José Martí responde al panfleto “La idea de un solo Partido es un legado de José Martí“ publicado por Granma a las puertas del VI Congreso del PCC
En este artículo de mi autoría, escrito y publicado en Cuba, José Martí responde con sus palabras al panfleto “La idea de un solo Partido es un legado de José Martí“ publicado por Granma a las puertas del VI Congreso del PCC.
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Tomado de http://www.vitral.org/vitral/vitral53/espec.htm
MARTÍ: UN ACERCAMIENTO PUNTUAL
Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso
J. Martí (Tomo II, 52)
José Julián Martí y Pérez ha sido una de esas personalidades de la historia de las que muy pocas veces se ha hecho una valoración objetiva y real.
La persona de José Martí fue deshumanizada (sobre todo después de su muerte) por parte de sus adoradores, los cuales no deben confundirse con aquellas personas que lo veneran, o sea, que le ofrecen un culto de veneración: amor y respeto. José Martí fue una persona con muy admirables, altos y positivos principios éticos que acompañaba con su actuar, pero no fue un santo; no fue perfecto como tampoco lo somos ninguno de nosotros. Recordemos que, a los cristianos, la santidad nos la da Dios como gracia, pues ninguno de los seres humanos llegamos por nuestros méritos a ella; en nuestra vida a lo más que llegamos, con la ayuda de Dios, es a una santidad ¨aproximada¨ e imperfecta. No está demás señalar que los cristianos solamente debemos darle culto de adoración a Dios, el cual es un Dios único y trino que frecuentemente identificamos con Cristo: la Persona divina del Hijo hecho hombre; Verdad y Vida y el único Camino para llegar al Padre.
Martí y el socialismo
Pero si su persona ha sido manipulada y reducida en toda su riqueza y complejidad humana mediante sensibles silencios, su ideario ha sido aún más usado, manipulado y podado de incómodos señalamientos; aunque hay determinados períodos de nuestra historia patria donde esto se ha manifestado más que en otros. Algunos ejemplos los podemos ver en su carta del 29 de mayo de 1883. En dicha carta Martí habla positivamente del fundador del marxismo pero desecha los métodos propuestos por Marx basados en la lucha de clases.
¨ Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas, se ha de hallar salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que se desborde, y espante…¨ (Tomo 9, 388)
y escribe más adelante:
¨ …Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa ¨ (Tomo 9, 388)
advierte:
¨… Son los rusos el látigo de la reforma: mas ¡no!, no son aún estos hombres impacientes y generosos, manchados de ira, los que han de poner cimiento al mundo nuevo: ellos son la espuela, y vienen a punto, como la voz de la conciencia , que pudiera dormirse: pero el acero del acicate no sirve bien para martillo fundador¨ (Tomo 9, 388-389)
En su crítica sobre la obra ¨ La Futura Esclavitud¨ de Herbert Spencer, Martí también plantea sus objeciones sobre el socialismo; una de esas objeciones es:
¨…De ser siervo de sí mismo, pasará el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios.¨(Tomo 15, 391)
En sus cartas públicas y personales nuestro Apóstol también hace fuertes críticas al socialismo; estas cartas han sido muy poco divulgadas en nuestro país. En la carta al Director de La Nación del 9 de enero de 1890 plantea:
¨…Cada pueblo se cura conforme a su naturaleza, que pide diversos grados de la medicina, según falte este u otro factor en el mal, o medicina diferente. Ni Saint-Simon, ni Karl Marx, ni Marlo, ni Bakunin. Las reformas que nos vengan al cuerpo. ¨ (Tomo 12, 378)
Y en la carta personal a Fermín Valdés Domínguez de mayo de 1894 señala:
¨…Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras:-el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, - y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados…¨(Tomo 3, 168)
Martí: demócrata y liberal
José Martí fue un destacado liberal del siglo XIX, entendiendo como liberalismo a aquella corriente de pensamiento filosófico, económico y de acción política que propugna limitar al máximo el poder coactivo del Estado sobre los seres humanos y la sociedad civil. A continuación expondré algunos fragmentos de su ideario que muestran su carácter profundamente democrático y liberal.
