Miguel Fernández-Díaz: Brian Latell y los sicarios de Fidel Castro en el asesinato de JFK
Latell y los sicarios de Fidel
Por Miguel Fernández-Díaz
Miami
|24-04-2012
Ya empezaron en Miami los preparativos para colgar de una guásima farandulera la historia del asesinato de Kennedy.
Entre tantos libros que no alcanza el justo tiempo humano para leerlos, algunos ni merecen comprarse nada más enterarnos por dónde vienen. No vale la pena hojear el libro de Brian Latell sobre los "secretos de Castro" después de haber adelantado el propio autor que Rolando Cubela era doble agente a favor de Castro, más allá de la experiencia vital de casi trece años en la cárcel, de la que Cubela salió a cambio de echarle con el rayo a la CIA en el tribunal de agitación y propaganda montado por el propio Castro al compás del XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes (1978).
Para llevarse la rosca del secreto, un testigo excepcional de Latell en eso de trabar a Castro con el asesinato del presidente Kennedy es Florentino Aspillaga Lombard, desertor de la Dirección General de Inteligencia (DGI), quien viene ahora a contar episodios que dice haber revelado a la CIA hacia 1987 y curiosamente se guardó en el momento que habrían causado mayor impacto: las sesiones (1992-98) de la Junta de Revisión de Archivos del Asesinato, formada como consecuencia del alboroto que armó Oliver Stone con su película JFK (1991).
Para cuadrar el círculo su libro Castro’s Secrets: The CIA and Cuba’s Intelligence Machina (Palgrave Macmillan, 2012, 288 páginas), que Latell presentará el lunes 27 de abril en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos (ICCAS) de la Universidad de Miami, el autor largó ya este sábado, por los Heralds anglo e hispano de Miami, la primera entrega de una serie trina sobre "los sicarios de Fidel". Así busca, por el atajo de la falsa inducción, desembocar en la demostración de que Castro al menos sabía que Lee Harvey Oswald iba a matar a Kennedy.
El silogismo es pueril: Castro mandaba a matar a tal y más cual, ergo: ¿por qué no dejar que Oswald liquidara a JFK? Al urdir esta falacia de inducción, Latell principia con acaso el ejemplo más desafortunado: "la planeada venganza por la muerte del Che Guevara". En libro anterior con igual prurito: "la historia secreta del régimen de Castro y su sucesión", alias After Fidel (Palgrave Macmillan, 2005. 273 páginas), Latell aseveró que "los celos de Fidel" no permitían ninguna competencia y por eso mandó temprano al Che Guevara en misión diplomática, para dejarlo más tarde abandonado a su suerte en Bolivia. Hubiera sido más coherente seguir la rima y soltar que los sicarios de Fidel fueron a encubrir la causa eficiente de la muerte de Guevara bajo el aura del vengador.
Aunque el cuento anda por ahí hasta en unas cartas atribuidas al ex general castrista en desgracia Patricio de la Guardia Font, Latell recurre a "informadas fuentes del exilio" [nada más parecido a una contadictio in adjecto] y a "un desertor de alto rango de la DGI que ahora vive en Estados Unidos bajo una identidad falsa" para deslizar que Castro planeó —hacia 1973— hacer con Fulgencio Batista en Madeira lo mismo que el Mossad y Shin Bet israelíes (Operación Finale) contra Adolf Eichmann (1906-62) en Argentina. Así, la inducción de Latell —que jamás llevará a enredar a Castro con el asesinato de Kennedy— se torna menos aburrida por alternancia de casos verosímiles y fantasmagóricos.
La cadena de inducción forjada por Latell incita a partirla incluso antes de que muestre todos sus eslabones. Al menos desde Hume la tarea intelectual es sencilla: basta un solo ejemplo en contrario. Aquí tenemos disponible a Luis Posada Carriles. Los agentes del FBI que viajaron en junio de 1988 a La Habana —para investigar los bombazos de 1997— vieron un video de vigilancia de la Seguridad del Estado castrista en El Salvador y se cayó de la mata que, antes de liquidar a Posada Carriles, Castro prefería filmarlo. Latell no acaba de comprender al Castro a la vista y así pretende aun descifrar sus secretos.
Me parece que es el autor de este artículo quien no acaba de "entender" a Castro. No soy la persona más indicada para referirme al caso JFK, pero es un hecho que información de la Stasi y la KGB andan en la misma tesitura del libro de Latell. Que los Castro no admiten competencia también es un hecho...quien lo dude que le pregunte a Ochoa o Abrahantes...y si seguimos halando la pita...tendremos que topar con Camilo Cienfuegos y otros tantos desaparecidos "misteriosamente". ¿Acaso alguien olvidó lo sucedido con Santo Trafficante?...
chicho el cojo
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Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Miguel Fernández-Díaz: Brian Latell y los sicario...":
También oi decir a Jorge Masetti en una ocasión, en Miami, que había sido su suegro quien rodilla en tierra le metió el bazucaso a Somoza.
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Comentario del Bloguista
En el siguiente enlace hay un dossier sobre el asesinato a Somoza en Paraguay y no aparece ninguno de los La Guardia, incluyendo a Tony de La Guardia, el suegro de Masetti. Emilio Gorriarán Merlo fue el jefe y fuentes de Secretos Cuba afirman que el comando se entrenó en Cuba. El supuesto oficial sandinista ¨Renán Montero¨, era realmente un cubano de la Inteligencia Castrista.; sobre él he publicado en este blog, incluyendo su verdadero nombre..
http://www.manfut.org/cronologia/tachohijo.html
2 Comments:
Me parece que es el autor de este artículo quien no acaba de "entender" a Castro. No soy la persona más indicada para referirme al caso JFK, pero es un hecho que información de la Stasi y la KGB andan en la misma tesitura del libro de Latell. Que los Castro no admiten competencia también es un hecho...quien lo dude que le pregunte a Ochoa o Abrahantes...y si seguimos halando la pita...tendremos que topar con Camilo Cienfuegos y otros tantos desaparecidos "misteriosamente". ¿Acaso alguien olvidó lo sucedido con Santo Trafficante?...
chicho el cojo
También oi decir a Jorge Masetti en una ocasión, en Miami, que había sido su suegro quien rodilla en tierra le metió el bazucaso a Somoza.
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