho desde que en 1959 abolió, de un escobazo que escondió el polvo bajo la cama, la discriminación racial. Luego, el Tally Man Banana, con barba y uniforme verde olivo, decretó que los negros debían estar eternamente agradecidos a la revolución por hacerlos personas y darles participación en su epopéyico proyecto.

Pero hoy ni los dos Esteban, Morales y Lazo, niegan los problemas de discriminación racial en Cuba. Basta mirar a las corporaciones o a la pantalla del TV. Sólo habría que echar una mirada al generalato de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior o a la población penal de la Isla. Lo que falta en negros en el primero, abruma en el segundo.

No es ese el primero, ni el más grave de los problemas cubanos. Los negros sufren discriminación y los homosexuales también. Hay pocos negros en el Buró Político del gobernante Partido Comunista. Hasta donde se conoce, no hay ningún homosexual. Al menos, fuera del armario. Dicen en las altas esferas que trabajan en base a resolver ambos asuntos. Vamos a ver, dijo un ciego… (¿Fue Ray Charles o Stevie Wonder?).

Recientemente, la facción en la oposición interna que opta por el socialismo democrático y se auto proclama moderada, tomó por asalto el tema del racismo y de la negra suerte del negro. Se presentan como si fueran el único proyecto político “reconocido y con trayectoria que ha tocado con profundidad tanto en el ámbito analítico como programático” la cuestión de la integración y los derechos del negro en Cuba.

Con ello, descalificaron a grupos veteranos de la oposición interna. Los diezmaron mediante el viejo expediente del plagio, la duplicación y las ofertas tentadoras del tipo de las que no se pueden rechazar.

Ha sido cuestionada la ‘poca solidez intelectual y debilidad estructural-programática’ de políticos con una probada veteranía y honestidad en el tema. Uno de ellos es José Vélez, que creó en agosto de 1998 y dirige desde entonces el Movimiento de Integración Racial “Juan Gualberto Gómez”.

Con argumentos de ese cariz, podría haberse descalificado a Lech Walesa, que a fin de cuentas era un simple electricista en los astilleros de Godansk. Un obrero con poca solidez intelectual y hasta cierto punto, aquejado de debilidades programático-estructurales.

Si se mira bien las cosas, Vélez (que como Walesa fue electricista) es bastante confrontacional (también como Walesa). Suele ponerse “verde” cuando de injusticias contra gente de cualquier color se trata.

Pero en Polonia no hubo ‘oposición moderada’. Faltaron los políticos ambiciosos y prudentes, con habilidad mediática y apoyo europeo. En Cuba surgieron a la izquierda de la disidencia, con coloratura negra, solidez intelectual y una fortaleza estructural-programática impecable. En ellos, la colegiatura alcanza las proporciones del hobbie de alto vuelo.

Son aficionados que alcanzan colegiaturas auto conferidas. Uno los conoce y les descubrirá, según pasan los años (como la canción que tocaba al piano, a petición de Bogart, el negro Sam en Casablanca) como politólogos, etnólogos, arqueólogos, antropólogos, etc. Todo esto, sin pasar por el engorroso trámite de la colegiatura. Esa que se obtiene en un medio académico reconocido (aún en “la universidad para los revolucionarios”) que avale tanta pluralidad de títulos.

No es que no crea en los diplomados, pero en lo personal, para saber como se las arreglan los negros en medio del desastre nacional, confío más en lo que dicen Vélez, los electricistas y los ganguleros. Dentro de cuatro años, conmemoraré con ellos el centenario de la masacre racista de 1912. Espero que el homenaje a las víctimas sea como es debido. Sin segurosos, blancos de himnos y banderitas, ni tíos Tom y prestidigitadores de la Asociación Yoruba o el Buró Abakuá.

Los políticos negros con solidez intelectual y fortaleza estructural-programática, más un sabio sexto sentido que avisa donde dice peligro y aconseja moderación, estarán allí. Llegaron para quedarse. Lo más importante quizás sea que los negros finos han decidido intelectualizar el debate y no tocar más rumba, no tocar más rumba…
luicino2004@yahoo.com

Nota: Las citas entrecomilladas pertenecen al ensayo “El problema racial en Cuba. La preocupación silenciosa” del historiador y director del Grupo Mediático Consenso, Leonardo Calvo Cárdenas (Revista Islas, número 9, marzo de 2008).