EL ASESINATO DE JULIO ANTONIO MELLA
En un libro publicado en Cuba del periodista de la Osa, ya fallecido, que es una recopilación de sus artículos en la sección En Cuba de la otrora muy famosa revista semanal Bohemia se plantea que en los tiempos en que Julio Antonio Mella fue asesinado, éste estaba enfrascado en el envio de armamentos hacia Cuba para ejecutar acciones violentas contra el dictador Gerardo Machado y Morales. y que esto era del conocimiento del dictador.
Tomado de http://www.nuevoaccion.com
EL ASESINATO DE MELLA
Asistía Mella( foto) a una junta del Socorro Rojo Internacional la noche del 10 de enero de 1929. Entre los presentes se encontraba Vittorio Vidali o Carlos J. Contreras, como se hacía llamar por entonces en México. Tan pronto hubo terminado la reunión, Mella salió en compañía de su amante Tina Modotti. Caminaban del brazo hacia el apartamento de ella en Abraham González 31, cuando no bien hubo llegado a la esquina de abraham González y Morelos, los asesinos escondidos tras una tapia, le dispararon a Mella dos tiros por la espalda, cayendo mortalmente herido. A las dos de la madrugada del día siguiente expiró en una cama del hospital de La Cruz Verde.
( Julio Antonio Mella y Tina Modotti )
En los primeros momentos, la prensa y la Policía mexicana atribuyeron el crimen a un móvil pasional, cuyo centro era Tina Modotti(en la foto de la izquierda). Fue el criterio que aceptaron los tribunales de México, cuando sancionaron a sus autores materiales, Arturo Sanabria y Agustín López Valiño.
Los comunistas, sin embargo tomaron el hecho para torcerlo, adulterarlo y convertirlo en máquina de guerra, al conferirle una inspiración política.
Con el tiempo ha ido cobrando cuerpo la opinión que acusa a los comunistas de ser los autores mediatos del asesinato. Esta opinión ha sido sostenida por Victor Alba en su "Historia del comunismo en América Latina", argumentada por Julián Gorki en su libro "Como asesinó Stalin a Trostky", confirmada por sus investigaciones exhaustivas por José Domingo Cabús en su libro "¿Quién mató a Julio Antonio Mella?" y avalada por la esposa e hija de Mella, la doctora Olivia Salazar y Natacha Mella.
(Tina Modotti, fue esposa o mujer de un reconocido fotógrafo, Edward Weston, que le enseñó el arte de la fotografía artística y las más famosas fotos de Malla fueron tiradas por Tina. Aquí en esta foto aparece la propia Tina de modelo ; nota del blogguista)
Resulta significativo el hecho de que a la muerte de Mella Tina Modotti se convirtiera en la amante de Carlos Contreras. De ella Julián Gorki, nos dice: "Todo indica que fue incluso cómplice en el asesinato de Mella: entre sus papeles encontró la policía de las calles por las que debía acompañar a su marido, con un punto negro indicando el lugar en que cayó muerto". ¡Hay que ver como escriben la historia los comunistas!
Jorge García Montes y Antonio Alonso Ávila en "Historia del Partido Comunista de Cuba" Ediciones Universal-1970.
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Nota del blogguista
Para conocer más de Tina pueden leer
http://www.patriagrande.net
http://www.elangelcaido.org/
Pero una imagen muy diferente de Tina se lee en
http://www.socialistaction.org/news/200107/tina.html
The not so Fabulous Life of Tina Modotti
By MICHAEL SCHREIBER
I was intrigued by Gaetana Caldwell-Smith's review of Ellen Gavin's new play, Apertura Modotti, in last month's Socialist Action. The play follows the life of Tina Modotti, the photographer, actress, and political activist who died under unclear circumstances in 1942 in Mexico City.
According to the playwright, Modotti in her last years was in the process of breaking with the policies of the Stalinist movement. In fact, Caldwell-Smith points out that there was speculation in the newspapers after her death that she had been murdered by her lover, Vittorio Vidali (alias Carlos Contreras), who was a notorious political operative and assassin for Stalin's GPU.
Caldwell-Smith alerted Socialist Action readers, however, that some sources suggest that Modotti herself came to Mexico in 1939 as a GPU agent and that she was connected to the conspiracy to assassinate Leon Trotsky.
Upon further research, it appears likely that the playwright was accurate in making her case that Modotti was moving away from Stalinism shortly before she died. She refused to renew her membership in the Mexican Communist Party and in fact dropped out from most political activity.
