Un plan terrorista fraguado por Fidel Castro y Ché Guevara que hubiera destruido gran parte de Nueva York.. Osama bin Laden, un alumno aventajado.
Tomado de http://www.martinoticias.com
El sueño frustrado de Fidel y el Ché
Un plan terrorista fraguado por Fidel Castro y Ché Guevara que hubiera destruido gran parte de Nueva York.
Por Rolando Cartaya,
especial para martinoticias.com
05 de mayo de 2011
Foto: REUTERS
En estos días cuando volvemos a evocar las dramáticas imágenes del 9/11, un escritor y académico cubanoamericano nos recuerda que esos atentados promovidos por el ya finado jefe de Al-Qaida, Osama bin Laden, podrían ser hoy los segundos más mortíferos que se hayan perpetrado en suelo estadounidense. si el complot organizado a fines de 1962 por Fidel Castro y Ché Guevara no hubiera sido descubierto y frustrado por el Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos, el FBI.
En su artículo "Castro and Che's foiled (and forgotten) 9 /11" [El frustrado (y olvidado) 9 /11 de Castro y el Che], publicado en Townhall.com, Humberto Fontova nos recuerda la guerra total" contra los Estados UInidos que concebía el Ché Guevara contra Estados Unidos. Cita su mensaje a la Conferencia Tricontinental en 1966, donde Guevara preconizaba"llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión (…) hacerlo sentir una fiera acosada por cada lugar que transite".
Dice el autor que, afortunadamente, el 17 de noviembre de 1962, el Buró Federal de Investigaciones, FBI, encabezado por J. Edgar Hoover, frustró la "guerra" que Castro y el Ché habían planeado librar contra los norteamericanos comunes, justamente en algunos de sus "lugares de diversión" favoritos.
Citando al historiador William Breuer, recuerda que en la mañana del sábado 17 de noviembre de 1962, el cuartel general del FBI en Washington DC reunía "todas las características de un puesto de mando militar.
La noche antes, habían resuelto por fin un rompecabezas de inteligencia. Y la imagen resultante había estremecido a los hombres del FBI. Tenían apenas unos días para frustrar un crimen contra su país comparable a los cometidos por el Japón militarista.
(Che Guevara y Fidel Castro en esos años)
Los agentes y sus oficiales estaban demacrados, con los ojos enrojecidos, y sumamente tensos. Habían contemplado impacientes, como halcones desde su percha el desarrollo del complot. Pero se acercaba la hora de lanzarse contra los agentes de Fidel y el Che, empeñados en una conspiración terrorista que -dice el escritor-- "habría hecho babearse de gusto a bin Laden".
Alan Belmont el segundo de J Edgar Hoover, y Raymond Wannall, director de la Division de Inteligencia, estaban aquella crispada mañana en la oficina del prmero, sacando chispas a las líneas telefónicas. En un teléfono tenían al Agente Especial John Malone, director de la oficina local del Buró en Nueva York. A través de otros, se comunicaban con vehículos cargados de agentes del FBI que se desplazaban por Manhattan. Estos mantenían una vigilancia discreta, pero constante, sobre los cabecillas del plan terrorista fraguado en Cuba.
La semana siguiente, los agentes de Castro tenían la misión de plantar una docena de artefactos incendiarios y 500 kilos de TNT en las tiendas Macy's, Gimbels y Bloomingdales, y en la Estación Central de Ferrocarriles de Manhattan. [Otras fuentes, como el historiador cubanoamericano Servando González, ("The Nuclear Deception: Khruschev and the Cuban Missile Crisis") agregan que el plan incluía también la Estatua de la Libertad, la terminal de ómnibus de la calle 42 y refinerías en la ribera oeste del Hudson, en Nueva Jersey. El proyecto terrorista estaría listo para el día siguiente al de Acción de Gracias.
Para ponerlo en perspectiva, señala Fontova que en las 10 explosiones que mataron o mutilaron en marzo del 2004 en el metro de Madrid a casi 2.000 personas, la red Al-Qaida utilizó el equivalente a100 kilos de TNT. Los agentes de Castro planeaban liberar cinco veces esa potencia explosiva en las tres mayores tiendas por departamentos del mundo; todas, abarrotadas de gente hasta la asfixia, y palpitantes de alegría navideña, en el día en que se registran las ventas más grandes de todo el año [el llamado "viernes negro"]. Solamente Macy's recibe ese día a unos 50.000 compradores.
