sábado, septiembre 12, 2009

PLAN Z, UNA DERROTA POCO CONOCIDA DE F. CASTRO

Nota del Blogguista

En las elecciones chilenas ni Allende, ni Eduardo Frei ( padre ), ni el que alcanzó el tercer lugar en los votos. llegaron a la mayoría necesaria; por cierto, la diferencia entre Allende y Frei fue de pocos puntos porcentuales. Dada esa situación, el Congreso chileno le concedió la Presidencia a Salvador Allende, que fue el que más votos obtuvo, pero bajo el compromiso de que no llevaría a cabo leyes radicales que polarizaran al pueblo chileno. Allende imcumplió ese compromiso y fue advertido tanto por el Congreso como por los militares, dado los disturbios y enfrentamientos que se produjeron, que no permitirían esa situación en el país. Salvador Allende continuó con esa política y se dió el Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973.

Fidel Castro con los inflamables discursos de su larga estancia en Chile, aceleró y profundizó los enfrentamientos. Fidel Castro y sus aprendices de dictadores del Socialismo del Siglo XXI aprendieron y han perfeccionado sus métodos; los pueblos NO.
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PLAN Z, UNA DERROTA POCO CONOCIDA DE F. CASTRO


Por Julio Antonio Aleaga Pesant


El Vedado, La Habana, 10 de septiembre de 2009 (PD) Al mediodía del martes 11 de septiembre de 1973, los estudiantes de la ESBEC Ceiba 1, en Ceiba del Agua, oyeron por la amplificación local del centro escolar, noticias sobre el golpe de estado en Chile. Con los días, las informaciones sobre el conflicto se hicieron desgarradoras.

Treinta y seis años después aún se desconoce que el detonante de aquella tragedia fue el “Plan Z”, un proyecto desestabilizador que ensalzaba la guerra y la violencia revolucionaria. Forma parte de uno de los secretos mejor guardados de la “dictadura del proletariado”.

En el gobierno eran un puñadito los que estaban al corriente de la operación. Entre los suramericanos, el tema era manejado por otro pequeño grupo del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

El diseño reforzaba la idea de F. Castro y sus colaboradores (Manuel Piñeiro, Ulises Estrada, Martha Harnecker, Jorge Arbezú y compañía) para la subversión hemisférica, la implantación de la guerra revolucionaria y la continuidad de los idearios trotskistas y guevaristas de revolución permanente, continental y antiimperialista.

El Departamento América del Comité Central Comunista y la Dirección General de Inteligencia (DGI) del Ministerio del Interior, planificaron un levantamiento militar para implantar el socialismo en Chile. Contaban en sus fantasías con el apoyo de un grupo de civiles de extrema izquierda y ciertos sectores militares fieles a la constitucionalidad y al Presidente de Chile, que no a Salvador Allende. De esta manera, los planificadores cubanos no consideraban la contradicción más importante de su estrategia, el profundo abismo entre los dos grupos, situados a ambos extremos del arco político.

Desde la asunción del poder de la Unidad Popular en 1970, se supo que con un tercio del electorado, Allende no podría forzar imponer el socialismo a la “cubana” y es claro que tampoco lo quería. Hubo que obligarlo a radicalizar sus acciones. Con ese motivo, F. Castro realizó una extensa, imprudente y alocada visita de un mes a Chile en 1972.

Un año después, los informes y análisis en La Habana, predecían “golpe militar” y detectaban que los izquierdistas, apoyo fundamental de Allende, no eran fiables para lanzar una revuelta popular revolucionaria. Además, el cuartel general cubano no comprendió que la ruptura constitucional era apoyada por los mandos del ejército, la marina, los carabineros y la aviación, y contaba con el respaldo de la clase política chilena, en especial de la Democracia Cristiana, así como de la mayoría de los ejércitos vecinos (Brasil, Bolivia, Argentina y Uruguay), amén de sus servicios de inteligencia.

La estrategia castrista entre los militares constitucionalistas era promover la defección a sus deberes. Se planificó la visita de altos oficiales chilenos a La Habana. El pretexto inicial fue el viaje del Buque Escuela de la Armada “Esmeralda” y de cuarenta altos miembros de los diferentes cuerpos armados. Durante la estancia se intentaría “comprometer o comprar la fidelidad” de los que podrían jugar un papel importante en la realización del “Plan Z” con su apoyo al levantamiento izquierdista, so pretexto de respetar la Constitución o garantizar la neutralidad “en defensa de la soberanía popular”.

Juan Vivés, un ex oficial de la DGI, exilado en Francia, cuenta que, según los informes de perfiles recibidos en La Habana, la marina y la aviación estaban dirigidas por oficiales formados en academias militares norteamericanas, mientras que el ejército de tierra era un cuerpo de tradición prusiana. Esa diferencia era el flanco por donde se ejercería presión.

