En Cuba una literatura confiscada Fernando Rojas: “nos pertenecen Cabrera Infante, Lidia [sic] Cabrera y Reinaldo Arenas, entre muchos otros.”
Una literatura confiscada
Por Juan Carlos Castillón
Barcelona
July 7, 2011
Leo, con algún retraso, que Fernando Rojas, viceministro primero de Cultura en Cuba, afirma —entre otras muchas cosas— que “nos pertenecen Cabrera Infante, Lidia [sic] Cabrera y Reinaldo Arenas, entre muchos otros.” Me enfado, al ver esta nómina cañonera de la Revolución cultural castrada. Y me enfado más cuando leo su gloriosa afirmación de que “toda la producción cultural cubana de valor, realizada en Cuba o fue

(Fernando Rojas)
“Sostenemos que nos pertenecen Cabrera Infante, Lidia [sic] Cabrera y Reinaldo Arenas, entre muchos otros” no deja de ser una curiosa afirmación. A Cabrera Infante lo expulsaron hasta de los dos volúmenes del Diccionario de la Literatura Cubana; a Lydia Cabrera le arrasaron la finca en que había reunido sus colecciones; a Reinaldo Arenas lo encarcelaron y lo difamaron… Y ninguno de los tres trató de reconciliarse con el sistema que había hecho eso. Dejando a un lado la primera obra de Arenas, es difícil encontrar uno de sus libros en donde no hable mal del castrismo. El periodismo de GCI no sólo no baja de tono con el tiempo sino que aumenta a medida que se prolonga su exilio. Lydia fue más comedida porque era una mujer ya mayor y porque su obra no entraba en cuestiones políticas, pero tampoco cedió nunca un ápice en su anticastrismo radical: ninguno de los tres permitió la publicación de su obra dentro de la isla del Doctor Castro y a los tres se les ha publicado allí después de muertos, cuando ya no se podían quejar.
Primero me enfado, pero luego me doy cuenta de que Rojas es un censor, un funcionario de una dictadura y peor aún, un comunista sincero, que es una especie mucho más dañina que la de censores y los burócratas juntos. Rojas comprende al mismo tiempo que se apropia sin permiso, y esa vieja costumbre estalinista la ha trasladado ahora a cuestiones literarias. Lo cuál es mucho más fácil que ponerse a explicar la rabia y la desesperación de buena parte de la obra de Arenas, o el sarcasmo de buena parte del periodismo de Cabrera, o el ostracismo de Piñera y Lezama… Hubieran podido ser escritores de éxito en cualquier otra parte del mundo, y tal hubieran podido disfrutar más de ese éxito si hubiera tenido lugar en su país, entre los suyos. Pero ser perseguidos por una policía analfabeta al servicio de una dictadura, o vivir en un país dirigida por alguien que nunca ha mostrado el más mínimo interés por la cultura —a no ser como instrumento de propaganda—, dio a esos autores, y a toda su generación, una profundidad sui generis.
Los países felices no suelen tener buena literatura. Y la cubana contemporánea es una literatura llena de talento. Los malos tiempos hacen a los buenos cronistas y gracias Fidel Castro la vida de los autores cubanos, los de mérito tanto dentro como fuera del país, ha ganado horror, presión y temor. La censura suele hacer más hábiles los argumentos de los escritores y gracias a Castro ya va algo más de medio siglo de censura. La desaparición súbita de esa censura libera fuerzas increíbles. Del miedo nace gran parte de la ficción de primera clase y el miedo ha sido parte inseparable de la vida de ya dos generaciones de cubanos.
En ese sentido, justo es decirlo, Rojas no anda tan descaminado: la obra de Fidel Castro —que él reclama también como una guía— ha sido un elemento fundamental en la literatura cubana, como Stalin fue en su día imprescindible para entender la obra de Solzhenitsyn.
Tomado de http://zoevaldes.net
Entrevista a Guillermo Cabrera Infante para Censuré à Cuba sobre PM y demás…
marzo 10, 2011
Por Zoé Valdés
Esta entrevista la realizamos Ricardo Vega y yo, para Censuré à Cuba, antología preparada por mí y por Ricardo Vega y editada por Gallimard, Naïve, la FNAC y RSF; se trata de un compendio de un disco con los músicos y compositores prohibidos en Cuba, así como un DVD con películas censuradas y prohibidas en Cuba, y también un libro con poetas presos, prohibidos en Cuba. La entrevista la hicimos en Londres en la casa del escritor.