Furthermore, no evidence appears in any of the biographies of Modotti connecting her to the assassination of Trotsky. According to many accounts, however, her friend, Vidali, was deeply involved in the plot to kill Trotsky. One can only speculate whether Modotti knew of his plans.
People who encountered Modotti in Mexico after 1939 describe her as ill and worn out in appearance. She complained anxiously about the horrors she had witnessed in Spain during the Civil War.
Unfortunately, Modotti shared some blame for these horrors. She may not have been a Stalinist agent in Mexico in 1939 but she certainly was one earlier in Spain. During those years, Vidali, according to Spanish scholar Andrew Castells, headed the anti-Trotskyist section of the International Brigades in Spain. Some sources name him as a participant in the murder of Andres Nin and other anti-Stalinist leftists.
Modotti herself is implicated in the death of Brazilian Communist Alberto Bezouchet, who had expressed sympathy toward Trotsky's Left Opposition. Modotti relayed a message from the Brazilian Communist Party to the Spanish CP charging that "Bezouchet had passed on to Trotskyism." Bezouchet was arrested and apparently executed at the end of 1938 with other "anarchists and Trotskyists."
Ironically, Modotti's former husband, Cuban revolutionary and poet Julio Antonio Mella, had been an admirer of Leon Trotsky. Andres Nin had befriended Mella and explained to him the program of the Left Opposition.
In late 1928, Mella was removed from the Central Committee of the Mexican CP for political differences, and thereafter stopped collaborating with the party. Vittorio Vidali shouted at him in public: "Don't you ever forget that there are only two ways to leave the [Communist] International-thrown out or dead." A month later, Mella was shot down in the street while walking with Modotti.
Tina Modotti was charged at first with being an accomplice to Mella's murder. During her trial, two close friends, artists Diego Rivera and Frida Kahlo, came to her aid. But later in the year, when Rivera had moved toward Trotskyism and was expelled from the Communist Party, Modotti denounced him as a "traitor" and broke off all relations.
In short, Modotti led two lives. Her early years, until the end of the 1920s, were a time of great artistic accomplishment and idealistic fervor. After Mella's death, however, she moved deeper and deeper into Stalinist thuggery, justifying her sordid behavior according to the credo, "the Party is always right."
Socialist Action /July 2001
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Por Wilfredo Cancio Isla*
Por su estirpe y recia personalidad, Natasha Mella parecía predestinada a triunfar en los escenarios de la vida pública. Descendiente por la rama materna de una familia de ilustres músicos, hija del líder estudiantil Julio Antonio Mella (1903-1929) y formada bajo la égida de un abuelo que le inculcó el amor por la astronomía y las plantas, Natasha mostró desde muy joven talentos excepcionales en las artes, el deporte y el modelaje.
Practicó ballet ocho años con maestros rusos y hasta recibió una promesa en Nueva York para integrar la compañía de Mijail Fokine. Esquió en las nevadas montañas de Noruega, modeló con virtuosismo en México y Cuba y cultivó sus habilidades en el dibujo de la mano del pintor húngaro Palco Luckacs. También fue discípula privilegiada del profesor alemán Augusto Thalheimer, quien la introdujo en el conocimiento de la dialéctica.
Pero pronto la política comenzó a gravitar sobre la única descendiente del fundador del Partido Comunista de Cuba, asesinado en la capital mexicana el 10 de enero de 1929.
"Cuando entré en la Universidad de La Habana, allá por 1943 o 1944, me identificaban totalmente con mi padre, me hacían fotos y querían convertirme en líder estudiantil por la fuerza'', recuerda Natasha. "En medio de esa atmósfera, comenzaron también las presiones de los círculos comunistas acusándome de traidora por no afiliarme al Partido Socialista Popular (PSP)''.
Un día llegó llorando a su casa e imploró al padre ausente en busca de una decisión de la que no tuviera que arrepentirse después. Y la halló en un estatuto de la Declaración de Deberes y Derechos del Estudiante que él había redactado y promovido en 1923: el estudiante tiene el deber --expresa el documento-- de ser un investigador perenne de la verdad, sin permitir que el criterio del maestro ni del libro sea superior a su razón.
"Fue así que sentí el espíritu de la libertad y me libré de una vez de las presiones de los jóvenes comunistas de la universidad'', rememoró. "Ese día mi padre me liberó de la obligación de afiliarme a un partido y me facilitó que yo trabajara en función de mi conciencia... La imagen del padre ausente quedó reemplazada por la del líder siempre presente''.
