domingo, mayo 15, 2011

Desde Cuba: Entrevista de Liú Santiesteban a Iván García

Tomado de http://www.todoelmundohabla.com

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"En un sector amplio de la disidencia, democracia es criticar a los hermanos Castro, no a ellos"
Iván García, periodista independiente residente en La Habana.
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Liú Santiesteban: Iván, vienes de una familia de trascendencia en la política y el periodismo, desde Blas Roca Calderío hasta Tania Quintero. ¿Cuándo te decides a dar el salto al periodismo independiente?

(Liú Santiesteban)

Iván García:-Liú, lo del periodismo me viene de cerca. No me es ajeno. El castigo de mi abuela Carmen -de niño fui tremendamente intranquilo- era que mi madre Tania Quintero, entonces reportera de la revista Bohemia, cargara conmigo en sus viajes de trabajo a las provincias. Fue así que nació mi pasión por el oficio de informar. Conocí en la redacción de Bohemia a grandes plumas de la sección deportiva como Enrique Capetillo y Jorge Alfonso. También a un señor muy viejo y con unas gafas horribles que por oficina tenía un pequeño cuarto con olor a naftalina. El anciano tenía la amabilidad de saciar mi curiosidad y charlar tendido conmigo, se llamaba José Zacarías Tallet. Años después supe que era una de las vacas sagradas de la poesía cubana.

-En lo particular, aparte del deporte, por la única profesión que siento vocación es por el periodismo. Pero nunca pertenecí a la juventud comunista y desde los años 80, la revolución de Fidel Castro me parecía un auténtico fracaso. Por lo tanto, ni soñar con estudiar periodismo. Para tipos como yo, políticamente descarriados, quedaban dos caminos: laborar de plomero, sepulturero, o ser otro negro más que va a prisión por robo con violencia, asalto a un turista o proxeneta.

-Preferí levantar la voz. Eso tuvo su costo. En 1991 estuve dos semanas detenido en Villa Marista y el placaje de los oficiales de la seguridad, detenciones sin motivos y constante hostilidad hacia mi persona, me empujó a iniciarme en el periodismo independiente. No tenía currículum. Sólo deseos de hacer algo que me gustara.

-Trabajé un par de meses como asistente de dirección en el ICRT y al vuelo aprendí algo de periodismo televisivo. De la prensa plana tenía el influjo de mi madre y personalmente, una inclinación morbosa por el periodismo de Estados Unidos. El estilo y forma sobria de contar historias de los periodistas estadounidenses me cautivaba. También las crónicas de color de los brasileños y, cómo no, los buenos reportajes y excelente uso del idioma que leía en periódicos atrasados de España.

-Una mañana de diciembre de 1995, con un frío del carajo y unas ganas tremendas de tomarme una taza de chocolate caliente, llegué a casa del poeta Raúl Rivero, director de la recién fundada Cuba Press, agencia de prensa independiente y en la cual ya mi madre colaboraba. Le dije que deseaba escribir sobre deportes y temas sociales. Me miró de arriba abajo fumando despacio un cigarrillo mientras de forma acompasada se balanceaba en un viejo sillón y tomaba café de un vaso.

-Para mis adentros pensaba: "El gordo me va dar el bate" (decir que no). Por respuesta me dijo: "Escribe algo, luego veremos". Los dos primeros trabajos que escribí fueron sobre el saltador de longitud Iván Pedroso y el trabajo por cuenta propia. Hace poco, en una vieja libreta a rayas que daba por perdida los releí y te juro que me dieron ganas de llorar, de lo malos que me parecieron. Pero aquella mañana, Rivero los aceptó. Luego, entre los soliloquios de Raúl sobre periodismo en el balcón de su casa, en la barriada habanera de la Victoria, los consejos de mi madre y mis deseos de comerme el mundo, fui puliendo el estilo. Ya para finales de febrero de 1996, Cubanet y El Nuevo Herald publicaban algunas crónicas mías.