¨ La independencia de un pueblo consiste en el respeto que los poderes públicos demuestren a cada uno de sus hijos.¨ (citado por Pichardo en 317)
Para Martí la independencia no solamente no existía cuando una Metrópoli no respetaba los derechos de los habitantes de la Colonia; tampoco se era independiente cuando los poderes públicos de una nación, desempeñados por nacionales o por extranjeros, no demostraban respeto hacia cada uno de sus hijos. Observemos que ese respeto, según Martí, debía ser para cada uno de sus hijos y no para una parte, pues el concepto de pueblo para Martí no era sectario:
¨ Un pueblo es composición de muchas voluntades, viles o puras, francas o torvas, impedidas por la timidez o precipitadas por la ignorancia. Hay que deponer mucho, que atar mucho, que sacrificar mucho, que apearse de la fantasía, que echar pie a tierra con la patria revuelta, alzando por el cuello a los pecadores .... hay que sacar de lo profundo las virtudes ..¨.
Para Martí si en la nueva república no se iba a respetar el carácter entero de cada uno de los hijos de la nación, no valía la pena ir a la supuesta lucha libertaria:
¨... O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre; - o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos. ¡ Para ajustar en la paz y en la equidad los intereses y los derechos de los habitantes leales de Cuba trabajamos, y no para erigir, a la boca del continente, de la república, la mayordomía espantada de Veintimilla, o la hacienda sangrienta de Rosas, o el Paraguay lúgubre de Francia !...¨ (Tomo 4, 270)
En el monumento al Apóstol que hay en la ciudad de Pinar del Río se lee un aforismo que también habla de su carácter profundamente liberal:
¨De la independencia de los individuos depende la grandeza de los pueblos¨
Para Martí no sólo la grandeza de un pueblo estaba supeditada a la independencia de los individuos; para el Mártir de Dos Ríos la soberanía de una nación radicaba en sus hijos y no en su gobierno. Es más, Martí asociaba el concepto de patria al de libertad:
¨ Y no constituye la tierra eso que llaman integridad de la patria. Patria es algo más que opresión, algo más que pedazo de terreno sin libertad y sin vida, algo más que derecho de posesión a la fuerza. Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas.¨ (Tomo 1, 93)
Por eso en un artículo a raíz de la muerte del poeta Julián del Casals, Martí escribe que no tiene patria hasta que la conquiste.
Su característica liberal de estar opuesto a que las estructuras del poder coactaran la libertad de los individuos, hizo que Martí rechazara profundamente al caudillismo.
Martí en contra del caudillismo
La experiencia latinoamericana en lo relativo a las luchas intestinas y fratricidas que siguieron a la liberación del yugo español de ciertas naciones de América del Sur y la desconcertante experiencia de ver que varios de sus libertadores se convirtieron posteriormente en dictadores de sus pueblos, dejaron en Martí una impronta tal, que él prefería que Cuba siguiera siendo colonia española, antes de que cayera en manos de caudillos:
¨Y no quiero a mi patria ¡no! víctima de capataces. La prefiero esclava de los demás a verla esclava de sus hijos.¨ (citado por Pichardo, 286)
El 20 de octubre de 1884, y después de un incidente desagradable con Máximo Gómez, Martí le escribió al dominicano su determinación de:
¨no contribuir en un ápice por el amor ciego a una idea en que me está yendo la vida, a traer a mi tierra a un régimen de despotismo personal, que sería más vergonzoso y funesto que el despotismo político que ahora soporta y más grave y difícil de desarraigar, porque vendría excusado por algunas virtudes, establecido por la idea encarnada en él, y legitimado por el triunfo¨ (Tomo 1, 177)
En esa misma carta definió bien claro, como buen liberal, que la búsqueda de las libertades públicas son la única razón por la que se puede iniciar una lucha:
¨¿Qué garantías pueden haber de que las libertades públicas, único objeto digno de lanzar a un país a la lucha, sea mejor respetada mañana? ¿Qué somos, General? ¿ Los servidores heroicos y modestos de una idea que nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura, o los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para enseñorearse después de él ?¨ (Tomo 1, 178)