Antes de la llegada de la delegación suramericana, se sabía que los objetivos claves eran el Coronel Roberto Sauper y el General Augusto Pinochet. Sauper era Jefe de la Brigada de Tanques “Tacna”, ubicada en el centro de Santiago. Tenía en sus manos la plaza y podría garantizar el proyecto. Pinochet era el jefe del Ejército y más adelante asumiría la jefatura de las Fuerzas Armadas. La delegación fue hospedada en el Hotel Habana Libre…

Encabezaban los anfitriones los Comandantes Rafael del Pino, Víctor Dreke, Néstor López Cuba, Abelardo Colomé, Ramiro Valdez, Leopoldo Cintra, Ulises Rosales, y los civiles Osvaldo Dórticos, Carlos Rafael Rodríguez y Armando Hart. La flor y nata del ejército y del Comité Central comunista.

En junio de 1973, hubo rebelión militar, “El Tancazo”. El Coronel Sauper se rebeló contra el Presidente Allende y cercó con sus tanques el Palacio de la Moneda. Aunque el intento fue sofocado, el proceso de reclutamiento de militares chilenos por los servicios de inteligencia cubanos, indicó error.

Se puso entonces en marcha la segunda fase del “Plan Z”, y zarpó el buque Batalla del Jigüe, hacia Chile con armamento y hombres para la insurrección. Como parte del plan, se movilizaría la izquierda, que sería armada por la inteligencia cubana a partir de la embajada y comandada por Ulises Estrada y los malogrados mellizos La Guardia. El soporte principal de la rebelión estaría en las huestes del MIR, encabezadas por Miguel Enríquez y Pascal Allende. Todo comenzaría en Valparaíso, donde fondearía el “Batalla del Jigüe”.

El ex Presidente F. Castro, apostaba al General Pinochet. Según testigos, personalmente se encargó de entregar sumas importantes de dinero.

El inicio de la “revolución chilena” se frustró por las operaciones de la inteligencia naval, atenta a los viajes de los dirigentes del MIR a Valparaíso.

La sublevación militar comienza con el regreso a puerto de la escuadra naval chilena que salió de maniobras conjuntas. El primer puesto de represión fue el “Esmeralda”. Los primeros hombres detenidos hablaron bajo esa condición. Así la marina y la aviación se fueron al “golpe de estado”, encabezados por el Almirante Toribio Merino y el General de la Aviación, Gustavo Leigh, al que se sumó solo al final (el domingo 9 de septiembre) el Jefe del Ejército, General Pinochet.

Ante el ejecutivo accionar de la ruptura, el Jigüe levó anclas y se dio a la fuga el día 12. La marina de guerra chilena, al verlo levar anclas, lo persiguió y cañoneó, pero no pudo atraparlo; quizás en medio de la euforia del triunfo, no le dio importancia. Dejó escapar para siempre las pruebas del “Plan Z”.

aleagapesant@yahoo.es

3 Comments:

At 7:12 p. m., Blogger Debiee said...

Estimado Julio
Lo leo y me resulta increíble su crónica. Presenta errores históricos tremendos.
Los refiero.
1. En las elecciones de 1970 Allende no compitió frente a Frei Montalva. (hijo como usted le dice) Sino contra Alessandri por la derecha (quien llego segundo) y Radomiro Tomic por la Democracia Cristina (el “tercero”)
Allende se midió con Frei en las elecciones de 1964 y las perdió solo porque la derecha retiro a su candidato y apoyo a Frei.
2. Lo que usted refiere como que a Allende se le exigió que “no llevaría a cabo leyes radicales que polarizaran al pueblo chileno” entiendo se refiere al estatuto de garantías constitucionales. Pero este tenía otro fin, distinto al que usted consigna cual era que toda transformación debía hacerse dentro de la legalidad, es decir, refrendada por el parlamento.
Eso no tiene nada que ver con la “polarización” la cual se produjo no por las políticas de Allende sino que por la Intervención de la CIA, cosa ratificada por ellos.
3.El plan Z nunca existió. Revise la prensa chilena al respecto y encontrará que incluso “El Mercurio” es enfático en dar cuenta que esta no fue sino una estrategia de guerra psicológica del Presidente Pinochet.
Gustavo Leigth, general de la Fuerza Aérea de Chile que fue parte del pronunciamiento militar junto a Agusto Pinochet declaró antes de morir que el Plan Z nunca existió y que solo fue un invento de la junta para facilitar su articulación en el gobierno.

Por favor Julio si no sabe de historia actual de Chile, no se pronuncie al respecto pues con esto lo único que hace es perjudicar la reconciliación nacional.
Se lo dice no un marxista, sino una simpatizante de Renovación Nacional, Partido de la derecha chilena http://rn.cl/
Debiee

 
At 2:11 a. m., Blogger PPAC said...

Gracias Debiee, pero quizás usted se refiera a mí y no a Julio. Gracias por enmendar mis errores en cuanto a los nombres, aunque en lo esencial de la elección de Allende y su comportamiento en contra del juramento por el cual se había investido por el parlamento no creo que haya existido errores.