-A Bernardo Marqués, ex periodista de la revista Bohemia, actualmente en Miami, le debo mucho, por sus buenos consejos, cuando por teléfono le leía mis crónicas, para que las colgara en la web. También a Rolando Cartaya, de Radio Martí. En cuanto a estilo y análisis periodístico debo reconocer la influencia de Carlos Alberto Montaner, cuyos libros manoseaba hasta despedazarlos. Al igual que Gabriel García Márquez o Vargas Llosa. Ahora mismo, soy fan de la forma en que redactan Luis Cino, Laritza Diversent, Zoé Valdés, Raúl Rivero, Jorge Olivera, Miriam Celaya y Tania Quintero. También me gusta el desenfado de blogueros progubernamentales como Elaine Díaz, Sandra Álvarez y Paquito el de Cuba.

(Iván García)

-De mi parentesco por vía materna con Blas Roca, me quedo con lo bien que se comía en casa de mi tía Dulce, su esposa y hermana de mi abuela Carmen, la buena residencia que tenían en el Nuevo Vedado, las entradas para los palcos en el Latino que Blas siempre nos enviaba (mi abuela y yo éramos fanáticos de la pelota) y lo chévere que es Yuri Valle Roca, el nieto mayor de Blas.

LS.: ¿En qué medios escribes actualmente y desde cuándo?

IG -Desde el 28 de enero de 2009 tengo un blog, Desde La Habana y, a partir del 9 de octubre de ese año colaboro con el diario digital español El Mundo América. También desde este año escribo para Diario de Cuba y algunas crónicas se reproducen en varios blogs, entre ellos Todo el Mundo Habla y Punto de Vista, de Joan Antoni Guerrero, por lo que aprovecho para darle las gracias a los dos.

LS.: Tu blog Desde La Habana estuvo alojado en la plataforma Voces cubanas que dirige la bloguera Yoani Sánchez. ¿Cuándo y por qué dejó de ser así?

IG.: -Ni yo mismo sé con claridad por qué Yoani me echó del portal de Voces. Nunca ella me ha dado una explicación. Reinaldo Escobar, a quien considero un amigo, tuvo la gentileza de ofrecérmela. Aunque no me convenció. Todo empezó, al parecer, por artículos polémicos contra la disidencia que mi madre escribió en mi blog.

-Es un viejo vicio que tenemos los cubanos, no importa la filiación política, si tú me criticas no eres mi amigo. Por falta de tiempo y lo costoso que es acceder a internet desde Cuba, no leía lo que mi madre escribía. Ni falta que hacía. Doy por sentado que ella y cualquiera que escriba en mi blog, puede verter la opinión que desee. Excepto alentar el terrorismo y el fascismo, la discriminación racial y de género, la violencia y la pornografía, la xenofobia y la intolerancia, todo vale.

-He sabido que en el entorno cercano a Yoani hay gente que me tiene un odio africano. Te juro que desconozco los motivos. No tienen las agallas de decírmelo en una charla cara a cara. Van al cotilleo y las descalificaciones. Quiera Dios que el día que Cuba viva en democracia y los archivos de la Seguridad del Estado sean públicos, sus nombres no aparezcan en ellos como colaboradores de la policía política.

-Liú, en un sector amplio de la disidencia, democracia es criticar a los hermanos Castro, no a ellos. Cuando se les critica su pálido desempeño, responden con descréditos, intrigas y chanchullos. A mí eso me toca los cojones. Si no le tengo miedo a los servicios especiales, poco me importan las campañitas mediocres y cobardes de algunos, sean blogueros o disidentes.

LS.: En Cuba la libertad de expresión es un delito tipificado como propaganda enemiga. ¿Qué consecuencias te ha traído escribir en contra de la corriente oficial del gobierno de los Castro?

