viernes, febrero 12, 2010

La entelequia de los niños bien nutridos

Nota del Bloguista

A finales de los años 70s, años de las supuestas vacas gordas en Cuba gracias al subsidio de varios miles de millones de rublos anuales de la hoy extinta URSS, se me ¨sugirió¨ para poder participar en un evento de la delegación provincial de la Academia de Ciencias de Cuba que cambiara la redacción de un trabajo científico porque hablaba de niños portadores de desnutrición en Cuba, pese a que dicha investigación tenía precisamente como objetivo hacer un estudio sicológico en los niños portadores de desnutrición.

Un año antes de producirse la epidemia de la llamada neuropatía óptica epidémica, una entidad que alcanzó a más de 50 000 personas en el curso de un solo año, 1993, lo que la convierte en la epidemia más grande de este tipo reportada, la Dra. Consuelo Prado, de la Universidad Autónoma de Madrid, alertó en un trabajo científico con una muestra de mujeres habaneras presentado en el Taller de Antropología Física Jesús Montané del peligro de que se produjeran enfermedades por la falta de vitaminas producto de la mala alimentación. Consuelo fue vista desde ese momento por los algunos organizadores cubanos del evento como una apestada y no fue invitada a una recepción que el rector de la Universidad de La Habana le dió a los científicos extranjeros de alto nivel que asistían a ese evento, pese a que muchos de ellos asistieron al evento gracias a las gestiones y prestigio de la Dra. Consuelo Prado, miembro del Proyecto Erasmo de la ONU.

En Cuba hay enfermedades que no se pueden diagnosticar por órdenes superiores del Ministerio de Salud Pública, MINSAP, pero también son tabú las palabras hambre y desnutición.
****************
La entelequia de los niños bien nutridos


Por Juan Carlos Linares Balmaseda

11 de febrero de 2010

La Habana, Cuba – www.PayoLibre.com – La pediatra pesa al bebé. Después lo mide. El cálculo indica anomalía. Diagnostica desnutrición leve y le autoriza una dieta de carne. La madre del bebé corre con el certifico de la dieta a la OFICODA, que son las oficinas donde se lleva riguroso control de todo lo concerniente a alimentos racionados por la cartilla. La funcionaria que la atiende mira el certifico y lo devuelve a la madre con acento firme:

“Regresa con este certificado al policlínico y dile al pediatra que si a ella se le olvidó que no puede escribir desnutrición; ¡que ponga bajo peso!”.

Las dietas, de carne de res o pollo, nunca sobrepasan dos kilos por mes, descontando huesos y pellejo. El producto, con un precio módico, se adquiere en la carnicería donde corresponde comprar al núcleo familiar. En los núcleos con más de un niño, de seguro se compartirá la dieta entre hermanos, pues no se conciben una madre que ponga carne sólo en el plato del desnutrido, y en el de los que aún no lo estén arroz y frijoles solamente.

Independiente a las dietas, los niños tienen asignada una libra de pollo o pescado como cuota fija mensual, igual que los adultos: A lo sumo cuatro libras de carne mensuales totalizando dieta y cuota fija (unas dos onzas por día). Estas cantidades son para la capital, en el interior del país testifican ser inferiores.

A los niños menores de 7 años les asignan a precio módicos 6 kilos de leche en polvo (unas 4 onzas por día). También existe dieta de leche. Niños y adultos tienen una asignación de 10 huevos mensuales. Y para de contar, las vitaminas brillan por su ausencia.

Fuera de las dos alternativas, dieta y cuota fija, que los niños ingerirán carne y leche en dependencia del poder adquisitivo de los padres, adquiridos a precios exacerbados y que la mayoría no pueden sufragar honradamente. Pero el representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Cuba, José Juan Ortiz, al parecer no ha tenido tiempo de sacar cuenta. Sólo ha encontrado unos pocos focos de niños desnutridos, y eso gracias a la voluntad política del Estado-gobierno cubano.
Es probable que las dietas para niños se sufraguen con los 8,5 millones de dólares anuales donados por la UNICEF, mientras los cubanos inducidos por la prensa oficial se los achaca a la voluntad política. Si éste representante no ve diferencia entre educar en la moral cristiana e imponer a los niños la ideología comunista, cómo va a importarle que los niños cubanos sepan de dónde vienen los recursos para combatir la desnutrición en país.

Admitir que la alimentación racionada apenas alcanza para una semana y el salario de los padres es insuficiente para comprar alimentos por la vía liberada en mercados paralelos y mucho menos en tiendas por divisas, es admitir que los niños cubanos pasan hambre. Admitir que aquí no hay niños de la calle y que existe un grave déficit de vivienda, es admitir que existe hacinamiento familiar, gracias también a esa misma voluntad política.

Pesquisar desnutriciones en Cuba utilizando igual metodología que para Guatemala, Zambia o España, o reuniéndose con representantes del Poder Popular y de los ministerios denota ingenuidad o servilismo. Somos un pueblo científicamente reprimido. Para constatar desnutriciones debe adentrarse cuantificando en hospitales, círculos infantiles, escuelas, en las casas. Y como que dos más dos es cuatro usted será persona no grata.

Para empezar, Sr. Ortiz, investigue niños bajo peso, cortos de talla, carentes de calcio, diabéticos, de poco rendimiento académico, con cansancio, delgadez facial, relieves costales, pliegues cutáneos, pelo con poca pigmentación, piel pálida, úlceras cutáneas, insuficiencia cardiaca o renal, anemia e hipoalbuminemia, inmunodepresión, mala cicatrización, esterilidad, cáncer, infecciones, esas son algunos padecimientos generados por insuficiencia nutritiva. Es cierto que nuestros niños no son los peor alimentados del mundo, pero sí podrían ser los igualitariamente no bien nutridos como para rallar en los límites en que la desnutrición es aún imperceptible.
*************************
COMENTARIOS DEJADOS

Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "La entelequia de los niños bien nutridos":

Hay una carta escrita por el Dr. Rafael Mussi (ó Muci, perdón, no recuerdo en este instante la manera correcta de escribir su apellido) y a propósito de un comentario que hiciera en su momento el entonces embajador cubano en Venezuela - en la que se tomaba la libertad sin más ni más de ofender el ejercicio de la medicina privada en aquel hermano país - que también pone los puntos sobre las íes y argumenta lo que vió y vivió en nuestra isla y a propósito del evento de marras (alias beri-beri, como lo llamaban nuestros abuelos). No la tengo a mano en este momento pero si alguien la necesita, con gusto la busco y se la envío. Saludos,

chicho el cojo

1 Comments:

At 6:25 a. m., Anonymous Anónimo said...

Hay una carta escrita por el Dr. Rafael Mussi (ó Muci, perdón, no recuerdo en este instante la manera correcta de escribir su apellido) y a propósito de un comentario que hiciera en su momento el entonces embajador cubano en Venezuela - en la que se tomaba la libertad sin más ni más de ofender el ejercicio de la medicina privada en aquel hermano país - que también pone los puntos sobre las íes y argumenta lo que vió y vivió en nuestra isla y a propósito del evento de marras (alias beri-beri, como lo llamaban nuestros abuelos). No la tengo a mano en este momento pero si alguien la necesita, con gusto la busco y se la envío. Saludos,

chicho el cojo

 

Publicar un comentario

<< Home