Y en eso llegó Fidel Castro
Raúl Castro lo dijo claramente: todas las decisiones importantes se consultaban con Fidel, luego lo de los presos, Moratinos, Ortega y Mamberti es algo que contó con el visto bueno de Fidel y quizás hasta con algunas ideas suyas de como llevar a cabo la excarcelación, deportación y el lleva y trae del Cardenal Ortega a Washington.
Y en eso llegó Fidel
Por Luife Galeano
De vez en cuando conviene parar y echar una mirada silenciosa alrededor de los acontecimientos para corroborar lo que siempre fue patente. La cuestión resulta muchísimo más importante cuando se trata de analizar los acontecimientos cubanos porque, de la misma forma que los colaboracionistas de turno pretenden dar las puntadas que salven la tela, en Cuba, ya se sabe, no hay puntadas sin hilo.
Hace tiempo se pusieron de manifiesto en estas páginas que el final de la historia iba a ser muy diferente al que preconizaban tanto la Iglesia Católica como Moratinos el demiurgo creador de las liberaciones opresivas. Por desgracia, el guión vuelve a reproducirse con lastimera precisión y ya lo leemos en la prensa menos especializada pero de mayor difusión que nuestras páginas y blogs combativos dedicados a la libertad de expresión en el mundo.
Como se preveía, los presos políticos deportados no aparecen por la prensa. No sólo lo usual deja de ser noticia sino que, en este caso, la noticia desaparece por arteras instrucciones de aquí y allá que dejan caer mensajes envueltos de misterio. Y no digo más. El tema cubano molesta y, además, rompe los bien urdidos planes de cuantos se muestran rasgándose las vestiduras para luego cobrar el diezmo y a otra cosa, mariposa.
El problema es que, por fortuna, los presos políticos deportados no saben mantener la boca cerrada. Cincuenta años de mordazas y muchos de cárcel no han conseguido extinguir las voces de la libertad. Sin embargo, en España se empecina el ministro del terror exterior en dispersarlos por el país de manera de neutralizarlos aún más si cabe y acabar con las voces disidentes; que una cosa es disentir en Cuba y otra muy distinta en España, parece pensar el funcionario.
Con extrema frialdad, el gobierno español, se cisca en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en concreto en el artículo 13, que, entre otras cosas, dice: “Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”. Pues bien, parece que basados en el estúpido argumento de que Cruz Roja no puede cobijar a todos en Madrid, los deportados deben deportarse, una vez más, a territorios ignotos del Estado español y perjudicarles su integración por aislamiento. Para el gobierno socialista español los años de aislamiento carcelario no han sido suficientes y han de continuar con la orientación castrista que tanto obedecen. No desean aceptar que en el mundo libre es Cruz Roja la que debe adaptarse a cobijarlos a todos bajo un único entorno.
Es inconcebible la presión por toda la cancha que el gobierno socialista quiere ejercer sobre los presos políticos deportados. Les quieren negar el asilo político, los quieren dispersar, les crean una campaña difamatoria presentándolos ante la opinión pública como quejicas desagradecidos, los tratan con las mismas malas artes y comportamientos castristas. Llega uno incluso a preguntarse por qué insistieron tanto en liberarlos. Y claro, la respuesta es nítida y cristalina. Al gobierno socialista español le importan un pimiento los presos políticos deportados. Ellos lo que quieren es adorar al Asere Supremo y al Máximo Líder y en extrema gratitud, continúan con el acoso y derribo a los héroes disidentes.
En el ínterin entramos en el mes de agosto. Los políticos, más enfrascados en su descanso estival entre cigarrales y marismas, poco atienden a los movimientos orquestados por la huesuda mano que mueve la cuna y acabaremos lamentando algún desaguisado de imposible solución posterior.
Ya el castrosaurio hizo acto de presencia con su camisa verde olivo, regalando memorias para no dormir y soltando discursitos de trincheras como en los viejos tiempos; lanzando mensajes a navegantes y dando la impresión de que se apresta a presentar batalla en próximas ofensivas fraudulentas —entre ellas la liberación de cinco espías que, esos sí, esos han sido encarcelados de manera injusta tras el juicio más largo de la historia legal de los EEUU; juicio prolongado que jamás tuvieron los disidentes cubanos, dicho sea de paso.
Por otra parte, el hermanísimo Asere Supremo nos apunta con el dedo acusador y nos amenaza conque “no habrá impunidad para los enemigos”. ¿Qué enemigos, pregunto? ¿Los que ya liberó? ¿Los que no piensa liberar a pesar de sus promesas?, o ¿los que encarcelará una vez haya hecho hueco deportando a cincuenta y dos presos políticos?
De lo que no hay duda es que, tras la cortina de humo en que los politólogos cubanólogos pierden el tiempo pensando que existen rencillas personales entre el Asere Supremo y el Máximo Líder, el Caballo ha hecho acto de presencia y mandará a parar cualquier proceso por mucha Iglesia, por mucho Mamberti y por mucho Moratinos que le pongan como excusa. Él no participó en las deliberaciones y hará lo que le venga en ganas como, por cierto, ha hecho siempre.
Además, el silencio de los síndicos de la “zeja” que firmaron contra la represión castrista no han dicho ni esta boca es mía. Debe ser que están esperando la orientación correspondiente o bien andan escribiendo sus próximas peliculitas pestilentes o preparando sus conciertos de paz entre naciones que no están en guerra. A eso queda reducido el tímido apoyo de estos demócratas.
1 Comments:
Tímido apoyo? Ni eso. Si acaso tratar de no lucir tan hijos de puta, tratar de protegerse algo la imagen, tratar de sacarle provecho a Dios (aunque no tanto como al diablo). Demasiado poco, demasiado tarde.
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