BARACUTEY CUBANO

Por Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) – “Lo que importa es levantarse”. Así dijo Jorge Ibarra (Santiago de Cuba, 1931) en una entrevista a la prensa estatal cubana en febrero pasado. Se refería, claro está, a él, no a la economía del país, que sigue en baja desde que los barbudos fidelistas llegaron a La Habana.

A pesar de que sólo cursó un año de Economía en la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, según el Diccionario de la Literatura Cubana, Ibarra ha publicado numerosos ensayos sobre la marcha económica en la historia de Cuba. Es, sin lugar a dudas, uno de los pocos entendidos en economía que defienden a capa y espada el proceso castrista de hace medio siglo, aunque el país ande peor que durante la República.


Muchos de sus puntos de vista son fáciles de rebatir. Mientras olvida, por ejemplo, que la huelga del 9 de abril de 1958 fracasó porque el pueblo nunca cooperó con la lucha clandestina contra el dictador Fulgencio Batista, insiste en que la Revolución no surgió ni perteneció a las clases medias.

Es curioso que no se sienta un castrista dogmático cuando afirma, de manera insólita, que en los años cincuenta el país andaba mal, que no disfrutaba de una bonanza económica, que la clase media iba camino a desaparecer, que a Cuba la estaban arruinando...

En sus planteamientos apologéticos sobre la dictadura obvia, como es natural, que Cuba sea el país más endeudado del mundo: aproximadamente 40 mil millones de dólares, una herencia que el régimen de Fidel Castro dejará a los cubanos.

(Jorge Ibarra, Santiago de Cuba, 1931)

Sinceramente, no inspira confianza alguna un escritor que analiza lo que ocurre en su país, y que a mitad de su entrevista, en vez de referirse a la cruenta realidad económica por la que atraviesa Cuba, se dedica a explicar sus actividades terroristas, cuando se involucraba en acciones de sabotaje en los años cincuenta.

Imagino que no le habrá gustado para nada a Fidel Castro que Jorge Ibarra afirme que José Antonio Echeverría fue el más valiente de todos aquellos hombres que lucharon contra Batista, y no el líder máximo de la Revolución.

Este escritor casi octogenario, que confiesa que ha pasado diez años rompiendo borradores, no camina por las calles habaneras, por los pueblos del interior, por los campos llenos de marabú. Tampoco se detiene a pensar cómo han retrocedido la industria y la libertad, mucho menos en los miles de trabajadores particulares que sufren prisión, sólo por querer producir de forma independiente.
Como bien dice el señor Ibarra, para el lo importante es levantarse, no que se levante la economía del país.