(La mascre del 11/9 del 2001 en las Torres Gemelas)
Agrega el autor que miles de neoyorquinos, incluidos mujeres y niños iban a ser incinerados y sepultados y que probablemente -considerando la fecha y los objetivos escogidos-- la mayoría habrían sido mujeres y niños.
Pero por esa época -observa-- el FBI dependía mayormente de inteligencia humana, lo cual les permitió infiltrar hábilmente el complot.
Uno por uno fueron emboscados los cabecillas. El primero y más importante se llamaba Roberto Santiesteban Casanova. Según González, Santiesteban llegó a Nueva York el 3 de octubre, como attaché de la misión cubana ante la ONU, pero en realidad era un experto en explosivos.
Santiesteban fue capturado mientras caminaba por Riverside Drive. Al ver que los agentes se le aproximaban, echó a correr, y mientras corría, se metía papeles en la boca y los masticaba. Pero tras él iban seis ligeros agentes del FBI que finalmente cerraron el cerco y "triangularon" al sospechoso, el cual cayó al suelo, furioso y maldiciendo, agitando los brazos y tirando codazos como un loco. Justo cuando iba a sacar su pistola, los agentes consiguieron agarrarlo por un brazo y se lo torcieron a la espalda. Mientras, otro equipo del FBI tenía la tarea de detener a una pareja, los dos también "attachés" de la misión de Cuba en la ONU. José y Elsa Gómez-Abad fueron arrestados al salir de su apartamento en la calle 71 Oeste. No ofrecieron resistencia. González menciona también a un inmigrante cubano, José García Orellana, el administrador de la joyería de Manhattan donde se guardaron los explosivos.
( Al centro José Gómez Abad, fallecido en enero del 2008, y su esposa Elsa en A Coruña, España, en el 2006 durante una visita)
Como Santiesteban y los Gómez pertenecían a la misión cubana, apelaron a su "inmunidad diplomática". Otros complotados -dice Fontova-eran miembros del capítulo neoyorquino del Comité "Fair Game for Cuba" [Juego Limpio para Cuba], un nombre que dice saltó a la notoriedad la misma semana, pero del año siguiente [cuando al presunto asesino del presidente John F. Kennedy, Lee Harvey Oswald, se le ocuparon folletos de la organización, con anotaciones manuscritas].
Por su parte Servando González considera que la ambiciosa conspiración fue un intento frustrado de Fidel Castro para crear una provocación que iniciara la confrontación que él anhelaba entre las dos superpotencias. Una, como es obvio, de incalculables consecuencias.
Tomado de http://www.penultimosdias.com
El frustrado (y olvidado) 9 /11 de Castro y el Che
Por Humberto Fontova
Townhall.com, 4 de mayo de 2011
“Estoy orgulloso del camino de Osama bin Laden,” espetó desde una cárcel francesa en 2002 Ilich Ramírez Sánchez. Ramírez fue también conocido durante la década de los 70 como “Carlos el Chacal”, y “el terrorista más buscado del mundo”. En 1967, Ramírez-Sánchez era un recluta entusiasta en los campamentos de entrenamiento de “guerrilleros” (terroristas) creados en Cuba por el Che Guevara en 1959. “Bin Laden ha seguido un sendero que yo también incendié”, continuó diciendo durante una entrevista con el diario pan-árabe radicado en Londres Al-Hayat. “Seguí sin parar desde el principio las noticias del 11 de septiembre en los Estados Unidos ¡No puedo describir esa maravillosa sensación de alivio!”.
“Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa” –deliraba el ídolo y mentor espiritual de Carlos el Chacal, el Che Guevara, en su Mensaje a la Conferencia Tricontinental en 1966– “Llevarla a sus lugares de diversión; hacerla total. Hacerlo sentir una fiera acosada por cada lugar que transite”.
Afortunadamente, el 17 de noviembre de 1962, el Buró Federal de Investigaciones, FBI, encabezado por J. Edgar Hoover frustró la “guerra” que Castro y el Che habían planeado lanzar contra los norteamericanos en algunos de sus “lugares de diversión” favoritos.
En la mañana del sábado 17 de noviembre 1962, cuenta el historiador William Breuer, el cuartel general del FBI en Washington DC reunía “todas las características de un puesto de mando militar
Y así tenía que ser. La noche antes, había sido resuelto un rompecabezas de inteligencia. Y la imagen resultante había estremecido a los hombres del FBI, muchos de los cuáles habían visto bastantes horrores en sus vidas, por haber prestado servicio durante la Segunda Guerra Mundial y en el apogeo de la Guerra Fría. Y ahora tenían apenas unos días para frustrar un crimen contra su país capaz de competir con los cometidos por el general y primer ministro del Japón Hideki Tojo, incluyendo la Marcha de la Muerte en Bataan.
