viernes, noviembre 05, 2010

El camino de Damasco

Tomado de http://eichikawa.com/
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El camino de Damasco
noviembre 4, 2010

Por Arnaldo M. Fernández

Luego de romper (septiembre 10, 1973) relaciones diplomáticas con Israel, Castro mandó pilotos de combate y hasta una brigada de tanquistas a Siria, quienes participaron en misiones de combate y vigilancia, sin una sola baja, desde el estallido (octubre 6, 1973) de la Guerra de Yom Kippur hasta febrero de 1975. Siria se hallaba bajo la dictadura (1970-2000) de Hafez al-Assad, a quien sucedió su hijo Bashar.

Hafez compartía con Castro la fascinación por los servicios de inteligencia. Así generó 15 agencias diferentes de seguridad del Estado, que sumaban más de 50 mil «empleados», es decir: uno por cada 240 habitantes. Su guardia presidencial pasaba de 12 mil hombres y aunque su imagen cundía por todo el país, sus ministros no tenían casi contacto con él (Patrick Seale: Asad of Syria, 1990, páginas 177-82). Su hermano Raifat comandaba las tropas élites (Brigadas de Defensa), que se volvieron notorias por ventas en el mercado negro de artículos confiscados por milicias aliadas en Líbano. Para garantizar el favor de Moscú, Hafez procedió con el Partido Comunista Sirio (PCS) tal y como había hecho Batista en Cuba hacia 1939: autorizó tanto el ingreso del PCS en el Frente Nacional, dominado por el Partido del Renacimiento Árabe Socialista (Baaz), como la circulación de su periódico Nidal al-Shaab, y nombró ministros a dos cuadros comunistas.

Siria no pudo recuperar las Alturas de Golán en la Guerra de Yom Kippur y Hafez se quejó de no haber contado con Migs-23. Moscú decidió enviarle (1974), además de 1,000 tanques, 30 misiles Scud y 100 misiles Frog, unos 300 aviones de combate, entre ellos 45 MiGs-23, que serían piloteados por cubanos y norcoreanos mientras asesores soviéticos entrenaban a pilotos sirios (Pedro Ramet: The Soviet-Syrian Relationship since 1955, 1990, páginas 99-192).

Para el XXV Congreso del PCUS (febrero 24-marzo 5, 1976) Brezhnev soltaba que Siria era su mejor aliado en el Medio Oriente, pero tres meses después Siria intervenía en la guerra civil del Líbano para respaldar a las milicias cristianas maronitas. Pravda fue autorizado a informar que Damasco había apuñalado por la espalda al pueblo palestino. No obstante, los intereses geoestratégicos prevalecieron. Los suministros de armas soviéticas a Siria pasaron de $825 millones (1977) a $1,000 millones de dólares (1978). Hafez no sólo condenó la visita del presidente egipcio Anwar el Sadat a Jerusalén (1977) y los acuerdos de paz en Camp David (1978), sino que se abstuvo de condenar la invasión soviética a Afganistán (1979).

Al cabo sobrevino (junio 9-11, 1982) la batalla aérea del Valle de la Bekaa (Líbano) y las fuerzas aéreas israelíes derribaron 23-26 MiGs sirios sin perder un solo avión, además de liquidar por completo los emplazamientos de misiles antiaéreos en la frontera sirio-libanesa. Damasco y Moscú se enzarzaron entonces en mutuas recriminaciones por baja calidad del armamento e incompetencia en su manejo. Hafez viajó a Moscú para los funerales de Brezhnev (noviembre de 1982) y convenció a Yuri Andropov de suministrar sistemas avanzados de armamento, algunos de ellos operados por personal soviético, algo sin precedentes desde que se llevaron (1962) misiles y ojivas nucleares a Cuba. El general Dimitri Volkogonov anotaría que ningún país tuvo tantos asesores soviéticos como Siria (The Rise and Fall of the Soviet Empire, 1998, páginas 359-60). Así y todo, Hafez al-Saad terminó reconociendo ante el embajador (1984-86) británico en Damasco, Sir Roger Tomkys, que Siria nunca podría alcanzar la paridad estratégica con Israel.

-Foto: Hafez al-Asaad arriba a La Habana (septiembre 2, 1979) para la VI Cumbre de los No Alineados © CorbyImages.