IG.: -No muchas. Excepto varias “charlas amistosas” y una que otra citación a destiempo, en los 15 años que llevo haciendo periodismo, no me he sentido acosado. Antes de hacer periodismo me molestaban con frecuencia y, a la primera de cambio, me detenían todo un fin de semana en un calabozo policial. Tengo que agradecerles a esos oficiales de la seguridad que intentaron meterme miedo con sus acosos programados cuando era un negro más, anónimo y sin voz.

-Pero huí hacia delante, y me dije, si me quieren hostigar ahora van tener una buena razón. La mejor defensa en Cuba contra la persecución e impunidad de los servicios secretos, es alzar públicamente la voz. El que calla, otorga.

LS.: Se conoce que hay varios grupos de oposición política dentro de Cuba. ¿Cuáles, a tu juicio, tienen un proyecto alternativo sólido y cuáles hacen una labor para captar adeptos en la sociedad cubana en la isla?

IG.: -La disidencia cubana para mí es un chasco. Hay excepciones y proyectos loables. Pero a grandes rasgos, la oposición no constituye un referente válido. Su discurso es más para el exterior que para los cubanos de adentro. Salvo excepciones, la disidencia se ha corrompido y acomodado. -El tiempo no sólo le está pasando factura al añejo gobierno de los Castro. También ya muchos disidentes son un coro afónico y desunido que con voz de falsete intentan dar cuerda en una misma dirección. Tienen un discurso gastado y poco novedoso. Muchos actúan y se comportan como si fuesen jeques árabes. Marcan su territorio al igual que las fieras.

-Luego vienen los proyectos descabellados, pasar la gorra por Europa y Estados Unidos y dar entrevistas y declaraciones a la prensa extranjera. No hacen una labor proselitista ni siquiera con el vecino de al lado de su casa. Pueden y deben cambiar si de veras desean influir en el futuro de Cuba y que, en mi opinión, está al doblar de la esquina. De lo contrario serán cadáveres políticos. Si ya muchos no los son.

-Tengo fe que en la isla surjan opositores de nuevo tipo. Si no, estamos jodidos. Con una autocracia que hace rato cuadró los papeles y está transfiriendo el poder a los empresarios de verde olivo, a la vuelta de diez años Cuba puede ser como Rusia, pero con una oposición que ni pinta ni da color.

LS.: Ante las reformas que actualmente emprende el gobierno del General Raúl Castro y el recién celebrado VI Congreeso del PCC, ¿cuál es el ambiente que se percibe en la calle? ¿La gente está esperanzada o decepcionada?

IG.: -Liú, la gente está para lo que se cae del camión. Las jineteras están a la orden del día y la noche en La Habana. Devaluadas y jineteando por pesos. Ya son tantas que asustan. Un alto por ciento de los que trabajan, aspiran a robar todo lo que puedan. Lo otro ya se conoce. Simular, bailar reguetón, templar y tomar ron. Dar un palo (tener éxito) en esta Habana del siglo 21, es ligar un ‘yuma’ (extranjero) y largarse cuanto antes y mientras más lejos, mejor. -Ahora, con las nuevas iniciativas del trabajo por cuenta propia y el poco rigor de los inspectores estatales florecen cafetines y puestos de discos piratas, también quincallas de pacotilla traída de Venezuela o Ecuador. Muchos están desilusionados con la mala gestión del gobierno, pero cuando miran para otro lado ven un vacío.

-Por el control oficial de la información, la gente desconoce los proyectos de la oposición. Y por la propaganda que hacen los medios de Castro, algunos cubanos de a pie tienen la sensación de que los disidentes son un atajo de sinvergüenzas. Si a esto le sumas la pérdida notable de valores, el odio terrible que se va acumulando en la sociedad, la violencia doméstica y diaria en las calles, sobre todo la verbal (se habla gritando, parece que ladran), lo que nos viene encima podría ser la peor versión de un capitalismo salvaje de Estado.

-Quisiera ser optimista. Pero el cuadro que veo pinta feo. Y yo sí estoy en la calle. Camino por la ciudad y hablo con la gente, todos los días.

