Alberto Luzárraga sobre la Conferencia del Cardenal Jaime Ortega en la Universidad de Harvard: Aunque Se Vista de Seda, la Mona, Mona Se Queda
Por Alberto Luzárraga
En este caso la mona necesita un valet para vestirla y uno o varios sastres para confeccionarle el guardarropa.
“No fue hasta los minutos finales de su exposición que el editor se refirió al papel de la iglesia en esos cambios y lo definió como el de “facilitador” de un diálogo entre el gobierno y el resto del pueblo cubano. Afirmó varias veces –y en eso también fue enfático- que la iglesia no tenía la intención ni el deseo de convertirse en poder en Cuba aunque hizo la salvedad de que si la Historia determinaba que la iglesia debía asumir una posición de poder quizás no le quedaría otro remedio que hacerlo."
"Descartó por tanto la posibilidad e incluso la conveniencia inmediata de multipartidismo y elecciones libres, algo demasiado complejo para lo que en su opinión el país no está preparado"
"También aclaró que la iglesia en sus funciones de facilitadora no asumía a priori ninguna posición política. La única posición de la iglesia era “metodológica” y dicha metodología excluye la actitud de enfrentamiento y el aplastamiento del contrario y no parecía caber dudas que quienes sostienen esa actitud pertenecen en su totalidad a la oposición. "
Sobre el futuro de Cuba mencionó dos posibilidades sobre las que dijo que la iglesia no tenía preferencias: o se operaban los sosegados cambios anunciados en su conferencia o existía el peligro que llegaran al poder unos tecnócratas neoliberales que destruyeran lo alcanzado hasta ahora. Mencionó otra amenaza que había escuchado de labios de alguna fuente de inteligencia centroamericana: que las pandillas de Centroamérica esperaban un cambio de régimen para apoderarse del país."
"Negó el silenciamiento de una de las partes poniendo como ejemplo que ha invitado a su espacio de debates a figuras de izquierda y derecha como Alfredo Guevara y Carlos Saladrigas. Y dijo que en Cuba no se reprime tanto sino más bien se coarta a las personas de hacer ciertas actividades. También afirmó que la legitimidad de un gobierno no siempre pasaba por las urnas pero para mi sorpresa no llegó a mencionar la que otorga la voluntad divina"
"Pocas veces fue tajante y las que recuerdo fueron para afirmar (mientras movía la cabeza afirmativamente) que la mayoría del pueblo cubano estaba interesado en una solución de izquierda; que el gobierno cubano gozaba de legitimidad de acuerdo con una parte significativa del pueblo cubano; y que (mirando alrededor con los ojos abiertos como si esperara algún ataque sorpresivo) el pueblo cubano quería hacer dichos cambios sin ninguna injerencia exterior".
Queda claro, Ortega es el valet y no hay que molestar al cliente durante la operación vestido pues se le puede arrugar la ropa o caérsele la peluca. Y horror, ni hablar de modistos o sastres ‘neoliberales’ (término usado peyorativamente, empresarios personas decentes sería correcto) que con ideas estrambóticas por lo eficientes desfiguren el traje diseñado a través de 53 años. Traje que aunque raído, sucio y maloliente 'adoran' los cubanos. No señor, confórmese usted con lo que le da papá gobierno aunque sea poco y malo. Es todo lo que le queda a papi después de gastarse el resto con sus amigos. Faltaba más, papi trabaja muy duro y necesita distraerse. ¿Pensar con cabeza propia como dijo Varela? ¡A callar muchacho atrevido!
Faltan los sastres pues hay que cortar bien la tela. Va a surgir una selección meditada y programada de artesanos con un diseño 'gratuito y desinteresado' claro está, pues lo hacen para cooperar y evitar la violencia y la corrupción ‘neoliberal’ en nuestro puro país, que solo registra una población decreciente y 100,000 abortos anuales a lo largo de 50 años, problema familiar y moral que la iglesia orteguiana naturalmente 'deplora'.
Mientras tanto Ortega andaba por Harvard en un acto donde fue acogido por el profesor Domínguez autor de un proyecto de reforma de la constitución castrista, copia de la estalinista de 1936. Una de sus propuestas es mantener una sola cámara, la actual Asamblea del Poder Popular.
Sobre esto comentaremos en su momento. Por ahora vale preguntarse: ¿por qué no poner al día la constitución del 40 en vez del adefesio castro-estalinista?
La mona estalinista sigue siendo mona aunque la matriculen en Harvard.
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