Los agentes y sus oficiales estaban demacrados, con los ojos enrojecidos, y sumamente tensos. Como halcones desde su percha habían estado contemplando nerviosos el desarrollo del complot. Se acercaba la hora de lanzarse contra sobre los agentes Fidel Castro y el Che Guevara, involucrados en una conspiración terrorista que décadas más tarde habría hecho babearse de gusto a Bin Laden.
Alan Belmont era por entonces el segundo de J. Edgar Hoover. Raymond Wannall dirigía la Division de Inteligencia del Buró. Aquella crispada mañana los dos estaban en la oficina de Belmont, situada un poco más allá de la de Hoover en el mismo pasillo. Ambos sacaban chispas a las líneas telefónicas llamando a sus agentes en Nueva York. En un teléfono se encontraba el Agente Especial John Malone, que dirigía la oficina de terreno de Nueva York. En otros, se comunicaban con varios vehículos cargados de agentes del FBI que se desplazaban por Manhattan. Estos mantenían una vigilancia discreta, pero constante, sobre los cabecillas del plan terrorista cubano.
Los agentes de Castro se proponían plantar la semana siguiente una docena de artefactos incendiarios y 500 kilos de TNT en las tiendas Macy’s, Gimbels y Bloomingdales, y en la Estación Central de Ferrocarriles de Manhattan. Tal proyecto de holocausto estaría listo para su detonación al día siguiente del de Acción de Gracias.
Un poco de perspectiva: Para las 10 explosiones en el metro de Madrid, que en marzo del 2004 mataron o mutilaron a casi 2.000 personas, la red al-Qaida utilizó un total de 100 kilos de TNT. Los agentes de Castro y el Che planeaban liberar cinco veces esa potencia explosiva en las tres mayores tiendas por departamentos del mundo, todas abarrotadas de gente hasta la asfixia y palpitantes de alegría navideña en el día en que se registra la venta más grande del año. Solamente Macy’s recibe ese día a unos 50.000 compradores. Miles de neoyorquinos, incluidos mujeres y niños iban a ser incinerados y sepultados ese día – y considerando la fecha y los objetivos escogidos, probablemente la mayoría habrían sido mujeres y niños.
Por esa época el FBI dependía en gran medida de inteligencia humana, lo cual les permitió penetrar hábilmente el complot. Uno por uno fueron emboscados los cabecillas. El primero y más importante se llamaba Roberto Santiesteban y fue capturado mientras caminaba por Riverside Drive. Al ver que los agentes se le aproximaban, Santiesteban echó a correr, y mientras corría, se metía papeles en la boca y los masticaba furiosamente.
Pero tras él iban seis agentes del FBI, todos ellos de pies ligeros. Finalmente cerraron el cerco y “triangularon” al sospechoso. Santiesteban cayó al suelo, furioso y maldiciendo, agitando los brazos y tirando codazos como un loco. Justo cuando iba a sacar su pistola los agentes lo agarraron por un brazo y se lo torcieron a la espalda.
Mientras este grupo capturaba a su presa (tras un vigoroso ejercicio), otro equipo del FBI tenía la tarea mucho más fácil de detener a una pareja, José y Elsa Gómez Abad, al salir de su apartamento en la calle 71 Oeste. Estos dos se entregaron sin resistencia. El Buró especulaba que hasta 30 personas podrían formar parte del complot, pero éstos tres eran los jefes. Si los detonadores se hubieran disparado, el atentado terrorista del 11 de septiembre podría ser recordado hoy como el segundo más mortífero en perpetrado en suelo estadounidense.
Santiesteban y los Gómez pertenecían a la Misión de la Cuba de Castro ante la ONU, y reclamaron “inmunidad diplomática”. Otros complotados pertenecían al Capítulo de Nueva York del “Comité Juego Limpio para Cuba”, un nombre que se hizo mucho más conocido en la misma semana, pero del año siguiente, [cuando al presunto asesino del presidente Kennedy, Lee Harvey Oswald, se le ocuparon folletos de la organización].
