lunes, septiembre 06, 2010

CUBA: Los grados militares y la revolución. Fidel Castro miente sobre las razones de la existencia de generales en su ejército



Los grados y la “revolú”Justify Full

septiembre 5, 2010

Por Pedro Pablo Bilbao

Además de episodio batistiano, el problema de los grados militares parecen ser intrínseco a la «revolución» única (1868-?). Tras acordar la Constitución de Guáimaro (1869) que «el General en Jefe está subordinado al Ejecutivo» (Artículo 7), es decir: al Presidente de la República (Artículo 16), la Ley de Organización Militar (1869) consagró al Presidente como «Generalísimo nato» de todas las fuerzas armadas (Artículo 10) y cundió la confusión. Máximo Gómez se encargaría de agudizarla en la gran guerra siguiente nombrando (Sao del Najesial, mayo 15 de 1895) mayor general a Martí, en reunión de cuatro gatos «al pie del monte». Luego azuzaría, por fuera de la Asamblea de Jimaguayú (septiembre 13-16, 1895) ), a que se rechazara la propuesta de Rafael Portuondo: el presidente de la República en Armas debía ser también General en Jefe (Enrique Loynaz del Castillo: Memorias de la guerra, 1989, páginas 202 s).

En la Sierra Maestra Castro se apartó de la tradición mambisa y nombró comandantes en vez de generales y coroneles. Los grados militares del castrismo se formalizaron primero (Ley 1123, septiembre 23 de 1963) y se renovaron después con igual tónica de comandantes (Ley 1257, diciembre 1ro de 1973), pero los aliados del Pacto de Varsovia convencieron al «no alineado» Castro de que los «ejércitos amigos» debían guardar correspondencia y entonces Castro instituyó generales y coroneles (Ley 1315, noviembre 23 de 1976) con la legitimación adicional explícita de seguir «la tradición mambisa». Sin embargo, Castro se abstuvo de «generalizarse» y prosiguió como Comandante en Jefe. Este grado militar supremo pasó a la escala fijada (Artículos 78-80) por la Ley No. 75 (diciembre 21 de 1994) de la Defensa Nacional y debe ostentarlo Raúl Castro, pero nadie se llame a engaño: Fidel Castro no tiene que usar grado alguno (ni siquiera uniforme) para seguir al mando del campamento «República de Cuba».

-Foto: © Houston Chronicle. Fidel Castro sin grados militares en Houston (Tejas), adonde fue a verlo Raúl Castro (abril 26, 1959) para dar el parte de la fracasada invasión a Panamá, en acaso la única vez que estuvieron juntos fuera de Cuba tras el triunfo de la revolución.

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Nota del Bloguista

Desde los primeros días de enero de 1959 en el Campamento Militar de Managua ( antigua Escuela de Cadetes de Managua ) y de manera pública para los militares del Ejército Rebelde, en las barracas de dicho campamento se apuntaban aquellos militares que voluntariamente quisieran ir a otros países a pelear. Esto era conocido y promovido por los jefes militares de ese campamento; testigo de la anterior fue el combatiente del Ejército Rebelde Rafael Tamayo, quien combatió en la lucha contra Batista en el Ejército Rebelde bajo las órdenes de Abelardo Colomé Ibarra ¨Furry ¨ y quien perteneció al Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde ( DIER ) al ser nombrado Colomé Ibarra el primer jefe de ese Departamento.

Rafael Tamayo en esos primeros tiempos estuvo atendiendo la Seguridad del Aeropuerto Internacional José Martí de Rancho Boyeros en La Habana y en más de una ocasión llevó para la jefatura del G-2 en 5ta Avenida y 14 en Miramar, La Habana, a personal cubano que en sus equipajes llevaban armas para el Exterior cubano, incluyendo subametralladoras y parque. Las personas nunca tuvieron problema alguno en esa sede de los incipientes órganos de la Seguridad del Estado castrista, pues poco después los veía en el aeropuerto después de haber él recibido la orden de dejarlos viajar sin revisar el equipaje. Rafael Tamayo narra que él para mortificar y demostrar su eficiencia en la detención de equipajes con armas, él los detenia aún sabiendo que no iban a tener problema alguno.

Rafael Tamayo me contó, que en una ocasión, una de esas personas detenidas resultó ser un excombatiente cubano ( no recuerdo si de la II Guerra Mundial o de la Guerra de Corea ) pues al él llevarlo nuevamente para el aeropuerto, por órdenes recibidas, esa persona, al enterarse que él había combatido en el Ejército Rebelde, se franqueó ante una pregunta y le contestó que en los aeropuertos de Panamá, y otros países, habían personas que los ayudaban a llegar con las armas a su punto de destino.

