lunes, abril 27, 2015

Cuba. Video del documental Desplazados y Pueblos cautivos

Desplazados y Pueblos cautivos

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Tomado de http://www.contactomagazine.com

Un Secreto Bien Guardado:
los Pueblos Cautivos de Cuba

Por ALEIDA DURAN

Ocurrían los tristemente célebres desalojos de campesinos de la Sierra del Escambray, a principios de los años 60. Evelio Duque, quien comandaba guerrillas alzadas en armas contra el régimen implantado en Cuba en 1959, cuenta que de las miles de casas que había en el Escambray, 8 de cada 10 eran quemadas por las milicias de Fidel Castro. El ejército evitaba así que los campesinos de la zona proporcionaran alimentos o ayuda de cualquier tipo a los guerrilleros.

Los llevaban a lejanos lugares desérticos, preferiblemente en la provincia de Pinar del Río, a los cuales llamaban granjas pero que eran en realidad verdaderos campos de concentración. Sandino era una de ellas.

Pero la pesadilla no terminó con el exterminio de las guerrillas...
Yunia Siverio es menuda, trigueña y bonita; le encantan los espacios abiertos y tomar fotos de todo y todos. Ríe frecuentemente: está feliz. Por primera vez, es una chica libre.

Han pasado 24 años desde que nació en Antonio Briones Montoto, uno de los varios "pueblos cautivos" de Cuba. En apariencia, pueblos que la mayoría de los cubanos no distinguen de los demás porque el gobierno cubano se ha encargado de hacerlos aparecer comunes y corrientes. Pero no lo son.

A la hermana de Yunia, Yusel, le gusta hablar y escribir, contar sus experiencias, expresar lo que por tantos años calló. Quizás algún día escribirá un libro y contará la historia. Ahora tiene 27 años. Ella prácticamente nació también en Antonio Briones. Fue llevada allí con sus padres en un transporte custodiado por soldados cuando tenía tres años de edad.

La familia Siverio, padre, madre y dos hijas, llegó a los Estados Unidos en 1996, después de pasar más de 20 años en Antonio Briones Montoto. Su padre y muchos otros, prisioneros como él, construyeron esos pueblos con sus propias manos, acusados de nada, sin que jamás se les celebrara juicio. Muchos de ellos ni siquiera habían atentado contra el gobierno. Simplemente habían vivido en el lugar equivocado en un tiempo equivocado.

El padre, Arsenio Siverio, es hoy un hombre de 60 años, alto, delgado, con una mano casi inutilizada por una sierra de carpintero, y el rostro y el alma zurcados por años de dolor y rabia.

Cultivaba un pedazo de tierra en la zona campesina de Fomento, provincia de Las Villas, en la región central de Cuba. En 1960, cuando tenía 20 años, grupos de cubanos descontentos por las injusticias que cometía la revolución entronizada en el poder desde el año anterior, se alzaron en armas en la Sierra del Escambray, cercana a su humilde hogar, con la esperanza de derrotar al régimen.

Según Duque, los alzados bajo su mando no eran más de 800, pero el gobierno desató contra ellos una ofensiva descomunal con más de 10 mil hombres.

A escondidas, Siverio daba algunos alimentos a los alzados, los ayudaba. A él tampoco le gustaba el nuevo régimen. Siempre había sido pobre pero libre. Ahora seguía siendo pobre pero no se sentía libre.

En 1963 fue arrestado y encarcelado por dos años. Su pequeño cultivo y los pocos animales que criaba para el sustento familiar, desaparecieron. Dos años después lo excarcelaron.

Campesino tozudo, volvió a cultivar la tierra y a criar pollos y gallinas. El 15 de noviembre de 1971, mucho después de que el foco rebelde hubiera sido aniquilado, lo visitaron milicianos del régimen: tendría que acompañarlos a una reunión en Santa Clara, capital de la provincia.

La "reunión" se celebró en el campo de deportes de la Universidad de Santa Clara. Mil 44 hombres rodeados de ametralladoras.

"Ustedes son indeseables en la zona donde viven. Serán trasladados a otro lugar. Sus familias serán avisadas para que les envíen alguna muda de ropa", dijo el militar que dirigía aquella extraña reunión. Siverio supo que su nuevo esfuerzo de los años recientes volvería a evaporarse. Pero no adivinaba lo que le esperaba.

El y todos los demás fueron trasladados en trenes de carga a un área desértica de la provincia de Pinar del Río: la llamada "granja tabacalera Sandino".

"Si se portan bien y trabajan duro, recibirán un pase para visitar por unos días a sus familias, cada tres meses", les dijeron.