La vida de Natasha ha sido un trayecto cuesta arriba para despojarse de los designios políticos y afirmar su propia identidad. De la educación que recibió en Alemania --entre 1935 y 1939-- aprendió a buscar la autenticidad (echtig) como un rasgo esencial de la conducta. Desde esa convicción profunda fue forjando su carácter de mujer rebelde, independiente y renuente a someterse a voluntades ajenas. Por eso no tuvo reparos en romper públicamente con el régimen de Fidel Castro en febrero de 1961, inconforme con la manipulación propagandística de la figura de su padre. Desde entonces vive en Miami, donde estableció su propio negocio de jardinería y tuvo notable éxito como landscape architect durante más de 15 años.
( Natasha Mella )
A los 81 años, Natasha vive modestamente en un apartamento del suroeste de Miami, dedicada a sus dos pasiones irremplazables: sus plantas y sus gatos. Su figura es esbelta y aún permite entrever los rasgos de la singular belleza que la identificó en sus años jóvenes. Se mueve ágilmente por el pequeño jardín y todavía puede hacer una rápida cuclilla de bailarina para arrancar una mala yerba. Su conversación es fluida y lúcida, salpicada de anécdotas, referencias filosóficas y acotaciones cultas.
La música clásica es siempre invitada permanente en su hogar, especialmente las interpretaciones del célebre tenor italiano Tito Schipa (su devoción por Schipa la llevó a organizar un concierto del cantante en La Habana en 1947). Sobre una mesa de la sala reposa la más reciente biografía de Julio Antonio Mella, publicada en el 2004 por la investigadora alemana Chistine Hatzky. Natasha ha recibido por estos días un ejemplar de la edición cubana de ese texto --de 472 páginas-- que será presentada en la XVII Feria Internacional del Libro de La Habana el próximo febrero.
"De todos los libros que se han escrito sobre mi padre, éste es sin dudas el más documentado y el que más satisfecha me ha dejado'', afirma mientras hojea el volumen.
Han transcurrido 80 años de la muerte de Mella, uno de los más estremecedores asesinatos políticos de la historia latinoamericana del siglo XX. Pero el tiempo no ha logrado apartar a Natasha de la indagación histórica sobre su padre y los esfuerzos por esclarecer hechos que --según ella-- han sido manipulados o tergiversados por políticos y biógrafos inescrupulosos.
Retrato de familia
Julio Antonio Mella y Oliva Zaldívar Freyre, conocida como Olivín, se conocieron y se enamoraron al calor de las actividades del movimiento estudiantil en la Universidad de La Habana, donde ambos estudiaban Derecho. La pasión amorosa desembocó en matrimonio, a pesar de la oposición del padre de Olivín, el agrimensor e ingeniero de minas Oscar Zaldívar Peyrellade. Olivín se distanció del hogar paterno en Camagüey y se casó en La Habana el 19 de julio de 1924.
"Mi abuelo se opuso al matrimonio diciendo que un hombre de ideas tan avanzadas no iba a hacer feliz a mi madre, pero mi abuela [la pianista Oliva Freyre Cisneros] estuvo a favor porque pensaba que debía respetarse el sentimiento de amor entre ambos'', cuenta Natasha, quien desde su niñez comenzó a recomponer la figura del padre a partir del testimonio de familiares y amigos cercanos.
Convertido en figura política de dimensión nacional y expulsado de los predios universitarios, Mella fue arrestado junto a varios activistas sindicales y estudiantiles a finales de 1925. Decidió emprender una huelga de hambre de 18 días para pedir su excarcelación y la de sus compañeros de lucha, desafiando al flamante gobierno de Gerardo Machado (1925-1933). Durante el prolongado ayuno, Oliva estuvo a su lado, sobreponiéndose a las molestias del primer embarazo.
El triunfo de la huelga --que lo catapultó como símbolo libertario-- no fue recibido del mismo modo por sus colegas del Partido Comunista, quienes lo sometieron a un proceso disciplinario y terminaron expulsándolo de sus filas dos años como castigo a la decisión de ayunar sin la debida autorización partidista.
Entonces escapó en secreto a México en enero de 1926. Semanas después, su padre, el sastre Nicanor Mella, acompañó a Oliva, con seis meses de embarazo, a reunirse con su esposo en tierras mexicanas. La situación económica de la pareja era tan precaria que cuando dio a luz una niña muerta tuvieron que depositar el cadáver en una caja de cartón, imposibilitados de costear un entierro decoroso.
