Zoé Valdés opina sobre el actuar de parte de la disidencia y de la oposición en Cuba: LA BROCHA, LA BRECHA, EL BRETE, EL BROCHE
LA BROCHA, LA BRECHA, EL BRETE, EL BROCHE
Por Zoé Valdés.
Los cubanos tenemos un defecto insoportable: una vez que hemos resuelto nuestra situación personal nos olvidamos de los que todavía están en el hueco. No creo que sea un defecto único de los cubanos, pero de ese defecto, exacerbado, hacemos nuestro credo político concluyente. Esta mañana comentábamos esto Ricardo Vega y yo. ¿Cómo se puede decir tan ramplonamente que hoy en día Cuba es más plural que hace cinco años? ¿Por qué, dónde reside esa pluralidad? Que se lo pregunten a los que la policía castrista les ha desbaratado las casas recientemente.
Los que en semejante forma se manifiestan sobre la supuesta pluralidad que ellos dan por segura son los que ya resolvieron su problema personal, pero son también los que realmente están creando una brecha insalvable. Esa es la verdadera brecha, hacernos creer que porque existen opciones bastante parecidas a las que nos quisieron vender en el pasado, y que algunos no compramos, como: Voces cubanas, blogs bajo el control de Yoani Sánchez y Reinaldo Escobar, Estado de Sats, grupo controlado por Antonio G. Rodiles y promocionado ampliamente por Yoani Sánchez, así como las peroratas de Eliécer Ávila en 1cubanos+, las Damas de Blanco, bastante independientes (aunque ya se ha visto que las están tirando para Estado de Sats); así como en un orden bastante distinto a los anteriores los grupos opositores y los disidentes radicales, a los que no se les autoriza lo que se les autoriza a los inicialmente mencionados: reunirse en apartamentos visibles, ubicados por la DSE, salir a caminar normalmente a las calles y hablar con quienes a ellos les dé la gana, organizar conferencias y encuentros, algunos salen y entran del país con permisos del régimen. Esa “pluralidad”, permitida por la dictadura, lo que todos sabemos, no es representativa del pueblo cubano. Admitir que lo es, admitir una pluralidad en la Cuba de hoy, es lo que realmente necesita el régimen de Raúl Castro para afincarse eternamente en el poder, por medios menos impositivos que los que usó su hermano, ya que el horno no está para galleticas.
Que el horno no está para galleticas lo vemos todos los días en los videos que nos mandan desde todas partes de la isla, sobre todo desde Oriente y Placetas, donde pequeños grupos de cubanos se enfrentan a la policía política y a los agentes del orden armados hasta los dientes, que no vacilan en arrastrar a una anciana y golpearla, destruirle la casa, decomisarle sus pertenencias, solamente por ser la madre de un opositor. No ha sucedido una vez, ha sucedido muchas veces y con varias personas ancianas y familias enteras. Hasta ahora no se ha observado masividad alguna en esas manifestaciones callejeras, ni una organización política detrás, solamente un ideal: La libertad de Cuba. Se podría decir que tienen más de coraje que de proyecto político. Los proyectos políticos vendrán después. La libertad de Cuba ya es un proyecto político, lo que no lo es, es pedir internet libre, viajes al extranjero, y otras payasadas, que no pasan de ser cambios exigidos dentro del restringido campo de libertades de una tiranía. Pedir solo eso es aceptar la tiranía como modelo, pero mendigarle cambios para que algunos vivan mejor y otros se la machuquen.
Si unos militantes arengados por el régimen bailan frente a la casa de la asesinada líder de las Damas de Blanco, Laura Pollán, en lo que es un claro mitin de repudio castrista, esto no quiere decir que ellos sean más culpables que los que hoy den una imagen de apertura abriendo esa brecha que han abierto a base de brocha gorda. Mientras que estos militantes bailadores nos dan una imagen dantesca a nosotros que conocemos el paño, aunque simpaticona para los extranjeros y turistas ideológicos, los otros no dan una imagen mejorada hacia los que ya estamos hartos de muelas, teques, discursos, en el peor estilo castrocomunista, aunque para esos visitantes extranjeros, también, al igual que los primeros, ofrecerán una imagen aperturista del régimen que los ha aceptado con sus diferencias.
Mientras unos bailan otros muelean, y no pasa nada más que eso. ¿Los que muelean tienen detrás algún proyecto político y económico que pueda ser efectivo en el futuro de Cuba? Ni por asomo, pero la muela adormece, entretiene, y sobre todo, sirve para justificar las ayudas con las que algunos se están enriqueciendo, cosa que ocurre, es verdad, en todas partes con los políticos, pero esos políticos han sido elegidos, y detrás de ellos hay verdaderos proyectos políticos. Puede sin embargo, es lo más probable, que encima de las espaldas de los mueleros se hayan acomodado los oportunistas del exilio que lo único que les interesa es aprovecharse de la brecha, del filón del raulismo light.