Gracias a Liú Santiesteban por colgarla en Todo el mundo habla. Aquí se aclaran muchas cosas sobre PM y demás.
Artículo inédito de un escritor perseguido
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El escritor Reinaldo Arenas escribió su 'Elogio a Fidel Castro' en 1990, poco antes de morir en Nueva York
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Por Roger Salas
Madrid
EL PAÍS - Internacional - 07-08-2006
Este curioso artículo del escritor cubano Reinaldo Arenas se ha mantenido inédito hasta hoy. Hace 18 años se publicó un breve extracto en francés en el diario Libération. Arenas lo escribió en marzo de 1990, poco antes de su muerte, y a instancias de Liliane Hasson, su traductora al francés, su gran amiga, consejera literaria de sus albaceas y su rigurosa biógrafa, cuyo libro aparecerá próximamente en la editorial Actes-Sud. La prosa desbordante del novelista cubano se atempera en esta pieza para dibujar con ironía y distancia un retrato retrospectivo y prospectivo a la vez de Fidel Castro. Lo desnuda y lo viste en un "elogio" a la manera de los grandes epigramáticos. Estamos ante un más que vigente

Reinaldo Arenas tuvo una vida trágica y a veces confundible con segmentos de su obra. Luchó por su libertad personal, defendió su obra hasta la obsesión y la clandestinidad, y a la cultura cubana como un monumento al que se sabía pertenecía. Fue prohibido, golpeado, perseguido brutalmente, encarcelado y finalmente arrojado al estrecho de La Florida en una renqueante embarcación que le llevó a Estados Unidos de América, en el triste éxodo forzado de El Mariel. Desde el exilio, siguió en sus trece, pensando lo mismo sobre sí mismo, sobre Cuba y sobre Castro. Tampoco se sintió cómodo ni en Nueva York ni en Miami. Dicen sus amigos más cercanos que el Viejo Mundo le sentaba mejor. Su autobiografía Antes que anochezca ha sido llevada al cine. El actor español Javier Bardem rozó el Oscar por su encarnación en ese filme de la figura del escritor cubano.
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Tomado de http://www.elpais.es

Por Reinaldo Arenas
EL PAÍS - Internacional - 07-08-2006
En estos momentos en que casi todos los países comunistas marchan hacia un proceso democrático, Fidel Castro se ha puesto en la picota de la opinión pública por negarse a aceptar ningún tipo de cambio, ni nada que huela a perestroika o a democracia. Yo, tal vez por mi espíritu de contradicción, en vez de criticar al "Máximo Líder", voy a hacer aquí un breve recuento de sus virtudes.
Político calculador y astuto, cuando tomó el poder en 1959 tenía tres alternativas: 1) la democracia, con la cual hubiese ganado las elecciones en esa fecha, pero hubiese disfrutado de un poder efímero y compartido con la oposición. 2) La tiranía de derecha o convencional, que nunca ofrece una seguridad absoluta ni un poder ilimitado. 3) La tiranía comunista, que en aquel momento, además de cubrirlo de gloria, parecía asegurarle un poder vitalicio. Hábil, Castro optó por esta alternativa.
Profundo filósofo, les ha hecho comprender de una u otra manera a sus súbditos que la vida material es cosa baladí, a tal punto que en Cuba no existen casi cosas materiales y el índice de suicidios, según serios informes de las Naciones Unidas, es el primero en América Latina.
Intelectual lúcido, comprendió que la mayoría de los artistas son víctimas de un ego hipertrofiado. Desde 1959 comenzó a invitar a destacados escritores, atendiéndolos personalmente y mostrándoles lo que él quería que vieran. Castro ha creado premios literarios internacionales y ha promovido a algunos intelectuales fieles hasta las cúspides del Premio Nobel, como es el caso de Gabriel García Márquez.
Economista inteligentísimo, ha implantado desde hace casi treinta años la libreta de racionamiento con la cual evita la inflación económica en su país, ya que el pueblo prácticamente no puede consumir nada. Además, se dedica, a través de sus más distinguidos generales y con la participación de Raúl Castro (como consta en documentos publicados), al tráfico internacional de drogas, lo cual se revierte en una entrada de dinero fuerte que le puede servir para costear su aparato propagandístico en el exterior y estimular la subversión armada en América Latina.