Pero Oliva estaba dispuesta a respaldar los reclamos políticos de su esposo y participó junto a él en una manifestación frente a la embajada estadounidense en México, pidiendo la liberación de los anarquistas italianos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. Oliva y Mella fueron arrestados y amenazados con deportarlos a Cuba.
Natasha vino al mundo el 19 de agosto de 1927 en momentos en que su padre arreciaba febrilmente el activismo político. La situación se hizo insostenible en el pequeño apartamento que la pareja compartía, pues Mella le permitía pernoctar allí a muchos de sus seguidores procedentes de otros países latinoamericanos. Por entonces la recién nacida dormía en la tapa de una maleta.
"Mi abuelo Nicanor se enteró del nacimiento y mandó de regalo un dinero que mi madre quiso utilizar para comprar una cuna, pero mi padre se opuso pues quería destinarlo a editar una publicación'', dice Natasha. "Mi madre montaba en cólera con este cuento, porque cada vez que me lo hacía, yo le daba la razón a mi padre con el argumento de que una recién nacida no sabe si duerme en una cuna o en una maleta, y que la revista era un proyecto más importante en ese momento... Entonces ella me decía: ‘¡Eres igualita a tu padre!' ''.
En octubre de 1927 Oliva regresó con Natasha a la casa de sus padres en Cuba, buscando condiciones más favorables para la crianza de la niña. El panorama quedó despejado para que Mella se enrolara en una apasionada relación de cuatro meses con la fotógrafa italiana Tina Modotti, autora de los mejores retratos del líder comunista.
Natasha no tiene ninguna duda de que Modotti fue una enviada del Kremlin con el propósito de espiar a Mella por sus estrategias de lucha nada ortodoxas y sus divergencias con los dictados de la Internacional Comunista. Pero al asumir esa misión, ‘‘no calculó que iba a enamorarse de él''.
"Los comunistas y ciertos libros la presentan como ‘la compañera de Mella', cuando en verdad fue sólo una aventura que concluyó dramáticamente con la muerte de mi padre'', explica. "En las confesiones de Modotti, al final de su vida, está explícito que se arrepiente de haberlo traicionado''.
Según Natasha, los intereses del agente machadista José Magriñat y Modotti confluyeron en un mismo punto, por lo que "hay que verlos a ambos como responsables del asesinato de Mella, es decir, tanto a Machado como al comunismo internacional''.
El caso de Mella fue reabierto en 1931 a petición de su viuda Oliva, con el respaldo del senador cubano exiliado Aurelio Alvarez. El proceso judicial evidenció que Magriñat había tramado el asesinado en complicidad con dos sicarios a sueldo, José Agustín López Valiñas y Arturo Sarabia.
"De mi padre tengo mucho orgullo pues fue un hombre idealista que alcanzó la posición más alta a la que puede llegar una persona en la historia, que es la de mártir'', reflexiona. "Aunque no tuve un apego personal hacia su persona, sí tengo una obligación moral con su legado. Debe entenderse que en esa época el comunismo acababa de surgir en el mundo tras derrotar al zarismo ruso y él lo vio como la representación de un nuevo poder. Por eso justifico a mi padre, aunque ni mi pensamiento ni mi persona tengan nada que ver con el comunismo''.
Delirios de poder
Fue un amigo y contemporáneo de Mella, Leonardo Fernández Sánchez, quien más ayudó a Natasha a conocer la personalidad de su padre: "Todas las tardes venía a mi casa en el Vedado y se le aguaban los ojos hablándome de Mella''.
Fernández Sánchez y Eduardo Chibás lograron convencerla para que se incorporara al Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) cuando ella apenas contaba 17 años. Natasha fue nombrada a la vicepresidencia del Consejo Director Nacional, cuyo presidente era Emilio ‘‘Millo'' Ochoa.
"Cada vez que me mencionaban en un mítin aquello se venía abajo en aplausos. Por supuesto, los aplausos eran para Julio Antonio Mella, pues yo era entonces una chiquilla que no había hecho nada y que sencillamente no tenía interés ni disposición para la política'', reconoce.
Pero sus relaciones con Chibás, que se suicidó de un disparo el 16 de agosto de 1951, no estuvieron exentas de encontronazos y porfías. Lo recuerda como "un hombre egocéntrico, con un delirio de poder muy grande, interesado en su popularidad por encima de todas las cosas''.