En su artículo del 18 de agosto de 1888 titulado El General Sheridan, Martí al alabar a Sheridan, alabó a todos aquellos luchadores que dejando generosamente a un lado su ambición de poder, dan paso a otros por el bien de la nación:
¨ Te defendí ¡ oh patria ! en la hora de necesidad; pero no te perturbaré en la hora de la paz con mi ambición, porque me diste vida para defenderte y ocasión para ganar gloria; ¿ haré yo de mi valor ¡ oh patria ! un látigo, y de tí haré mi caballo ? Así no habló Sheridan, que no era hombre de palabras finas; pero obró así, que es mucho mejor que hablar¨ (Tomo 13, 120)
Martí, como ya vimos en la tercera cita de este subtítulo, no quería que Cuba se convirtiera en la finca particular de un caudillo como había sucedido en otros países iberoamericanos después de concluidas las guerras contra la Metrópoli, pero para Martí no sólo los caudillos eran merecedores de fuertes críticas; también los pueblos llevaban su parte. En el segundo volumen de la edición de las Obras Completas de nuestro Apóstol, publicadas en el centenario de su nacimiento, y en sus páginas 50 y 51 se lee:
¨ De hombres que no pueden vivir por sí, sino apegados a un caudillo que los favorece, usa y mal usa, no se hacen pueblos respetables y duraderos.¨
Y con vistas a una convención de clubes independentistas donde se discutirían múltiples temas, manifestó:
“ … ¡que los pueblos no son como manchas de ganado, donde un buey lleva el cencerro, y los demás lo siguen .! ” (Tomo 2, 17)
Martí no sólo criticó el control de un país por un caudillo; también criticó el control político de la nación por un solo partido político:
¨ Siempre es desgracia para la libertad que la libertad sea un partido¨ (Tomo 20, 25)
Y para Martí, según plantea en ¨Tres Héroes¨ en la conocida obra La Edad de Oro:
¨Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía.¨
A raíz de la ascensión del Partido Republicano estadounidense al poder en 1883, escribió sobre lo conveniente que era para una nación que un partido político no permaneciera mucho tiempo en el poder:
¨ La libertad ha de ser una práctica constante para que no degenere en fórmula banal. El mismo campo que cría la era, cría las ortigas. Todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta. Con la casta, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas; las castas se entrebuscan y se hombrean unas con otras.¨ (Tomo 9, 340)
Es cierto que Martí fundó un solo partido, nadie funda más de un partido a la vez, pero ese partido por las bases tan amplias que tenía, no era excluyente; se fundó con el único propósito de llevar la independencia a Cuba y Puerto Rico. En el Partido Revolucionario Cubano (PRC) había personas de todas las tendencias políticas: demócratas, anarquistas, socialistas, etc.; bastaba que la persona deseara la independencia para pertenecer al mismo. En las bases no se habla de continuar la existencia del PRC después de la independencia cubana y puertorriqueña de España (por eso Don Tomás Estrada Palma, el sucesor de Martí, lo disuelve al lograrse la independencia de España concluida la Guerra Hispano Cubana Norteamericana); en las bases del PRC tampoco se habla de excluir o de prohibir la participación de otros partidos políticos en la lucha independentista o en la vida republicana.
La búsqueda de un modelo para las Antillas
Martí, en una carta rimada del 21 de octubre de 1889 (Tomo 16, 354-358), dirigida a un antiguo compañero y colaborador, el anexionista Néstor Ponce de León, expuso sus convicciones antianexionistas pero a la vez el respeto a las ideas de los demás.
A mi Señor
Néstor Ponce de León:
Viene a decirme Capriles
Que alguien dijo en Broadway,
Que en mi discurso exclamé:
“¡Los anexionistas viles! ”
¡Bien y con mucha razón
Me mandó usted el recado
De tenerme preparado
El espinudo bastón!
Miente como un zascandil
El que diga que me oyó
Por no pensar como yo
Llamar a un cubano “vil”.
.....................................
Donde no nos puedan ver
Diré a mi hermano sincero:
“¿Quieres en lecho extranjero
A tu Patria, a tu mujer? ”
Pero enfrente del tirano
Y del extranjero enfrente,
Al que lo injurie: “Detente”
Le he de gritar: “¡Es mi hermano!”
En la Patria de mi amor
Quisiera yo ver nacer
El pueblo que puede ser,
Sin odios y sin color.
