miércoles, febrero 04, 2009

CINCUENTA AÑOS DESPUÉS

Cincuenta años después



Por Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Hace cincuenta años que el pueblo cubano se vio imposibilitado de practicar el comercio libre, como lo hizo durante más de cuatro siglos y medio.

Hace casi cinco décadas que la población padece, como espada de Damocles sobre su cabeza y su estómago, una libreta de racionamiento que no satisface sus necesidades, ni siquiera las de una semana.

Una parte de la población penal de Cuba está compuesta por individuos que ejercieron el libre comercio, práctica natural durante la República e incluso en los tiempos coloniales. Hace diez lustros que en el país no aumenta la producción, y la productividad, por ende, es prácticamente nula. La principal industria nacional desapareció, y Cuba es hoy por hoy uno de los países más endeudado del planeta.

Por si esto fuera poco, está prohibida cualquier manifestación opositora contra el régimen, sea violenta, como la practicada por los revolucionarios durante la dictadura de Batista, o pacífica, como la que existe en el país actualmente.

Hace cincuenta años que el país tiene un solo partido político, y jamás se ha realizado un plebiscito a través del cual se conozca lo que en realidad el pueblo desea, como el de Chile en 1989.

A pesar de que Cuba es uno de los países donde más se reprime a los ciudadanos, el gobierno asistirá (dice que con la frente en alto, la verdad en las manos y la conciencia limpia), a la reunión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

En la elaboración del informe de la Isla a la reunión, participaron las instituciones estatales que responden a la política gubernamental, así como la Asamblea Nacional del Poder Popular y las llamadas organizaciones no gubernamentales, ninguna de ellas independiente, como sí lo son las que integran el Movimiento de Derechos Humanos de Cuba.

Para colmo de males, se escogió para presidir el informe el tema relacionado con el sistema jurídico, que viola sistemáticamente los derechos ciudadanos. Hay que tener estirpe de camaleón para presentarse sin pena, y simulando mucha gloria, a una reunión de esta naturaleza, cuando los derechos humanos en Cuba son violados cada vez que canta el gallo al amanecer.