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El enfoque de muchos de los miembros de la clase política dirigente de Estados Unidos hacia la Cuba de los Castro se encuentra influido por una serie de suposiciones. En primer lugar, existe la convicción de que las consideraciones económicas pueden influir en las decisiones políticas de los Castro y de que una situación económicamente deteriorada forzaría a los dirigentes cubano a conducir a Cuba a una economía de mercado y, con el tiempo, a reformas políticas.
También muchos en Estados Unidos opinan que el embargo es la causa de los males económicos de Cuba. Esta noción ha sido continuamente propagada por el régimen de Castro, en un intento de forzar a Estados Unidos a levantar las sanciones unilateralmente. En realidad, la razón de los problemas económicos de Cuba no radica en el embargo, sino en un sistema económico fallido. Al igual que las economías soviética y de los países de Europa del este, el sistema cubano es obsoleto, ineficiente y corrupto, carente de estímulos a la productividad y a la iniciativa individual. Para Cuba, el mercado norteamericano es el más cercano, pero no el más barato; por ello lo que realmente anhela el gobierno de Castro es el acceso al turismo norteamericano y a créditos que le permitan perpetuarse en el poder sin verse obligado a efectuar cambios económicos importantes.
Una tercera suposición es que los dirigentes de otras naciones se asemejan a los líderes norteamericanos-influenciados por racionalidad económica-, con la única diferencia de que utilizan un idioma diferente. Esta percepción sobre otros líderes permitiría negociar con ellos los problemas mutuos y hallar un terreno común para airear las diferencias. La opinión, largamente sostenida por Estados Unidos, de que a través de negociaciones e incentivos es posible influir en el comportamiento de Castro, se ha visto anulada por la falta de voluntad del propio Castro de hacer concesiones a líderes norteamericanos u occidentales: el liderazgo Castrista prefiere sacrificar el bienestar económico de su pueblo antes que ceder a las demandas por una Cuba política y económicamente diferente.
Todo ello conduce a la obvia conclusión de que no todas las diferencias y problemas en los asuntos internacionales pueden ser resueltos a través de negociaciones. Existen disputas internacionales que nos son negociables y pueden solucionarse únicamente a través del uso de la fuerza, o de una extrema paciencia, a la espera de que desaparezca el liderazgo existente o cambie la situación. Algunas diferencias pueden ser resueltas mediante negociaciones, otras son irreconciliables.
Aun así, la creencia de que la crisis económica de Cuba conducirá a importantes cambios políticos, continúa definiendo el pensamiento norteamericano, que se aferra a un anticuado determinismo económico al tratar de comprender los acontecimientos en otras sociedades, así como las motivaciones de sus líderes.
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El embargo cubano enfrenta nueva campaña
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La polémica sobre el levantamiento del embargo a Cuba se intensifica
Publicado 18 febrero 2014
Febrero 18 | ¿Traerá el levantamiento del embargo la democracia a Cuba?
Jorge Riopedre salió en busca de opiniones en el primero de una serie de
reportajes sobre tan polémico tema.
Campaña anti-embargo moviliza al exilio cubano en Miami
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Existe consenso en Estados Unidos sobre las causas del Embargo
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El Senador Bob Menéndez habla con Televisión Martí sobre el Embargo a la tiranía de los Castro en Cuba
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La polémica sobre el levantamiento del embargo a Cuba.
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