Ambos bandos, los de los bailarines, así como el de los tecosos, están dando brocha gorda encima de una pared desvencijada, de un muro a punto de caerse, que no aguanta más. Pero al igual que ellos han encontrado una brecha para vivir del cuento, no les queda otro remedio que seguir dando brocha para que los de comemierdas del exilio, lo que yo llamo el exilio sincero, pague y la gente se entretenga con lo que tanto le conviene a un régimen en sus últimos estertores: publicidad hacia el exterior. Detrás de los bailadores están los Castro, detrás de los mueleros está el empresario Carlos Saladrigas, y unos cuantos más (sobre todo la peor izquierda paciente y aprovechada), como intermediario preponderante: la Iglesia, totalmente a las órdenes de los Castro, chantajeada por ellos. Es decir, los vampiros de toda la vida, los que han desangrado al pueblo cubano.
Tengo que decir que me dan menos miedo los que bailan que los que se han agarrado de la brocha del teque, porque esos que hoy bailan frente a la casa de Laura Pollán, es probable que si se armara una manifestación masiva por toda la isla que pusiera a temblar las bases del régimen con aquellos que yo me atrevería a llamar los del Broche, o sea los que cerrarían 53 años de dictadura con broche de oro, el pueblo en las calles, junto a los opositores que estamos viendo en Placetas y en Oriente, y en todas partes, esos que hoy bailan el meneo del castrismo serían los primeros en sumarse a otra conga bien distinta, a la de la mayoría que esté en las calles. Sobre todo si los tronados del castrismo y los militares con bajos salarios se adhirieran resueltamente al pueblo.
Los tecosos, los parlanchines de la oratoria, téngalo por seguro, estarán desde sus guaridas y sus intocables templos llamando a la calma, al orden, a la paz (esperando el dichoso premiecito), y a la sabiduría, sin mover un dedo ni disparar un chícharo. Son los tibios de toda la historia cubana, los de la brocha de paletazos infinitos al solar en ruinas, a punto del derrumbe; los que ya resolvieron su problemita.
Los del bailoteo, recuérdenlo, serán los primeros en voltear la casaca, ya lo hemos visto, históricamente siempre ha sido así en los regímenes totalitarios, y así ha ocurrido también en Cuba.
De tal modo sugiero que tengamos mucho cuidado con las palabras tan culturosas y adecuadas, recogidas al buen vivir, porque los de la Brecha ya hace rato andan dando Brocha, olvidados de los que en definitiva están poniendo el Broche de Oro en las calles cubanas, que no son necesariamente las calles habaneras, ya nos gustaría que así sucediera. Y no habrá otra manera, por lo que veo, de imprimir ese Broche, sino reconocemos que en Cuba lo que hace falta de manera urgente es diversidad y movilización, más que la desidia de una pluralidad diseñada por el mismo castrismo, bajo la pezuña de uñas recortadas, muy bien limadas, del raulismo light.
Los cubanos deben de movilizarse actuando. La muela, el teque, el regodeo esperanzador en la proliferación de líderes de cartulina, que si menganita, que si fulanito para presidente, lo que ha hecho hasta ahora no ha sido más que adormecer más a la población, o alejarla del verdadero propósito: La libertad y la vida.
Bastaría que uno de esos bailarines se acercara a Antúnez, y pasándole el brazo por encima, se pusiera a gritar consignas en contra del régimen. Porque lo que une a ese casinero o conguero castrista con Antúnez y con Biscet y con tantos otros es que forma parte del pueblo joven sin futuro real, intuye que aquello se caerá en cualquier momento, quiéranlo o no, y no querrá verse hundido del lado de los perdedores. Antúnez, Biscet, José Daniel Ferrer, y tantos otros, hablan como ellos, gritan como ellos, y hasta se divierten como ellos. Los otros se parecen o imitan demasiado a la cúpula del poder, han sido adoctrinados y no se han enterado todavía que no se puede combatir el adoctrinamiento con más doctrina, se asemejan hasta en los gestos, en los tonos de la voz, en el ansia de convertirse en inmortales, sin lugar para la irreverencia ni para lo políticamente incorrecto, mucho menos para la diversidad de opinión, ni para el contraste de pensamiento (todavía no he visto a uno que no piense igual a ellos que haya sido entrevistado o que los hayan invitado a intercambiar puntos de vista contrarios; a esos los atacan o los eliminan, usando el mismo método castrista de ignorarlos). Los del teque y la Brocha, el Brete (la prensa tibia) y la Brecha, antes de llegar al poder, ya han empezado a construirse un patrimonio con la causa cubana, ya me dirán ustedes cómo sería cuándo lo obtengan, lo que tendrá que decidirse, sin duda alguna, en las urnas, y en democracia.
Ahora, eso sí, ni la Brecha, y mucho menos la Brocha, ni nada de eso con Brete (esa prensa impuesta desde el exterior como única opción válida), el Broche de Oro de la insurrección popular es lo que movilizará al mundo en contra del castrismo. Es como lo veo, puedo estar equivocada.
Busquen el significado de brecha en el diccionario (sin ambigüedades).
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