Tomado de Wikipedia

La elección presidencial chilena de 1970 fue realizada el 4 de septiembre de aquel año, en la cual resultó electo el candidato de la coalición de izquierda Unidad Popular Salvador Allende Gossens. Allende, quién había sido candidato a presidente en las elecciones de 1952, 1958 y 1964, se impuso al ex-presidente Jorge Alessandri (candidato del Partido Nacional) y a Radomiro Tomic, nominado por la Democracia Cristiana. Esta elección se vio precedida de una importante radicalización en la política de Chile, la cual se manifestó en el incremento de la tensión ante de los comicios .

Según la constitución vigente, si ninguno de los candidatos obtenía la mayoría absoluta, la elección debería ser realizada por el Congreso Pleno entre los dos candidatos que obtuvieran la más alta votación. Lo estrecho de los resultados, con menos de cuarenta mil votos de diferencia entre Allende y Alessandri, puso a la Democracia Cristiana como el árbitro de la situación. Antes de la decisión del Congreso, la cual se debía realizar el 24 de octubre, un comando paramilitar del grupo derechista Patria y Libertad intentó secuestrar al Comandante en Jefe del Ejército, General René Schneider, con el fin de evitar la inminente elección de Allende. La intentona resultó en la muerte del general, en una gran conmoción pública y en la elección de Allende por 153 votos sobre 35 de Alessandri como Presidente de Chile. [1]

En un clima de tensión política se desarrollan las elecciones de 1970, llegan a la contienda electoral, representantes cada uno de ellos de tres opciones claramente diferenciadas. La derecha postuló al candidato independiente Jorge Alessandri Rodríguez, el partido Demócrata Cristiano a Radomiro Tomic, y la Unidad popular, al socialista Salvador Allende Gossens. A la candidatura de Allende y la Unidad Popular, se opuso la de Jorge Alessandri, el ex Presidente derechista, que fue proclamado por el Partido Nacional y las agrupaciones patronales agrupadas en la Confederación de la Producción y el Comercio, su programa se enfocaba hacia de protección a la propiedad privada. En el centro político de este escenario, Radomiro Tomic propiciaba una vía comunitaria, colectivizada pero no estatista, que acercara a la Democracia Cristiana a la izquierda política, pero distinguiéndose manifiestamente de ella. Exigía un programa presidencial de corte netamente anticapitalista, es decir que el PDC se declarara socialista y revolucionario dentro de las características de América Latina; rechazo a la nacionalización pactada del cobre, pronunciándose por una nacionalización por ley, y una directiva del partido integrada e integradora. Si bien el programa de Tomic incorporaba propuestas de cambios sustanciales y era en gran medida similar a los planteamientos de la UP, en los hechos nunca fue posible una integración entre estas dos tendencias excluyentes.

 
At 2:12 a. m., Blogger PPAC said...

1. 4. Financiamiento desde la Unión Soviética

La documentación que se ha desclasificado se refiere exclusivamente a las donaciones en dinero del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética al Partido Comunista de Chile. Según nuestras investigadoras, la evidencia sugiere que se trata de aportes que se destinaron principalmente a financiar dirigentes y a efectuar propaganda. Si se hacen los ajustes monetarios correspondientes, puede comprobarse que se trata de cantidades suficientes como para financiar a un núcleo de líderes provenientes del mundo obrero y del mundo intelectual (periodistas, profesores, etc.) que constituyen la base de la dirigencia comunista. Así, ya en 1963 el Partido Comunista recibe 200 mil dólares (equivalentes a 1 millón 46 mil dólares de 1997). Se estima que la misma cantidad llega, por lo menos, en 1964. En 1970, la URSS canaliza 400 mil dólares (equivalentes a 1 millón 655 mil dólares de 1997) y, en 1973, proporciona 645 mil dólares (equivalentes a 2 millones 331 mil dólares de 1997

andidato Pacto Votos %
Salvador Allende Gossens Unidad Popular 1.075.616
36,3%
Jorge Alessandri Rodríguez Partido Nacional 1.036.278
34,9%
Radomiro Tomic Democracia Cristiana 824.849
27,9%
Total de votos escrutados 2.936.743

2. Elección del Congreso Pleno

Al conocer la noticia de la victoria de Allende muchos llegaron a la desesperación. Escondieron sus posesiones y huyeron del país varias personas que temían que el nuevo régimen cerrara las fronteras y se apoderase de sus bienes. Sin embargo algunos hablaban de una forma de evitar que Allende llegara a La Moneda, pues faltaba que el Congreso dirimiera entre las dos más altas mayorías el día 24 de octubre.

La DC exigió para su apoyo en el Congreso una reforma constitucional, el Estatuto de Garantías Constitucionales, que aseguraría que Allende no se saldría de la constitución.

 

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