COMO PUEDEN COMPROBAR CON ESTE EJEMPLO, NO FUE EL DESEMBARCO EN CUBA DE LA BRIGADA EXPEDICIONARIA 2506 POR BAHÍA DE COCHINOS LA QUE MOTIVÓ QUE LA TIRANÍA INVADIERA Y ESTUVIERA PRESENTE EN TODA AMÉRICA LATINA, SEGÚN HA ACEPTADO FIDEL CASTRO, EXCEPTUANDO A MÉXICO, Y A ALGUNOS PAÍSES DE ÁFRICA , ASIA Y MEDIO ORIENTE.

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Tomado de http://www.laestrella.com.


Rubén Miró y la invasión de cubanos a Panamá



ALEXIS SÁNCHEZ

¡Al amigo Gonzalo Menéndez Franco, In Memorian, quien en La Mesa de La Papaya, se refería a la verdad historica!

El 19 de abril de 1959, salió una expedición de noventa y siete hombres en el yate Mayari, desde el Puerto Surgidero en Batabanó, Cuba a treinta millas de La Habana, desembarcando en Playa Colorada, San Blas a las 8:00 p.m. del viernes 24 de abril.

Bredio Benavides, intendente de San Blas, quien visitó el barco abandonado y encallado en la playa, el 26 de abril, dio parte a las autoridades. De Playa Colorada, los invasores se dirigieron a Nombre de Dios, donde establecieron su base de operaciones.

La expedición estaba compuesta de tres panameños, un puertorriqueño, un argentino y el resto de nacionalidad cubana. El domingo 26, fueron capturados los primeros invasores, entre ellos el panameño Guillermo González, y los cubanos Antonio Puente Blanco, Alberto o Gilberto Bethancourth Chacón y/o Roberto A. Arancibia Rodríguez, quienes fueron identificados por sus pasaportes. Éstos no se rendieron, abriendo fuego contra la Guardia Nacional. En el desembarco muere el panameño Enrique Morales Brid y dos personas más, quienes no fueron identificados. Una vez capturados, informaron que se esperaban dos barcos más con mercenarios.

El primero de enero de 1959, el Ejéercito rebelde, llega al poder, luego de la salida de Fulgencio Batista. La efervecencia revolucionaria, estaba de moda.

La invasión de cubanos a Panamá en abril de 1959, para unos guarda relación y para otros no, con los levantamientos que se dieron en Cerro Tute, en Veraguas, el desembarco en las playas de Santa Clara, y los proyectados asaltos a los cuarteles de Boquete y La Chorrera. Desde principios del año 1959, el gobierno panameño tenía informes fidedignos y confiables, de que en la Isla de Cuba se proyectaba una invasión a territorio panameño de cuatrocientos hombres en tres naves distintas, siendo comunicado esto por el canciller panameño Miguel J. Moreno, al canciller del Gobierno Revolucionario de Cuba, doctor Roberto Agramonte. Tanto el doctor Agramonte, como el embajador Raúl Roa, pusieron al tanto al comandante Antonio Enrique Lussón Batlle, y éstos dieron seguridad a Moreno, que no permitirían que se llevaran a cabo dichas actividades en contra de Panamá. Diógenes De La Rosa, estuvo presente en dicha reunión, celebrada en Caracas, Venezuela.

Mientras tanto, Rubén Oscar Miró Guardia, llega a Cuba como turista con su esposa y sus hijos el 15 de enero de 1959. Miróo, primo hermano de Roberto "Tito" Arias, fue absuelto en diciembre de 1957, por su participación en el magnicidio del presidente José A. Remón Cantera. El 4 de agosto de 1958 sufrió un atentado, recibiendo tres disparos de arma. El 9 de abril de 1959, llega a Miami procedente de La Habana, y el Miami Herald en su edición del 10 de abril, en una noticia que firma el periodista George Southword, señala que "Miró prometió a un fiscal distritorial de Estados Unidos que se portaría bien durante sus tres días de visita en Miami, y "que era un viaje de placer". "Yo soy el jefe del movimiento revolucionario de Panamá, y deseo registrarme con el gobierno de los Estados Unidos. No violaré las leyes de neutralidad de este país". En dicha noticia señala que Miró "está escribiendo un libro titulado ¿Quién mató a Remón?".