Quisiera, en el juego franco
Del pensamiento sin tasa,
Ver fabricando la casa
Rico y pobre; negro y blanco.
Y cuando todas las manos
Son pocas para el afán,
¡Oh, patria, las usarán
En herirse los hermanos!
Algo en el alma decide,
En su cólera indignada,
Que es más vil que el que degrada
A un pueblo, el que lo divide.
¿Quién con injurias convence?
¿Quién con epítetos labra?
Vence el amor. La palabra
Sólo cuando justa, vence.
Si es en uno el honor, los modos
Varios se habrán de juntar:
¡Con todos se ha de fundar,
para el bienestar de todos!
Su Martí
N.Y. 21 de octubre de 1889
El Mártir de Dos Ríos nunca sintió odio o rencor contra los anexionistas o contra cualquier otra persona. Es bueno aclarar que solamente en su pequeña obra ¨Abdala¨, escrita a los 16 años, es donde habla positivamente del odio o rencor al definir el amor a la patria como ¨…el odio invencible a quien la oprime; es el rencor eterno a quien la ataca¨ (Tomo 18, 19). Después de la experiencia del presidio político desterró a esas palabras de su corazón y cuando llamó a la Guerra Necesaria, no recurrió al odio al enemigo para hacer de los combatientes revolucionarios frías y eficientes máquinas de matar. En su obra sobre el presidio político en Cuba escribió:
«La venganza y el odio son dos fábulas que en horas malditas se esparcieron por la tierra»
Años más tarde y siendo coherente con su doctrina de amor, sentenció:
¨En pueblos, sólo edifican los que perdonan y aman. Se ha de amar al adversario mismo a quien se está derribando en tierra. Los odiadores debieran ser declarados traidores a la república. El odio no construye¨ (Tomo 14, 496)
José Martí vivió muchos años en Estados Unidos y conoció perfectamente al modelo norteamericano de gobierno así como a la sociedad de ese inmenso, monstruoso, país; conocía sus virtudes y defectos. En su carta al Director de La Nación del 3 de junio de 1886 y continuando la disección de la sociedad norteamericana que realizaba en esos años, escribió sobre algo de esa sociedad que le provocó una gran admiración:
¨Nunca se ha visto cosa más hermosa. De este pueblo del Norte hay mucho que temer, y mucho que parece virtud y no lo es, y mucha forma de grandeza que está hueca por dentro, como las esculturas de azúcar; pero es muy de admirar, como que cada hombre se debe aquí a sí mismo el magnífico concepto de la libertad y decoro del hombre en que todos se mantienen y juntan, y produce espectáculos de viril y gigantesca indulgencia, o de pacífico y radical volteamiento, que en nada ceden al brío épico y resplandor marmóreo de la grandeza pública de Grecia.¨ (Tomo 10, 459)
Ya al inicio de esa carta había expresado: “La tolerancia en la paz es tan grandiosa como el heroísmo en la guerra.” (Tomo 10, 459)
Para José Martí existían características en esa sociedad que debían incorporarse al proyecto republicano cubano, de la misma manera que debían desecharse otras características.
En su discurso conocido como “ Con todos y para el bien de todos “ invitaba a ir a la búsqueda de la esencia de un verdadero estado republicano cubano, en el cual no permaneciera el alma colonial disfrazada con novedades correspondientes al sistema norteamericano que lo hiciera aparentar algo que realmente no era.
¨ .... Y con letras de luz se ha de leer que no buscamos, en este nuevo sacrificio, meras formas ni la perpetuación del alma colonial en nuestra vida, con novedades de uniforme yanqui, sino la esencia y realidad de un país republicano nuestro, sin miedo canijo de unos a la expresión saludable de todas las ideas y el empleo honrado de todas las energías, - ni de parte de otros aquel robo al hombre que consiste en pretender imperar en nombre de la libertad por violencias en que se prescinde del derecho de los demás a las garantías y los métodos de ella ...¨ (Tomo 4, 273)
Martí, profundamente permeado de los ideales liberales que universalizó la Revolución Francesa y de la práctica de democracia, libertad, independencia y soberanía que observó en la sociedad norteamericana, no dudó en escoger lo mejor de ambas fuentes.
