lunes, enero 19, 2009

LA MUERTE DE UN TIRANO

Tomado de http://democristiano.wordpress.com/



LA MUERTE DE UN TIRANO


Por Yaxys Cires Dib

Una vez difundida la noticia de que Fidel Castro había sido operado de urgencias y que traspasaba el poder a su hermano, muchos cubanos de La Florida se lanzaron a las calles a manifestar su alegría ante tal acontecimiento. “El ‘invencible’, que tanto daño ha hecho a Cuba está enfermo”, “no es eterno”, “a todo el mundo le llega su hora”, expresaban eufóricos.

Mientras eso sucedía en Miami, políticos, periodistas y autoridades de diferentes órdenes, desaprobaron los festejos y arremetieron contra el exilio con fuertes críticas. Seguramente, ese ejército de buenistas criticones y de la trasnochada izquierda, estaban movidos por la hipocresía de siempre, por su fascinación por la figura del dictador o porque vieron en los festejos una posibilidad más para despotricar contra los exiliados cubanos.

Como ya se aproxima el momento en que tendrán que anunciar la desaparición física de Fidel Castro, seguramente, nos veremos otra vez frente a un escenario parecido o de mayor euforia que el de 2006. Cosa que vendrá acompañada de las mismas críticas.

La izquierda y la muerte de Franco

Durante varias semanas de 2006, el diario español El MUNDO publicó los resultados de una encuesta sobre el régimen del dictador Francisco Franco. El domingo 6 de agosto presentó las respuestas de los encuestados a la pregunta: ¿qué sintió usted en el momento de la muerte de Franco? Los resultados fueron muy interesantes y evidenciaron la profunda división de la sociedad española a la hora de interpretar o posicionarse ante un hecho tan trascendental como fue el fallecimiento del dictador.

Lo que más me llamó la atención, fue que los electores del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y los de Izquierda Unida (IU) dijeron en porcentaje relevante de 42,4% y de 52,0% respectivamente, que se alegraron de la muerte de Franco.

También era significativo en los resultados de la encuesta, que los deseos de una transición hacia la democracia, mediante reforma o ruptura, fueron entonces preponderantes. Además, el 53,5% del total de los encuestados expresaron que sintieron esperanza ante la desaparición del dictador.

¿Qué puede significar, pues, la enfermedad o muerte de un tirano?

Fidel Castro es el hombre que ha tiranizado a Cuba desde 1959. Ha divido a las familias, no ha dudado en enviar a personas a las cárceles por pensar distinto, no ha respetado los derechos fundamentales, ha metido irresponsablemente a los cubanos en innumerables conflictos como los de África, en los que murieron miles, o como la Crisis de Octubre, donde nos puso en peligro extremo.

Cada cubano, esté donde esté, sabe el verdadero significado de que la naturaleza aleje a Fidel Castro del poder. Pero eso no sólo lo sabemos nosotros, sino todos los que han vivido bajo el poder de gobernantes dictatoriales o totalitarios. Y con mayor razón lo deberían entender los españoles, y más los de izquierda, ya que muchos se alegraron -como dice la encuesta-, y sintieron esperanza cuando Franco murió.

Causa asco el cinismo de algunos que han vivido en situaciones similares al no desearnos la libertad a los cubanos. ¿Acaso estamos hechos de otra naturaleza distinta a la humana? ¿Acaso hay unos dictadores buenos –los de izquierda- y otros malos?

En ningún caso, lo que sucedió en las calles de Miami y lo que sucederá puede interpretarse como un deseo sádico ante la muerte o la enfermedad de una persona. Es más bien un deseo de libertad, una forma de expresar que a todo lo malo le llega su fin por el camino que sea. Estoy seguro que muchos cubanos deseamos que los cambios lleguen por actos volitivos y no por vías naturales, pero ante el inmovilismo existente, si la naturaleza nos ayuda, no hay que disgustarse.

En este 2009 tan decisivo para Cuba, con impotencia contemplamos como tantos políticos dan las espaldas al pueblo y se confabulan para apuntalar al régimen. Pero ante esa pachanga liberticida pocos se indignan.

Por eso, que cada uno escoja su camino, haga sus apuestas y festeje sus victorias.