Miguel Moreno, el 15 de abril, puso en conocimiento personalmente al encargado de negocios a.i. de Cuba en Panamá, Ricardo Riaño Jauma, que el gobierno panameño estaba enterrado que en territorio cubano se preparaba una expedición armada. En esa nota "se invocó la obligatoriedad de parte del gobierno cubano de reprimir tales preparativos, en cumplimiento del artículo primero de la Convención sobre Deberes y Derechos de los Estados en caso de Luchas Civiles, aprobada en la Sexta Conferencia Internacional Americana en La Habana, Cuba en el año 1928". El 17 de abril, Riaño Jauma contestó "que su Gobierno se pronunciaría en evitación de que se produjeran los hechos denunciados".

El 16 abril, Panamá convocó al Órgano Ejecutivo, y comunicó al país "de que se preparaba una expedición de extranjeros para invadir el país". Ese mismo día, a las 9:30 p.m., Miguel Moreno entregó el comunicado a las delegaciones de los países de la OEA acreditados en Panamá, para que lo trasnmitieran a su respectivo gobierno.

Colombia envió dos fragatas y dos aviones caza, para la custodia de las costas del Istmo. Ecuador puso dos aviones, Guatemala un avión con aprovisionamiento militar y con voluntarios, inclusive Cuba, envió dos oficiales del Ejército cubano, para que éstos desistieran de su plan. Además ofreció una fragata para vigilar las costas panameñas.

La Cancillería agradeció al gesto de la fragata, pero solicitó que la misma se utilizara para evitar la salida de otras naves de puertos cubanos, y que la cooperación ofrecida, se empleara para impedir las actividades en Cuba de Rubén Miró y mantener estrecha vigilancia de Andrés Cantillo y otros.

La misión de los dos oficiales cubanos en Panamá, capitán Armando Torres y teniente Fernando Ortiz enviados por Cuba, para convencer a los invasores de desistir de la aventura, fracaso, porque Torres y Ortiz, querían que se les permitiera regresar a Cuba con las armas a los invasores.

El embajador de Panamá ante la Organización de los Estados Americanos, Ricardo M. Arias Espinosa, solicitó la intervención de la OEA invocando el artículo 6 del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca de Río de Janeiro de 1947. El 28 de abril el Consejo aprobó una resolución para que se trasladara al lugar de los hechos para investigar la situación denunciada.

La comisión quedó integrada por los embajadores de Brasil - presidente, Estados Unidos - vicepresidente, Paraguay, Argentina y Costa Rica. La comisión llegó a Panamá, el 29 de abril. Ese mismo día, es arrestado en La Habana, Rubén Miró. Luego de un estudio de los interrogatorios, pruebas, entrevistas, la comisión comunica al Consejo la noche del 19 de abril sus conclusiones, entre los que se señalaba: el carácter foráneo de la expedición, en cuanto a la organización y a sus componentes, ya que la totalidad era de nacionalidad cubana, Panamá sostuvo como base para cualquier arreglo, la rendición incondicional de los invasores, la cual fue aceptaba el 1 de mayo y así se evitó el derramamiento de sangre. La Guardia Nacional condujo a los cubanos a la Cárcel Modelo en Panamá. El destino de éstos quedó en manos de la justicia. Mientras, que el 30 de junio, mediante Decreto 1523 y publicado en la Gaceta Oficial de Cuba el 2 de julio, se dispuso la expulsión de Cuba de Rubén Miró, siendo deportado a Miami.

El Segundo Tribunal Superior de Justicia el 25 de junio perdonó el delito cometido por los invasores cubanos, en razón que se rindieron incondicionalmente y depusieron las armas sin disparar un solo tiro. A cinco extranjeros y un panameño, no les tocó el perdón, porque no se sumaron a la rendición incondicional en Nombre de Dios, y por enfrentarse con las armas a la Guardia Nacional. A la Cancillería le tocó tramitar la concesión de varios asilos diplomáticos y dar salvoconducto a panameños [Jaime Padilla Beliz y Samuel Gutiérrez] que se asilaron en la Embajada de Chile acreditados en Panamá.

El 12 de mayo el gobierno panameño, se pronuncia por unas declaraciones de Fidel Castro en Río de Janeiro, Brasil. El gobierno panameño, calculó los perjuicios de la invasión en más de trescientos mil dólares en gastos directos y en daños indirectos en varios millones de dólares, ya que el comercio y la industria se paralizaron durante varios días. Los invasores cubanos regresaron a Cuba en vuelo de COPA, pagados por el gobierno de Cuba, debiendo aterrizar en el aeropuerto militar Ciudad Libertad de La Habana.

Años atrás un cubano me contó que conoció a Rubén Miró en Cuba reclutando a los futuros miembros de la aventura de la invasión en Cuba para venir a Panamá, y que al recibir el ofrecimiento de Miró, no aceptó.

Cincuenta y un año después de estos hechos, sirva para recordar los mismos.

*El autor es Contador Público Autorizado a2twin@msn.com