LS.: ¿Cómo ves el futuro de Cuba? ¿Crees que el pueblo está deseando que los cubanos exiliados vuelvan para emprender la construcción de la democracia y una economía de mercado?

IG.: -Cuanto quisiera decirte que todos los cubanos desean un cambio democrático profundo y real. Pero temo decepcionarte. Una franja ancha de compatriotas no conocen siquiera de qué va la Constitución de la República. El analfabetismo jurídico es atroz. Por eso la policía y los órganos judiciales hacen zafra.

-Qué decir de la democracia. Para muchos, una buena democracia es tomar leche de vaca, tener dos cenas al días, los fines de semanas jugar dominó tomando cerveza y de vez en cuando comer pan con bistec de res, como aquellos que vendían en los timbiriches habaneros antes de que Fidel Castro lanzara una 'ofensiva revolucionaria' y nacionalizara todos los pequeños negocios privados.
-Democracia para ellos también es poder comprar un auto y una casa, genial. Que haya prostíbulos sin interferencia policial y jugar a la bolita abiertamente, perfecto. Si algunas o todas de esas posibilidades se las satisface el Estado, les da igual quien esté en el trono. Pero, ojo, hay intelectuales jóvenes, que están lejos de ser opositores abiertos al régimen, con ideas interesantes. Si no se marchan del país, se sobreponen a la mediocridad a su alrededor y la frustración no les desgasta, pudieran ser una opción de futuro

-Ojalá que los compatriotas de la diáspora pudieran invertir en la isla y trasmitir ese mensaje de libertad y democracia aprendido en sociedades modernas. Pero yo, sinceramente, no veo a miles de exiliados tomando el avión de vuelta a La Habana. Habría que estar loco o amar demasiado a su patria para volver a cargar cubos de aguas y dormir con un ventilador con 34 grados a la sombra. Si hay muchos de esos locos y patriotas en el exilio, bienvenidos sean. Cuba es y siempre será su casa.
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Iván García Nació en la ciudad de La Habana, el 15 de agosto de 1965. Hijo de la periodista Tania Quintero Antúnez y del abogado, ya fallecido, Rafael García Himely. Después de pasar el servicio militar, no concluyó la enseñanza preuniversitaria, dedicándose a los más variados oficios, desde ayudante en una imprenta y aprendiz de plomería, hasta asistente de programas en la Redacción de Programas Especiales de la Televisión Cubana. En 1995 logró su sueño de incorporarse a una profesión que no le era ajena, el periodismo. Ese año fue admitido en Cuba Press, agencia de periodismo independiente fundada por el poeta y escritor Raúl Rivero. Su gran afición por los deportes le permitió crear la sección Minideportivas de Cuba Press, única en el incipiente periodismo independiente cubano. A su formación autodidacta contribuyeron los talleres de prensa impartidos por Raúl Rivero, y lecturas como El Libro de Estilo de El País; manuales de la agencia EFE; publicaciones del Programa Latinoamericano de Periodismo de la Universidad Internacional de la Florida y la revista Newsweek en Español, entre otros.

Cuatro años antes de comenzar a escribir como periodista independiente, en marzo de 1991, estuvo dos semanas detenido en Villa Marista, cuartel general del Departamento de Seguridad del Estado, acusado de "propaganda enemiga".

No fue enjuiciado, pero a partir de ese año, por cualquier motivo era detenido, la última vez, el 22 de octubre de 2008, según relatara en Estado de sitio.

Ha sido colaborador de Encuentro en la Red, la Revista Hispano Cubano y la web de la Sociedad Interamericana de Prensa. Fue miembro de la Sociedad de Periodismo Manuel Márquez Sterling, creada en 2001 y dirigida por Ricardo González Alfonso, condenado a 20 años de prisión en abril de 2003.

A partir de febrero de 2009 empezó a escribir en su propio blog Desde La Habana. Y desde octubre de 2009 es colaborador del periódico El Mundo/América, donde además de publicar crónicas sobre la situación cubana, comparte el blog 90 Millas.