Tania Díaz Castro desde Cuba: Los amoríos ocultos del Comandante en Jefe Fidel Castro
Esa anécdota habla muy bien de la ética del Comandante, el cual no respetaba ni a las esposas de sus compañeros y hermanos de lucha revolucionaria. En él se ajusta aquel slogan de los años 50s del pasado siglo XX en Cuba: ¨de mi padre lo aprendí !¨. Conocí de oidas varias de esas anécdotas en la que Fidel Castro se encaprichaba en una mujer y los escoltas persuadían y alejaban a la pareja para que el Comandante tuviera el campo libre; una de esas anécdotas fue con el comentarista de cine José Antonio Rodríguez en una recepción, o algo parecido, mientras estaba ¨ligando¨ a una joven. El ex escolta Juan Reinaldo Sánchez debe conocer algunas anécdotas de primera mano.
Esa práctica no sólo era del Comandante. Un amigo mío me contó que en una fiesta en la embajada cubana en un país caribeño él estaba ¨ligando¨ a una soberbia mulata de dicho país y se apareció a esa fiesta el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, el cual se sintió atraido por la mulata; la escolta de Almeida se acercó a mi amigo y le indicó que se alejara de la mulata. pues el Comandante estaba interesado en ella.
Esa es la ética revolucionaria !!
Ah !, la misma Renée Méndez Capote, si mal no recuerdo, narró esa anécdota con Ramón Grau San Martín. Esta foto de Grau en la playa con una artista me dió mucha gracia cuando hace unos años la hallé en la Internet:
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Los líderes de la República, de Estrada Palma a Carlos Prío, incluso Batista, mostraron a los cubanos su Primera Dama. Fidel Castro, en cambio, se mostró en solitario. Nunca dejó que mujer alguna le robara el protagonismo
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Por Tania Díaz Castro
marzo 11, 2015
LA HABANA, Cuba — El pasado día 8, el estelar escribidor del diario Juventud Rebelde, Ciro Bianchi Ross, publicó una crónica titulada Primeras Damas, basada en las mujeres que compartieron la presidencia de Cuba con sus maridos durante la República. La misma crónica y con el mismo título, la había publicado el 13 del mismo mes, pero en 2005.
En ambas publicaciones, Bianchi se detuvo en seco en 1959. Dio un contundente frenazo. No tuvo pantalones para seguir. ¿Dio a entender acaso este viejo amigo mío que durante más de medio siglo, la dictadura cubana no ha tenido una primera dama? ¿Que Fidel, durante ese más de medio siglo, jamás tuvo en su cama una fémina que mereciera el respeto del pueblo?
gual que ocurrió con Grau San Martín, un solterón empedernido que jamás presentó una mujer a las masas, ocurrió con Fidel. Grau utilizó a su cuñada Paulina Alsina como Primera Dama y Fidel, para esas mismas masas, utilizó a Vilma Espín, su cuñada, pero sin considerarla como la Primera Dama.
Bianchi Ross cuenta que en 1944, con Grau como presidente, éste le amasó las nalgas a la escritora Renée Méndez Capote durante todo el tiempo que Braden, el embajador norteamericano, ofrecía un largo discurso en el Palacio Presidencial y que en 1933, enamorado como un perro de la bella y sensual Renée, estuvo a punto de meter preso en la Cabaña a su marido, para lograr sus favores en la intimidad.
La misma Renée me contó esta historia en una ocasión que fui con su hija, Maricusa Cabrera, a conocerla, allá por los años setenta del siglo pasado. ¡Qué manera de reírme con aquella encantadora anciana!
Fue, precisamente por esa misma fecha, que escuché otra historia, muy parecida, pero de Fidel Castro, en Varadero. Es primera vez que la cuento.
La escuché una tarde por labios de Armando Quesada, en mi apartamento de calle 27 entre N y O, en el Vedado. Es posible que esté muerto. Era demasiado comilón y con un par de whisky hablaba hasta por los codos. Sí, el mismo Quesada que junto a aquel tenebroso personaje y Ministro de Cultura, Luis Pavón, botaron de sus trabajos a cientos de artistas, porque no reunían los parámetros morales necesarios para vivir en el socialismo. Armando Quesada fue mi jefe inmediato en la emisora Radio Progreso, donde trabajé como guionista de programas sobre Educación para la Salud, entre 1977 y 1983.
La historia que me contó, muy risueño, fue así: Una noche, en el Cabaret del Hotel Internacional de Varadero, a donde llegó Fidel con su numerosa escolta, descubrió a una bellísima dama de ojos azules y rubios cabellos, en una mesa, acompañada de su esposo. La joven pareja estaba de Luna de Miel por esos días.
Fidel no le quitaba los ojos de encima a la damita y luego de darse unos tragos, mientras se fumaba un buen tabaco, se sintió listo para la pelea.
El marido de la joven fue llevado a la oficina del Hotel con algún pretexto. Según Quesada, no se le vio más el pelo. La damita, llorosa y asustada, fue llamada a la mesa del Comandante, para calmarla.
–Será un trámite de rutina, no te preocupes. Todo saldrá bien. –le dijo el empedernido solterón y líder guerrillero.
1 Comments:
Esa foto de Grau con la artista vale un millón. Me alegra conocerla. La vieja mía contaba esa anécdota, lo que no recuerdo el nombre de la actriz o cantante. Le hicieron una guaracha y todo. El estribillo era así: "Cómo goza en la playa con el guano del viejo".
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