EL VIEJO SE FUE EL VIERNES. ORACIÓN DE SAN JUDAS TADEO
El viejo se fue el viernes
Por Mickey Garrote
19 de enero de 2009
¡Oh, glorioso apóstol San Judas!, siervo fiel y amigo de Jesús, el nombre del traidor que entrego a vuestro querido Maestro en manos de sus enemigos ha sido la causa de que muchos os hayan olvidado, pero la iglesia os honra e invoca universalmente como el patrón de los casos difíciles y desesperados. Rogad por mí, que soy tan miserable, y has uso, os ruego, de ese privilegio especial a ti concedido de socorrer visible y prontamente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Venid en mi ayuda en esta gran necesidad para que reciba el consuelo y el socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, en particular (se dice la petición), y para que bendiga a Dios con vos y con todos los escogidos por toda la eternidad. Te prometo, glorioso San judas, acordarme siempre de este gran favor y nunca dejar de honrarte como mi especial y poderoso protector, y hacer todo cuanto pueda para divulgar y fomentar vuestra devoción. Amen.
El viejo se fue el viernes a primera hora. Viernes, 16 de enero de 2009, probó ser un buen día para irse del exilio, irse de este mundo. Un buen día para él.
En Cuba al viejo no le acababa de llegar la salida del país y le prometió al apóstol San Judas Tadeo que si le concedía la salida a su familia, haría todo lo posible para fomentar su devoción. Desde que el tirano se cogió la isla, el viejo solicitó para irse con el pretexto de un viaje de vacaciones para visitar a la familia de España. El viejo es hijo de gallegos.
La cosa es que pasaban los años y nada de llegarle el permiso para viajar él, su señora e hijo. Que si porque trabajaba en la Caja de Retiros, que si por esto o lo otro. Eso hasta el día que le hizo la promesa a San Judas y “visible y prontamente” le llega la salida para el y los suyos.
Desde su llegada al exilio empezó a cumplir su promesa al apóstol. Recuerdo una de las tácticas que usaba para cumplirla. Cogía la guía de teléfonos públicos y al azar anotaba nombres y direcciones. A estos le enviaba por correo aéreo una estampita con la imagen de San Judas con la oración al santo milagroso al dorso. Si mal no recuerdo, también enviaba una carta explicando el milagro de la salida de Cuba concedido por el apóstol.
El viejo hizo esto por décadas, siempre en el anonimato. De vez en cuando me topaba con alguien que portaba la estampita y pensaba que probablemente era una de las que él viejo enviaba por correo. Alguna vez la curiosidad fue mucha y pregunté por la estampita. La respuesta: “Alguien me la envió por correo”.
Hace unos meses la salud del viejo se fue desmejorando de tal forma que entre diciembre del año pasado y este mes ingreso en el hospital cuatro veces. Siempre me aseguraba que estuviera con él una de sus estampitas. Siempre que le daban el alta del hospital y se iba se nos “olvidaba” llevarnos la estampita de San Judas.
Así, hasta el final de sus días, el viejo cumplía con su promesa de divulgar y fomentar la devoción al santo, patrón de los casos difíciles y desesperados.
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