jueves, marzo 26, 2009

LA HORA DE LOS PATRIOTAS

LA HORA DE LOS PATRIOTAS.



Por Alfredo M. Cepero.

“La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo sino que avance llevando en mí nada más que el temor a DIOS.” Mahatma Gandhi.

Este año del 2009 comenzó con toda una cadena de deplorables acontecimientos y fatídicos augurios para quienes durante medio siglo hemos mantenido viva la llama de la lucha por la libertad de Cuba. En los Estados Unidos, tomó posesión un nuevo presidente que ha manifestado su disposición a reunirse sin condiciones previas con enemigos jurados de Washington como Castro, Chávez y Ahmadinejad; así como suavizó recientemente las regulaciones relacionadas con viajes y remesas a Cuba. Comenzando el año pasado y en el curso de los primeros meses de este año más de media docena de presidentes latinoamericanos han visitado La Habana y pedido el levantamiento del embargo norteamericano. El taimado presidente brasileño y autoproclamado vocero de los países al sur del Continente, Luis Inacio Lula Da Silva, propuso a Barak Obama durante su reciente entrevista en Washington que pusiera fin a un embargo que calificó como el último vestigio de la Guerra Fría.

Asimismo, el anodino exguerrillero chileno que ostenta por estos días la Secretaría General de la OEA, José Miguel Insulza, pidió recientemente a los países miembros que acepten de nuevo en el seno de la organización a los verdugos del pueblo de Cuba y exportadores de terrorismo durante medio siglo. Y como para imprimir un sello de unanimidad a la traición a la democracia y al contubernio con la barbarie, los presidentes Oscar Arias, de Costa Rica, y Mauricio Funes, de El Salvador, anunciaron la semana pasada su decisión de reanudar relaciones diplomáticas con el régimen comunista, rotas en ambos casos durante casi medio siglo. Desde luego, que acontecimientos como los que acabamos de describir no ocurren por accidente ni por casualidad. Todo este andamiaje de componendas e intrigas diplomáticas parece haber sido en preparación a la V Cumbre de las Américas pautada para los días 17 y 18 de abril en Trinidad-Tobago. En la misma, los amigos de los Castro se proponen acorralar a Obama para que haga un gesto conciliatorio hacia la tiranía desafiante e intransigente a pesar de su precaria situación interna.

( Algunos fusilados en abril de 1961)

Analizado desde el punto de vista de la razón, este panorama desolador sería suficiente para desanimar a cualquiera. De hecho, ese es el estado de ánimo que hemos detectado entre algunos de nuestros compatriotas en las últimas semanas. Sin embargo, lo que a unos desanima a otros los motiva a continuar la lucha con nuevos bríos. Estos últimos integran las mismas minorías que, a través de la historia, han ganado batallas y fundado naciones. Son hombres como el General Simón Bolívar quién, ante la devastación de Caracas con motivo del terremoto de 26 de marzo de 1812, enfrentó la superstición de quienes veían el fenómeno como un castigo de Dios y arengó a sus soldados diciendo: “Si la naturaleza se nos opone, venceremos a la naturaleza”.

Nuestra patria, por su parte, ha sido pródiga en hijos del mismo temple. Entre ellos, un abogado ilustre y guerrero sin miedo quién, en octubre de 1871, con solo 35 jinetes hambrientos, mal armados y casi desnudos, arrebató a una columna española de 120 hombres al cautivo General Manuel Sanguily. Ese hombre se llamó Ignacio Agramonte y dos años mas tarde caería combatiendo al enemigo en los campos de Cuba. Pero quizás el máximo legado de heroísmo y el mayor ejemplo de amor a Cuba lo tenemos en la familia fundada por Marcos Maceo y Mariana Grajales. Seis hijos y su marido entregaría Mariana en el altar de la patria para abonar el surco de la independencia de Cuba. Su hijo Antonio escribiría páginas gloriosas en la historia de las artes militares. En 1896, al mando de 1,400 soldados, Antonio Maceo se enfrentó a 200,000 efectivos del Ejército Español y llevó la guerra en solo 90 días de un extremo al otro de la Isla, desde Baragua hasta Mantua, en lo que se llamó la Invasión de Occidente.