"Chibás se suicidó porque se vio acosado y estrangulado por el comunismo'', asevera. ‘‘El suicidio fue una forma de liberarse''.
De esos días en la militancia ortodoxa provienen sus escasos contactos personales con Fidel Castro.
"Después de las reuniones, varios miembros del Partido [Ortodoxo] acostumbrábamos a ir a una cafetería en 23 y 12, en el Vedado. Nos sentábamos casi siempre juntos Leonardo Fernández Sánchez, Luis Orlando Rodríguez, Guillermo Rubiera y yo'', recuerda. A veces, cuando le interesaba algo que estábamos discutiendo, Fidel Castro arrimaba una silla, se sentaba a horquetillas sobre ella y decía en tono conclusivo: ‘Porrrque yo pienso...", ‘Porrrque yo digo...' Entre nosotros le pusimos de nombrete ‘Porque...' que aludía en realidad a otra palabra con su debido sufijo''.
Para 1950 Natasha había comenzado a desmarcarse del Partido Ortodoxo. El 20 de diciembre de ese año se casó con Antonio de la Torriente, un hombre que logró conquistarla con singulares gestos de amor y solidaridad. La luna de miel fue en Los Angeles, Estados Unidos, y en México, su tierra natal.
"Yo adoro a los mexicanos, con quienes siempre he tenido experiencias magníficas, desde las personas más educadas a las más humildes'', confiesa. "A veces me siento más mexicoalemana que cubana y ya tengo decidido que cuando muera, me cremen y rieguen las cenizas al pie de un lonchocarpus punctatus, un árbol que es conocido como el guamá de México y que florece en octubre''.
Adiós a Cuba
Cuando triunfa la revolución de Fidel Castro en 1959, Roberto Agramonte, el primer canciller (ministro de Estado) del gobierno revolucionario, le propone irse a Francia como agregada cultural, pero ella decidió quedarse en La Habana y fue asignada al Departamento de Asuntos Asiáticos del Ministerio de Relaciones Exteriores.
La posterior designación de Raúl Roa en sustitución de Agramonte marcaría un punto de giro en su desempeño laboral. La primera fricción fue por las opiniones controversiales vertidas por ella en un informe sobre el presidente indonesio Sukarno, solicitado por Fidel Castro.
Roa le pidió cambiar el texto sobre Sukarno, pero Natasha se negó. Poco después se produjo su sonada carta de respuesta a las declaraciones del canciller cubano sobre los ideales de Mella. Ninguna publicación accedió a reproducirla en sus páginas, por lo que Natasha se arriesgó a imprimir numerosas copias con la Universidad Católica de Villanueva, gracias a la disposición de Monseñor Eduardo Boza Masvidal, rector de esa institución docente.
"Su pensamiento sigue teniendo vigencia hoy si se quiere interpretar debidamente'', afirmaba la misiva, con fecha del 1ro de febrero de 1961. "Si él [Mella] combatió el imperialismo y la dominación extranjera en lo que esto representaba hace 30 años, hoy hay que combatir por igual a todos los imperialismos y dominaciones extranjeras así se llame yanqui, soviético o chino''.
Su suerte estaba definitivamente echada. El 20 de febrero de 1961 Natasha tomó el camino del exilio y se estableció con su esposo en Miami. Poco después Oliva, que era diplomática en la legación de Dinamarca, siguió sus pasos. Oliva nunca más se casó y murió en 1982 como viuda legal de Mella.
Los nombres de ambas fueron borrados de los libros e ignorados por la historia oficial fabricada en torno a Mella hasta 1999, cuando se les mencionó en una biografía publicada en Cuba por los investigadores Adys Cupull y Froilán González.
"No me arrepiento de haberme ido de Cuba y no quisiera regresar'', dice. "Me han invitado a que vaya, pero no me voy a dejar manipular políticamente''.
Natasha opina que las ideas de su padre se mantienen vigentes con relación al caso cubano: "Para mi padre lo más importante era alcanzar la soberanía de Cuba y creo que ayudó a despertar la conciencia popular de la nación. El proceso de independencia política de Cuba no se habrá completado mientras la base naval de Guantánamo siga en manos de los americanos. Es como si un vecino te roba un jardín para echarle basura. Mi padre luchó por esa independencia total''.
¿Y cómo quisiera que la recordaran?
"Como una persona que no dejó mistificar su identidad''.
• Publicado en El Nuevo Herald. www.elnuevoherald.com
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