ALGUNOSD DATOS INTERESANTES
En http://ensenadaderiazor.blogspot.com se lee:
Breve biografía de José Gómez Abad hijo del mítico guerrillero José Gómez Gayoso
¨José Gómez Abad, desde muy niño participó en las actividades de las organizaciones republicanas españolas en Cuba y a partir de los primeros momentos del triunfo de la Revolución Cubana, con 19 años de edad, se intregró a la defensa de la Revolución en los Órganos de la Seguridad del Estado de Cuba. ¨
Luego José Gómez Abad, que nació en La Habana en 1941, cuando fue apresado en 1962 en Nueva York por el FBI ya era un miembro de los órganos de la Seguridad del Estado.
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A raíz de su muerte, en enero del 2008, se publicó en http://www.kaosenlared.net un artículo del cual extraigo este largo fragmento:
¨En el transcurso de 30 años, hasta su jubilación, trabajando en la Dirección General de Inteligencia (DGI) del Ministerio del Interior de Cuba, ocupó diferentes cargos y responsabilidades entre ellas el de Jefe de Sección, Ayudante Ejecutivo del Viceministro Primero y Jefe de la DGI.
Autor del libro "Cómo el Che Burló a la CIA" (primera edición marzo del 2007, publicado en España con la colaboración del Comité Provincial del PC de Andalucía en Sevilla, donde relata en su caracter de testigo presencial, en muchas ocasiones y participe directo en los preparativos para que el Comandante Ernesto "Che" Guevara y demas combatientes cubanos, bolivianos y peruanos se entrenaran y pudieran llegar sanos y salvos a la selva Ñacahuasú en Bolivia, burlando el riguroso y sistemático cerco internacional que la CIA estableció contra el Che y aquellos combatientes).
(José Gómez Abad en el año 2006. Foto añadida por este bloguista de Baracutey Cubano)
Licenciado en Historia, durante varios años impartió clases de esta disciplina en la Universidad de La Habana. A pesar de una penosa y larga enfermedad que le consumía continuó laborando con entusiasmo como colaborador de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado de la República de Cuba y en especial, en los días de su fallecimiento, finalizaba la preparación para su publicación de un nuevo título, presentando detalles inéditos en los cuales participó destacadamente sobre la preparación y actuación de Tamara Bunke, conocida como "Tania la Guerrillera" ,revolucionaria argentino-germano- cubana que fue uno de los pilares principales para la preparación de la creación de la guerrilla en Bolivia bajo el mando del Comandante Ernesto "Che" Guevara.
Militante de Partido Comunista Cubano, ostentaba numerosas medallas y condecoraciones. Le gustaba el deporte habiendo tomado parte en competencias internacionales de remo y era cinta negra, de primer grado de Karate-Do.
En 1962 se casó con la combatiente cubana Elsa Monero Maldonado, guerrillera del III Frente Oriental "Mario Muñoz Monroy", que actuó en la Sierra Maestra en la lucha contra la dictadura batistiana. Tuvieron dos hijos: José Ernesto y Jorge Alejandro.
Pepe, como le conocían muchos desde su infancia, nacido en La Habana, era hijo de revolucionarios republicanos comunistas españoles (José Gómez Galloso y Carmen Abad Rodríguez).Siempre se consideró a si mismo un revolucionario cubano y español y supo siempre ser fiel al ejemplar actuar recuerdo de sus padres. En sus actos de última voluntad pidió que al fallecer se le cremara y las cenizas se espacieran la mitad en Cuba y la otra en España , países donde reposan respectivamente los restos de su madre y padre. Compañero solidario de los guerrilleros antifranquistas de la Asociación Archivo Guerra y Exilio (AGE) desde la que siguen defendiendo el derecho al reconocimiento de este ejército de resistencia.¨
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¨Testifying before a U. S. House Committee in June, 1965, Fidel's older sister in exile in Florida, Juana Castro Ruz, said that "Fidel's feelings of hatred for this country cannot even be imagined by Americans. His intention, his obsession to destroy the U.S. is one of his main interests and objectives."
In 1975 Castro told Senator George S. McGovern that, during the crisis, he would have taken a harder line than Khrushchev. Recently declassified documents show that, on October 26, Castro demanded an assurance from Khrushchev that, if the U.S. invaded Cuba, the Soviet Union would launch a nuclear attack against the United States. In a clear reference to the use of nuclear weapons against the United States, Castro urged Khrushchev to consider the "elimination of such a danger," and added, "there is, I believe, no other choice." But, apparently not happy with the Soviet Premier's non-committed answer to his plight, Castro had taken some specific steps to "help" Khrushchev push the button.
