Juan González Febles desde Cuba: Sólo seres humanos y nada más
Solo seres humanos y nada más
Por Juan González Febles
11 de diciembre de 2013
Gracias a los canales informales afirmados en la sociedad civil cubana, cayó en mis manos un video de la actuación de Paul Mc Cartney en la Casa Blanca en Washington cuando recibió el premio que le otorgó La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Puede verse al presidente de los Estados Unidos, a la primera dama de ese país y artistas relevantes, junto a los políticos y funcionarios que rigen los destinos de ese país.
En el presidente Obama, vi a un ser humano que tomó emocionado la mano de su esposa, mientras escuchaba a Mc Cartney cantar Michelle. Le vi junto a su familia y me quedé con la impresión de que se solo se trató de un ser humano, que al igual que el resto, fue modelado a imagen y semejanza de su creador.
Por estas vías misteriosas de la asociación, me remití a los que rigen los destinos de mi patria. ¡El contraste abruma!
El equipo gobernante en Cuba o la banda armada que ejerce estas funciones, decepciona. La encabezó hasta hace muy poco tiempo, alguien que solo encontró placer en escuchar marchas militares. Otro miembro prominente, habló en su momento de entonar, “cantos luctuosos con tableteos de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y victoria”. Se trata de una banda capaz de fusilar en menos de seis días a tres jóvenes negros, sin ninguna garantía procesal por haber secuestrado de forma incruenta un lanchón de cabotaje con la intención de llegar a los Estados Unidos. El tal lanchón es conocido como “la lanchita de Regla”. De nada sirvieron las peticiones de clemencia de los secuestrados. Este equipo en otra oportunidad, ordenó el hundimiento de un remolcador en que intentaron huir a los Estado Unidos hombres, mujeres y niños. Para ellos, ese equipo, no encontró piedad. En el paroxismo de tanta crueldad, aún no permiten que los cadáveres de las mujeres, niños y hombres asesinados, sean rescatados para que al menos reciban cristiana sepultura.
Si tan solo fuera por esta asociación misteriosa del contraste, vale la pena dedicar la vida a desterrar a esta banda cruel y desalmada hasta del recuerdo y la memoria ciudadana. Porque en Cuba la gente merece ser feliz y disfrutar las cosas simples de la vida. Cosas que para su disfrute, requieren que se dé alto y claro el santo y seña de la palabra democracia, y entonces, será posible cuando la libertad repique desde cada rincón y cada corazón en Cuba. Para que el pueblo de Cuba elija a sus gobernantes y para que estos sean ante todo, solo seres humanos que sirvan en la función que deban cumplir el plazo en que deban cumplirla y nada más.
infiernodepalo@gmail.com
Raúl Castro corre desaforadamente hacia una militar, que en ese momento estaba desfilando, y la toca o agarra (para los cubanos ni para la Real Academia esas palabras son obscenas) por detrás; inmediatamente después le empezó a decir a la prensa, que lo entrevistaba, que ahora era diferente para los militares, pues cuando él estaba en el Colegio de Belén y tenía que confesarse, tenía que decir que se masturbaba por la noche después de ver por las ventanas a las muchachas.
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