En su testamento político, la carta a Manuel Mercado pocas horas antes de morir, Martí planteó algo que parece descabellado si lo entendemos como una confrontación entre Cuba y los Estados Unidos: que Cuba pudiera evitar que los Estados Unidos se extendieran ¨con esa fuerza más¨ por las Antillas. Martí en esa carta en ningún momento se refiere a una confrontación de Cuba con los Estados Unidos, pues él no estaba fuera de la realidad y conocía perfectamente la correlación de fuerzas, pero más importante, fundamental y decisivo que lo anterior, es que Martí era un hombre de paz y no de guerra. Para Martí, solamente la instauración de un ejemplar modelo republicano cubano podía servir de alternativa a los países antillanos para evitar la tentación que provocaba incorporarse al modelo y sistema de los Estados Unidos; tentación en la que cayeron muchos cubanos antes y durante los primeros años de la Guerra Grande (iniciada en 1868) y que se prolongó de manera decreciente hasta esos años de finales del siglo XIX; Santo Domingo fue otro país que quiso ser anexado. Esa oportunidad, según Martí, no la desperdiciarían los Estados Unidos. En la carta a Federico Henríquez y Carvajal del 25 de marzo de 1895 ya había expresado esos objetivos.
¨… Pero aún puedo servir a este único corazón de nuestras repúblicas. Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo...¨ (Tomo 4, 111)
Un modelo republicano, profundamente democrático y de culto a la dignidad plena del hombre, que no tuviera los defectos del modelo estadounidense, podía ser un modelo alternativo para Hispanoamérica, donde las dictaduras y los caudillos, como en ese momento Porfirio Díaz, se habían enseñoreado y se enseñoreaban sobre sus pueblos.
Volviendo a la posición antianexionista de Martí deseo añadir que una de las objeciones o argumentos martianos en contra de la anexión de nuestra América (¨ la del perro de presa¨) por la otra (¨la del arado¨) era el desprecio que muchos habitantes del Norte tenían por sus vecinos latinos; hasta con respecto al independentismo, ese desprecio, tenía su importancia: Martí alertó a los cubanos de la época que había que ganarse el respeto del vecino, sin cuya simpatía era imposible alcanzar la independencia, y mucho menos mantenerla.
Sobre el desprecio particular de los norteamericanos hacia los cubanos, se lee lo siguiente en el periódico Patria, órgano oficial del Partido Revolucionario Cubano, periódico fundado por José Martí, Delegado de dicho partido.
¨Los americanos, dijo, no deben juzgar los esfuerzos de Cuba desde el punto de vista de hoy. Ellos parecen desdeñar a Cuba porque Cuba no hizo lo que ellos hicieron hace un siglo, pero las colonias americanas tenían tres siglos de vida cuando arrojaron el yugo inglés, y Cuba solamente ha vivido cincuenta años en la cultura. Diez años de ellos gastados en una guerra infructuosa por la libertad. Pónganse los americanos en el lugar de sus antepasados, en 1776, y ellos comprenderán lo desigual de la lucha. La diferencia del idioma ha sido la causa de tantos errores acerca de la causa cubana. Es injusto que un país que ha vivido trescientos años desdeñe a la colonia militar de cincuenta años ¨ (Tomo 4, 333)
Y en otra parte de ese artículo se lee:
¨ El Delegado analizó concienzudamente, las diferencias de composición, carácter, sociedad, gobierno y tendencias de España y Cuba; demostró que Cuba es superior a España en civilización, en ideas de gobierno, en riqueza, y que no puede esperarse que una metrópoli que no sabe ni puede resolver sus propios problemas resuelva los de su colonia; explicó el por qué del fracaso de los autonomistas, y dijo que la recompensa que había recibido era ver los impuestos doblados, y los derechos desconocidos; expuso con claridad las razones por qué ni a este país ni a Cuba convenía la anexión, y sí la amistad y comercio entre las dos repúblicas.¨ (Tomo 4, 333-334)
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Bibliografía
José Martí, Obras Completas (Tomos: 1, 2, 3,4, 9, 10,12, 13, 14, 15, 16, 18, 20 ), Editorial de Ciencias Sociales, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1975
Hortensia Pichardo, José Martí-Lecturas para los niños. Edición muy deteriorada por el tiempo.
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