jueves, diciembre 11, 2008

UNA CAVERNA EN LA CIUDAD DE PINAR DEL RIO

Una caverna en la ciudad

Rafael Ferro, Abdala Press

PINAR DEL RÍO, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Esto no es noticia para montañistas ni espeleólogos. Tampoco para arqueólogos. Es una información más sobre el absurdo cotidiano que vivimos.

La ciudad cabecera de esta provincia, Pinar del Río, habitada por 148 mil 500 ciudadanos, cuenta con dos hospitales. Uno de ellos, el Abel Santamaría (el principal), por obra y gracia del abandono y la irresponsabilidad de la administración, se parece cada vez más a una caverna que a un centro médico. Refugio de murciélagos, cucarachas, mosquitos y bandidos. Estos últimos integran la nómina de funcionarios y trabajadores del centro. Roban alimentos destinados a los enfermos, ropas de cama, artículos para mantener la higiene, y no escapan de las fechorías inodoros y lavamanos.

El colega José Hidalgo, quien ingresó a su hija en el hospital hace unos días, ilustra la información:

“Llegué con mi hija embarazada. No imaginé que la estaba internando en un antro. Las tuberías sanitarias están ubicadas en la parte externa de los techos de las salas, tienen filtraciones y salen por ellas, a toda hora, cucarachas, ratones y cualquier bicho que se te ocurra, pero lo que más llamó mi atención fueron las bandadas de murciélagos que pernoctan allí, a la vista de los pacientes y acompañantes asustados”.

El temor rompe toda lógica. Uno puede entrar en el hospital acompañando a un familiar que va a ser operado de apendicitis y contagiarnos ambos de tuberculosis o la llamada enfermedad del ratón.

“Me llamó la atención –continúa Hidalgo- una pequeña sala donde hay equipos antiguos de incubación para recién nacidos. Entré al lugar y observé que en todos los rincones había guano de murciélago. Pensé en mi hija, en mi nieta y sentí un escalofrió de miedo. Lo más doloroso es que las autoridades lo justifican todo con cualquier pretexto. El principal ya se conoce de sobra: el bloqueo norteamericano”.

Para el resto del mundo somos los mejores, los más solidarios; nos atrevemos a regalar lo poco que tenemos y quedarnos sin nada. Nos sobran motivos entonces a los que nos atrevemos a contar estas cosas al mundo.

Un caso como el narrado pertenece más al mundo de la ficción que al de la realidad. Pero en Cuba todo es posible, y también un hospital devenido cueva de murciélagos y otras especies de vampiros que habitan las oficinas, los pasillos y escaleras.

1 Comments:

At 6:22 p. m., Anonymous Anónimo said...

Bueno, pero figurate, la cosa es gratis. La calidad es un concepto burgues, e insistir en eso es contrarevolucionario. Ademas, se trata de cubanos, no gente del primer mundo--o sea, los cubanitos no pueden pedir tanto, lo mismo que no pueden exigir una verdadera democracia. Eso es para gente de primera clase, como Michael Moore y Sean Penn. Asi que por favor, bajense de esa nube.

 

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