Editorial del The Washington Post: CUBA DEBE LIBERAR DE UNA VEZ A ALAN GROSS. EEUU no debe ceder a la extorsión cubana.
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The Washington Post: EEUU no debe ceder a la extorsión cubana
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Editorial de The Washington Post
Dos líderes de la comunidad judía de Cuba han visitado al estadounidense Alan Gross en el hospital militar de máxima seguridad en La Habana, donde permanece confinado desde el 3 de diciembre del 2009. Ellos encendieron velas de Hanukkah con él y luego salieron proclamando que se encuentra saludable y esperanzado. Sin embargo, para la familia Gross en Bethesda, este informe fue poco consuelo. Demacrado y deprimido, el hombre de 62 años no estaba entre los cerca de 3,000 presos amnistiados por el presidente Raúl Castro el pasado 23 de diciembre; a pesar de que una madre y una hija enfermas esperan por su regreso a casa, el señor Gross permanece en prisión con una condena de 15 años por "actos que atentan contra la integridad y la independencia" de Cuba.
Las acusaciones de Cuba se derivan de la labor humanitaria realizada por el señor Gross en representación de la empresa que opera los fondos estadounidenses para la promoción de democracia, en respaldo a sus compatriotas judíos en la isla. En concreto, ayudó a establecer una intranet y mejorar el acceso de ellos a la internet.
Mucho se ha insistido en el hecho de que el señor Gross llevaba teléfonos celulares y computadoras cuando viajaba a la isla, pero debe decirse que al menos en una ocasión las autoridades cubanas registraron su equipaje y le permitieron entrar los equipos al país después de pagar impuestos. "Yo no hice nada en Cuba que sea distinto a lo que se hace a diario en millones de hogares y oficinas en todo el mundo", dijo Gross ante el tribunal que lo declaró culpable el pasado marzo. O sea, ese es justamente el punto: en Cuba, ayudar a la gente a comunicarse libremente puede ser un delito.
El gobierno de Castro considera al señor Gross como una potencial moneda de cambio en su campaña para obtener el retorno de los cinco espías cubanos desde Estados Unidos. Este esfuerzo ha recibido desafortunadamente el apoyo de celebridades de Hollywood, Premios Nobel e incluso, en cierto modo, el ex presidente Jimmy Carter, quien llamó a la liberación de los espías cuando visitó La Habana en marzo (mientras decía que su destino debe ser "independiente" al del señor Gross).
No hay equivalencia, moral o de otro modo, entre el espionaje ilegal de los cubanos y la conducta del señor Gross. Los cinco cubanos condenados a largas penas de cárcel en el 2001 por, entre otras cosas, operar como agentes extranjeros no declarados e infiltrarse en instalaciones militares en el sur de Florida. Todos son reconocidos agentes de inteligencia, a diferencia del señor Gross, un promotor humanitario que quedó atrapado en la disputa entre EEUU y Cuba sobre los esfuerzos estadounidenses para promover la sociedad civil en la isla.
Sin embargo, las autoridades cubanas quieren ahora vincular ambos casos. Refiriéndose a los cinco agentes de inteligencia, el presidente del parlamento de Cuba, Ricardo Alarcón, ha llamado cínicamente a "la comunidad judía en EE.UU." a "persuadir a los políticos estadounidenses de que es hora de poner fin a esta injusticia y, en el proceso, encontrar otras soluciones humanitarias".
Aunque la administración Obama está usando los canales diplomáticos para la liberación del señor Gross, se ha negado sabiamente a jugar con la posibilidad de un intercambio de los espías por él. A lo sumo, una vez que el señor Gross esté libre, la administración podría considerar pedirle al tribunal federal de Florida que permiten la salida hacia Cuba de el espía convicto que ha cumplido ya su condena en prisión. Un individuo con doble ciudadanía de Estados Unidos y Cuba quien ahora cumple tres años de libertad condicional.