Sexólogo experto, ha preparado unos magníficos ejércitos juveniles que funcionan como guías de turismo y traductores y que complacen gentilmente tanto a las damas como a los caballeros invitados.
Ganadero y agricultor de nota, logró que una vaca (Ubre Blanca) diera todos los días más de cien litros de leche. El pobre animalito reventó y la leche sigue racionada en Cuba; pero el recuerdo de Ubre Blanca permanece en la prensa de la época y Castro mandó modelar numerosas copias de este extraordinario ejemplar vacuno. En 1970, Castro dijo que produciría diez millones de toneladas de azúcar y "ni una libra menos" y se equivocó sólo en dos millones menos de toneladas.
Alumno aplicado y fiel a su maestro, ha seguido con intachable ortodoxia las lecciones de Stalin: por una u otra vía se ha desembarazado de sus contrincantes políticos o de los personajes que podían ensombrecer su gloria, desde Huber Matos hasta Carlos Franqui, desde Camilo Cienfuegos hasta Ernesto Guevara. Creó desde 1961 los campos de confinamiento para disidentes de todo tipo y los oficializó en 1966 bajo el ingenuo título de UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción). Ha trasladado pueblos completos, situados donde había focos de guerrilleros anticastristas, hacia nuevas ciudades perfectamente vigiladas. Como hizo con muchos campesinos que vivían en la provincia de Las Villas, los cuales tuvieron que irse a vivir a una ciudad prefabricada en Pinar del Río, llamada Ciudad Sandino. También desde hace casi treinta años, Castro pone en práctica las purgas políticas y las retractaciones públicas. En esos actos, el acusado, luego de varias semanas o meses en las celdas de la Seguridad del Estado, confiesa haber cometido todo tipo de crimen, ser un miserable y un traidor contrarrevolucionario y, desde luego, un infiel a Castro. Ejemplos: el juicio público de Marcos Rodríguez (fusilado en 1964), el juicio del general Arnaldo Ochoa (fusilado en 1989) o la confesión de Heberto Padilla, donde delataba además a sus amigos más íntimos y a su propia esposa, en 1971. Fiel a su política de "bloque monolítico", Fidel Castro aprobó públicamente la invasión soviética a Checoslovaquia, la invasión a Afganistán y la masacre del ejército chino a los estudiantes en la plaza de Tiananmen.
Estadista sagaz, Castro sabe perfectamente que un dictador no debe nunca realizar un plebiscito, pues perdería el poder. De ahí sus furias, desde su punto de vista justificadas, contra todos los intelectuales (incluyendo seis premios Nobel) que le han enviado una carta abierta solicitándole civilizadamente que celebre elecciones libres. Castro hábilmente rechazó la consulta popular, que otros dictadores menos taimados, pensando que iban a ganar, celebraron. Véanse las dramáticas derrotas del general Augusto Pinochet y del comandante Daniel Ortega.
Nada nos puede sorprender en la actual actitud de Fidel Castro. A lo largo de más de treinta y un años en el poder absoluto ha sido siempre fiel a sí mismo, gobernando con tan maquiavélica habilidad que hoy por hoy es uno de los únicos herederos de Stalin que se mantiene en el trono.
A los pocos que aún siguen arrobados con la imagen "reivindicadora" y hasta "heroica" del Comandante en Jefe que no se hagan ilusiones. El mismo Castro a través de su ejército ha dicho que "no cederá ni un milímetro en su ideología" y ha declarado que "prefiere que la isla se hunda en el mar antes de renunciar a sus principios políticos"... Claro que le toca al pueblo cubano decidir si quiere esa zambullida apocalíptica o si prefiere vivir en paz y con libertad como afortunadamente lo hace ahora gran parte de la humanidad.
ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Nausea ha dejado un nuevo comentario en su entrada "En Cuba una literatura confiscada Fernando Rojas: ...":
Pues claro, a la robolución le pertenece todo lo que le venga en ganas, pues siempre ha robado de forma rutinaria, como si fuera algo completamente normal. La falta absoluta de vergüenza y de escrúpulos, meras tonterías burguesas como el asunto de los derechos humanos, es algo muy conveniente, por no hablar de provechoso.

1 Comments:
Pues claro, a la robolución le pertenece todo lo que le venga en ganas, pues siempre ha robado de forma rutinaria, como si fuera algo completamente normal. La falta absoluta de vergüenza y de escrúpulos, meras tonterías burguesas como el asunto de los derechos humanos, es algo muy conveniente, por no hablar de provechoso.
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