( Memorial Cubano, cada cruz un muerto )

Ahora bien, quede bien claro que nuestros patriotas no se acabaron con las guerras de independencia. La epopeya del último medio siglo se ha pagado con un cuantioso tributo de sangre, cárcel, trabajo, miseria y lágrimas tanto en Cuba como fuera de ella. Gloria Amaya, nuestra Mariana del Siglo XXI, desde su silla de ruedas en su modesta casita de Pedro Betancourt desafía a la tiranía denunciando sus atropellos y estimulando a sus hijos presos a que mantengan su frente en alto. El Dr. Oscar Elías Biscet, mulato como Antonio Maceo y como Maceo apuesto en su físico e inmensamente hermoso en la generosidad de su espíritu y lo acendrado de su patriotismo, se niega a bajar la guardia ante la tiranía y mucho menos a renunciar a sus principios. Las Damas de Blanco quienes, al mismo tiempo que ofrecen las flores amorosas del Apóstol, se enfrentan con temeridad y aplomo a las turbas rabiosas y enardecidas de la tiranía para demandar la libertad de sus presos políticos. Hace solo unos días, refiriéndose a los recientes hostigamientos por parte del gobierno, Laura Pollán me decía por teléfono: “Si no quieren que salgamos a la calle que suelten a los presos políticos. Si no los sueltan seguiremos saliendo sin importarnos las consecuencias.”

El exilio, por su parte, no se ha quedado atrás en esta lucha. Es cierto que no pueden citarse ejemplos de coraje y riesgos a la integridad física de quienes enfrentan a la tiranía dentro de Cuba. Pero sería totalmente injusto ignorar los méritos de quienes, pudiendo cerrar los ojos ante la tragedia de la patria dedican tiempo, trabajo y dinero, ganado a veces en los empleos más humildes, a apoyar a la oposición interna y a denunciar ante el mundo la tragedia de nuestros hermanos dentro de la Isla. Estos cubanos de la diáspora crecieron en el seno de familias donde la patria distante pero jamás ausente era el centro de gravedad emocional. Familias moldeadas por mujeres patriotas como esa gloria de Cuba que es Olga Guillot que a los 87 años todavía nos embruja con su voz cálida como nuestras playas. Hace unos días esta cubana en superlativo hacía profesión de su amor a Cuba en una conmovedora entrevista en el programa del Padre Alberto, en la televisión de Miami. Mujeres como Pilar Blanco, quién a sus 103 años le decía hace muy poco a su nuera Asela Puente que necesitaba cremas para la cara a los efectos de mantenerse joven a la hora de regresar del exilio a nuestra amada patria. Como ellas, hay muchas a lo largo y ancho de un exilio que ni olvida ni se rinde a pesar del medio siglo de ausencia forzosa y de orfandad de patria.

( Caminata de las Damas de Blanco en marzo de 2009, hace sólo unos días )

Habrá, desde luego, quienes utilicen el argumento del tiempo transcurrido para denostar a nuestro pueblo. Ahora bien, a quienes digan que los cubanos somos unos ineptos y unos cobardes que no hemos sabido reconquistar nuestra libertad les decimos que son unos ignorantes o unos rufianes. A quienes digan que no hemos pagado nuestro tributo de sangre, cárcel y sacrificio les decimos que son unos miserables. Nosotros, por otra parte, podemos contemplar estos cincuenta años de lucha como una prueba incontrovertible de nuestra perseverancia en la lucha, de nuestro amor a Cuba y de nuestra inagotable reserva de patriotismo.

Eso es precisamente lo que Cuba necesita en estos momentos de soledad, abandono y traición. Patriotas en la tradición de nuestros antepasados y en el ejemplo de aquellos de nuestros contemporáneos que mantienen viva la llama de la lucha por la libertad. Patriotas en toda la acepción del vocablo y que puedan ser identificados por su conducta. Dicho en términos claros: Los patriotas no condicionan su lucha a circunstancias externas, opiniones ajenas o promesas foráneas. Los patriotas no abandonan la lucha por muy remoto que parezca el triunfo. Los patriota no pueden ser derrotados por adversario alguno porque la palabra derrota no existe en su vocabulario. Los patriotas sólo pueden ser derrotados por su propia decisión de abandonar la lucha. Para los patriotas no hay batalla perdida porque su éxito consiste en el triunfo sobre sus flaquezas y su felicidad es derivada de la satisfacción del deber cumplido.

( Algunos de los presos políticos pacíficos cubanos )

Ahora bien, no hay dudas de que este comienzo del 2009 nos ha hecho confrontar la dura realidad de nuestra soledad ante la tiranía que nos oprime. Sin embargo, en toda crisis hay siempre una oportunidad y una enseñanza. De ahí que muy bien podamos decir, bendita sea esta soledad que nos hará más conscientes de nuestras energías como pueblo. Bendita sea esta soledad que, al demandarnos mayores sacrificios, nos hará más maduros para administrar la república democrática de mañana. Bendita sea esta soledad que, al obligarnos a la liberación de la patria por el esfuerzo único de sus hijos, hará posible la inauguración de la Cuba sin compromisos ni sumisiones que postulo Martí en 1895....Y bendita sea esta soledad que nos permitirá, en el holocausto de la reconquista, encontrar el lugar digno y empinado de pueblo orgulloso de sus tradiciones y su historia que nos corresponde bajo el sol.

Miami, Florida, 25 de marzo del 2009.
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