Pero el ex gobernador de Nuevo México Bill Richardson manejó esa idea durante su visita a La Habana en octubre, y los cubanos la rechazaron de plano. Esos son los caprichos del Estado comunista, cuya larga lista de víctimas ha aumentado trágicamente con Alan Gross. El gobierno de Estados Unidos debe seguir tratando de traerlo a casa -sin ceder ante la extorsión de Cuba.
Traducción: CaféFuerte
Tomado en http://ecommercetotal.com
El abogado Peter J. Kahn envió una copia facsimilar de fragmentos de la declaración leída por Gross ante el Tribunal Provincial de La Habana, el 4 de marzo del 2011. CaféFuerte reproduce el documento de puño y letra del contratista, precedido de la traducción al español.
Declaración de Alan P. Gross, 243444, Ref: Expediente Preparatorio 59 de 2009, Caso Número 1/11
4 de marzo de 2011
"Mis padres me inculcaron los valores de honestidad, compromiso con la familia y la comunidad, así como la voluntad de trabajar fuertemente para apoyar estos valores, que han mantenido vital importancia a lo largo de mi vida y carrera profesional. Mis casi cuatro décadas de dedicación al desarrollo económico y comunitario han sido muy influidas por estos valores, y es por eso que la mayor parte de mi trabajo se ha volcado a ayudar a la gente a mejorar sus vidas, sin importar sus antecedentes sociales, políticos, religiosos o étnicos, e independientemente del lugar donde les ha tocado vivir. Es sólo por accidente de nacimiento que doy este testimonio en inglés como ciudadano estadpunidense. Si mi familia hubiera permanecido en su lugar de nacimiento y hubiera sobrevivido a las atrocidades de la Alemania nazi, yo podría haber estado hablando ante ustedes en checo. Sin embargo, mis valores, no serían diferentes.
"Mi esposa por casi 41 años me recordó recientemente que ella está sorprendida de que yo haya mantenido mis ideales y que siga siendo una persona en la que se puede confiar. Supongo que soy confiable en extremo, porque seguramente no estaría hoy aquí de serlo menos o si no tuviera todavía conmigo, junto a mis ideales, mis valores.
"Para los efectos de este proceso, quiero manifestarme absolutamente claro y sin ambigüedades: nunca he actuado, ni actuaría intencionalmente a sabiendas de hacer algo personal o profesionalmente para subvertir un gobierno o sistema político, o hacer daño a nadie, esté o no de acuerdo con el mismo. Fuera de Estados Unidos, mi opinión política es totalmente irrelevante para mi trabajo. Cómo una nación soberana, otra que no sea Estados Unidos, se gobierna a sí misma no es asunto mío, ni es parte de mi trabajo o negocio expresar opiniones sobre el gobierno de cualquier país donde soy un invitado.
"Mis padres me inculcaron otros valores, uno de los cuales es el respeto. Yo respeto la soberanía de Cuba. He aprendido de mis padres y de la experiencia acumulada que el respeto es algo que uno debe tener para poder recibir. Por seguro, no tenía intención de faltar al respeto o dañar al gobierno o al pueblo de Cuba.
"Y sí, sin ambigüedad, lamento profundamente que mis acciones hayan sido malinterpretadas como nocivas y como una amenaza contra la seguridad y la independencia de Cuba. Sin duda, esto va en contra de lo que eran mis intenciones. Si lo hubiera sabido antes de viajar aquí, o si hubiera sido informado por las autoridades cubanas como debió suceder en el aeropuerto, nunca -repito- nunca habría traído nada aquí.
"Nunca -repito- nunca me he visto envuelto ningún tipo de problemas, legales o de otro tipo, en ningún lugar del mundo. Yo no he hecho nada en Cuba que no se haga a diario en millones de hogares y oficinas en todo el mundo. Siento un cariño inmenso por el pueblo de Cuba y estoy profundamente apenado por ser un tonto confiado. Yo fui engañado. Yo fui usado. Y mi familia y yo hemos pagado un alto precio por esto -especialmente mi esposa, quien ha cargado con la peor parte de esto".
Facsímil del testimonio escrito por Gross para su petición ante el Tribunal Provincial de La Habana (fragmentos):
Carta de Alan Gross
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