domingo, diciembre 07, 2008

EL HOMBRE MÁS VIEJO DEL MUNDO

El hombre más viejo del mundo


Por Manuel Vázquez Portal

Juro que no soy un televidente. Alguna vez cruzo frente al televisor y desde la distancia del remoto paso de canal a toda velocidad hasta que algo me llama la atención y me detengo para ver si logra cautivarme. En ese recorrido vertiginoso puede resultar que un comercial ingenioso o un personaje atractivo me consuma algunos minutos. Pero ocurre esporádicamente. Confieso que soy uno de esos fósiles que aún gusta de los libros y el silencio.

Ahora mismo me afiebro con tres textos. Casi termino Mañana, un desgarrador y excelentemente estructurado testimonio sobre el éxodo de Mariel, escrito por Mirta Ojito, que ha devenido el descubrimiento de una de las mejores periodistas que he leído. Voy a más de la mitad de Chiquita, la novela de Antonio Orlando Rodríguez que narra con una gracia sin par los avatares de una liliputiense cubana que conquistó el mundo con un poema de José Jacinto Milanés, un abanico y un talismán mágico y fue salvada de las aguas del Sena por un manjuarí que por poco le come un dedo a Sarah Bernhardt. Y recién inicio El canalla sentimental porque la curiosidad que me despierta el periodismo de su autor, Jaime Bayly, me ha incitado a escudriñarlo como escritor.

( Carlos Otero )

Y en esos escasos lapsos de credulidad mediática he tropezado con los tres mejores cómicos de la televisión hispana en Miami que, a mi modo de ver, son Carlos Otero, Alexis Valdés y Jaime Bayly. Cada uno con un estilo muy peculiar se las ingenia para divertir a un público de diferentes rangos de exigencias.

Carlos Otero derrocha cubanidad, pero sin agredir con groserías. Alexis Valdés aprovecha su extremo carisma para subir el tono a lo grotesco y a muchos de sus chascarrillos. Jaime Bayle apela a su refinada y amplia cultura, a sus mañas como entrevistador inquisitivo, a su desenvoltura como comunicador para sonsacar sonrisas.

Otero y Valdés son profesionales de la animación y el humor. Jaime Bayly es un excelente periodista y escritor. Pero como ya se sabe, la literatura no da pan, él se lo gana con un agudísimo e irreverente programa que puede resultar más hilarante y simpático que muchas supuestas comedias. Y esto no lo disminuye. Al contrario, lo eleva. Habla muy bien de su versatilidad. El humor, según Aristóteles cuando hablaba de la comedia griega de Aristófanes, es una vía para llegar a la verdad. ¿Por qué ha de desecharlo el periodismo?

( Alexis Valdés )

A Carlos Otero lo veía a menudo en La Habana. Era amigo de muchos amigos míos. Pero no recuerdo haberlo saludado en público. Hubiera sido incinerarlo. Para entonces yo hacía periodismo independiente y no era recomendable como amigo. Le vine a dar un abrazo cuando ya en el canal 41 conducía Pellízcame que estoy soñando. Le elogié sus programas anteriores made in Cuba y le deseé suerte. Gracias a Dios la ha tenido.

A Alexis Valdés lo recuerdo de alguna tarde en los jardines de la Unión de Escritores junto a Jacqueline Arenal o en un club nocturno del Vedado cuando su personaje era aún sólo Cristinito y yo lo disfrutaba tras la difusa cortina de unos rones trifulqueros. No éramos amigos, quizás nos saludamos de pasada, sin que nos recordáramos luego.

( Jaime Bayly )

A Jaime Bayly no lo conocía. Fue en Miami que lo descubrí. No es mentira lo de la desinformación que se padece en Cuba. Leyéndome a mí mismo, a Carlos Alberto y Gina Montaner fue que me llamó la atención. Su prosa ágil y desenfadada me lo acercaba más al narrador de cepa que al periodista dinámico. Una noche en que asistí a un programa de Mega TV, él entraba a los estudios, me dio la mano, elogió mis columnas y yo le devolví su cortesía. No es mi amigo, así que nadie puede acusarme de elogiarlo por otra fidelidad que no sea la fobia que ambos sentimos por los tiranos. Otero y Valdés tampoco son mis amigos. Vale el mismo principio. Si digo que son buenos en lo que hacen no me impulsa más que la honestidad. Hace falta mucho y buen humor en estos tiempos.

Mas se preguntarán qué hago yo hablando de estos temas. Muy sencillo. Esta semana he pensado demasiado en mis amigos que llevan más de cinco años en las cárceles de Cuba, he añorado el lechón que los fines de años asaba mi hermano Arturo en nuestra casa de Morón, me ha invadido el desasosiego frente a las amenazas que la policía política cubana ha vertido sobre Yoani Sánchez y me he sentido, como le he oído decir a Carlos Alberto Montaner, el hombre más viejo del mundo.