On October 3, 1962, a few days before the onset of the crisis, Castro sent one of his trusted men to New York on a key mission. The man chosen for the job was Roberto Santiesteban Casanova, who had just been appointed to a minor post at the Cuban mission to the United Nations. His diplomatic passport identified him as an "attaché" to the Cuban mission. Santiesteban's professional field, however, was not diplomacy. Quite the contrary, he was an expert in terrorist techniques, just graduated from a highly secret school of terrorism and subversion, not far from Havana.
As soon as Santiesteban arrived in New York, he contacted the rest of his team, including José Gómez Abad and his wife Elsa, both attachés at the Cuban mission, and José García Orellana, a Cuban immigrant who ran a costume jewelry shop in Manhattan. FBI estimates of how many others were involved in the plot range from twenty-five to fifty people. The secret mission of the terrorist team was to accomplish Castro's orders to blow up a big portion of Manhattan, including the Statue of Liberty, Macy's department store, several subway stations, the 42nd street bus terminal and Grand Central station, as well as several refineries along the New Jersey shore, including the Humble Oil and Refining Company in Linden. To this effect they stored a huge cache of explosives at Garcia's shop.
But the saboteurs' plan was too ambitious and included too many people, and soon the FBI got word of it and detained the main conspirators. Had their plan worked out the way it had been conceived, it would undoubtedly have ignited American public opinion and prompted retaliation against Cuba. Had it occurred during the tense days of the crisis it may have been taken for a Russian preemptive attack on the United States and may have triggered a spasm-like retaliatory strike on the Soviet Union, with unpredictable consequences. In a speech delivered in October 1996 at the United Nations, Castro made a remark that perhaps passed unnoticed by many of the delegates. In an obvious reference to the U.S. embargo on Cuba, he said: "We lay claim to a world without ruthless blockades that cause the death of men, women, and children, youth and elders, like noiseless atom bombs."
Tomado de http://www.latinamericanstudies.org
Actual assaults on the United States and its institutions began as early as November 17, 1962. On that date several Cubans were arrested and charged with attempted sabotage of oil refineries in New-Jersey and retail stores in New York City. Roberto Santiesteban Casanova, the head conspirator, was found to be head of the Castro Communist spy and terrorist ring, operating in the United States. However, he and his accomplice, Jose Gomez Abad and his wife, were cloaked with diplomatic immunity by virtue of their assignment to the Cuban mission to the United Nations. Under this cloak, they recruited three others, including a pro-Castro American woman, and attempted the sabotage described by the Attorney General as "aimed at the heart of the internal security of the United States of America."
Upon the intervention of U.N. Secretary General U Thant, who argued diplomatic immunity, Robert Santiesteban Casanova was released on $250,000 bond and allowed to leave the country ,without being brought to justice. This incident contrasts unpleasantly with treatment accorded U.S. nationals in Iron-Curtain countries, particularly Cuba and Russia. The case of Newcomb Mott comes instantly to mind. This young American strayed across the Soviet border, was accused of spying, sentenced to 6 months in a Soviet labor camp, and then allegedly committed suicide by the improbable method of cutting his own throat with a knife. Adding to the improbability is the apparent contradiction that the Soviet guards who were accompanying him to the labor camp would permit the American to have a sharp knife in his possession at all.
Following the revolt in Santo Domingo in April of 1965, it became known that Santiesteban Casanova had turned up there on the rebel side. It also became known that he is a meniber of the Cuban DGI-General Directorate of Intelligence-Cuba's overseas spy and sabotage system.
Then there is the startling case of February 16, 1965, in which three American Negroes and a Canadian women were seized in a plot to blow up cherished symbols American heritage-the Statue of Liberty, the Washington Monument, and the Liberty Bell. All were Castroites. All had traveled to Cuba.
ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Realpolitik ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Un plan terrorista fraguado por Fidel Castro y Ché...":
Olvidado e ignorado, por supuesto. Los medios, abrumadoramente "liberales" sino francamente izquierdistas, no creen en el terrorismo de izquierda. Miren a ver si el mismo New York Times le hizo caso a este asunto.
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1 Comments:
Olvidado e ignorado, por supuesto. Los medios, abrumadoramente "liberales" sino francamente izquierdistas, no creen en el terrorismo de izquierda. Miren a ver si el mismo New York Times le hizo caso a este asunto.
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