Allí habían ido a parar también prisioneros, ex prisioneros y campesinos desalojados hacía años de esa y de otras zonas "de conflicto". Entiéndase en donde vivían sospechosos de ser desafectos al régimen.

Un año más tarde, Siverio y muchos de sus compañeros de cautiverio fueron trasladados a otra granja, Antonio Briones Montoto. El régimen había decretado levantar pueblos con y para desafectos al régimen. "Los evacuados del Escambray", les llamaba el gobierno.

Poco a poco fueron construyendo edificios de 4, 8, 12, 24 o 30 apartamentos. Aproximadamente cada tres meses los reclusos, "si se portaban bien", recibían un pase de cinco días para visitar a sus familias. Salían escalonadamente, por municipios, y siempre custodiados por guardias. Si casualmente llegaba un dignatario extranjero a Cuba en los días que les tocaba el turno, no había salida. Tendrían que esperar otros tres meses.

Siverio afirma que en Cuba hay, por lo menos, siete u ocho "pueblos cautivos" diseminados por las provincias de Pinar del Río y Camagüey.

A medida que los edificios se terminaban, los "evacuados" eran transportados a sus pueblos de origen a buscar a sus familias. Siverio, su esposa Pilar y la pequeña Yusel, entonces de tres años, reanudaron su vida familiar en aquel pueblo situado a muchos kilómetros de distancia de su lugar de origen. Allí nació Yunia.

Poco a poco las que antes habían sido granjas o lugares desiertos, se fueron convirtiendo en pueblos con escuelas, centros de salud, estación de policía, aparentemente en nada diferente a cualquier otro pueblo. Pero en cada uno había un grupo que daba órdenes y una masa popular con movimientos controlados.

"En la escuela éramos mal mirados por los maestros y rehuidos por los hijos de los funcionarios: éramos hijos de presos políticos", dice Yusel. "Tampoco podíamos ir a las mejores escuelas, ni estudiar la carrera que quisiéramos. Cuando terminé la secundaria yo quería estudiar medicina. No me lo permitieron: era hija de un preso político".

Los padres trabajaban solamente en dos campos: la agricultura y la construcción. Se les concedía permiso para viajar, por ejemplo, a la capital de la provincia de Pinar del Río; pero si había algún acto político no podían salir del pueblo.

Gradualmente, gracias a las denuncias de los exiliados acerca de las violaciones a los derechos humanos de los cubanos en la isla, el régimen fue aflojando y la vida fue algo más fácil para las poblaciones cautivas, o "evacuadas".

En 1980, tres o cuatro familias de Antonio Briones, a quienes sus parientes en Estados Unidos fueron a buscar por el puerto de Mariel, pudieron abandonar el país, sin sufrir actos de repudio, según Siverio.

"El jefe militar advirtió a los que vinieron de otros lugares con esa intención, que el nuestro era un pueblo diferente: estábamos claramente definidos.Y que si había problemas, probablemente los apaleados o muertos, serían ellos", cuenta Siverio. No hubo ninguna manifestación de repudio "popular".

Tampoco la hubo contra Norberto Esquivel. Según el régimen, él nunca estuvo preso. Era de Fomento, en donde nació y vivió siempre.

Cuando llegó al poder el gobierno de Castro, rehusó ser miliciano, o hacer guardias. Suficiente para ser considerado "enemigo de la revolución".

Fue uno de los miles a quienes montaron en un tren militar y trasladaron a Sandino y luego a Briones Montoto. Allí vivió, como los demás, prácticamente en cautiverio.

Como no había sido sometido a juicio, no aparecía como preso político. Cuando el acuerdo migratorio entre Estados Unidos y Cuba permitió la salida de la isla de ex presos políticos, y la entrada en este país, él no podía acogerse al plan.

"Si no llego a encontrar guardado uno de los pases que me habían dado al principio para ir a ver a mi familia, todavía estaría en Cuba", dice Esquivel. El y su esposa Consuelo pudieron salir en marzo de 1980, vía España. Ahora los Esquivel tienen ese pase enmarcado en la sala de su hogar.

Por otra parte, la situación en los pueblos cautivos ha ido cambiando en los últimos años. La población ha aumentado con la llegada de nuevos pobladores y aunque allí continúa viviendo gran parte de las familias iniciales, hoy están en contra del gobierno muchos de los que antes estaban a favor.

"Tanto, que yo recibí más de una propuesta de matrimonio de muchachos que nos repudiaban cuando éramos niños. Tenían la esperanza de poderse ir conmigo de Cuba vía matrimonio", afirma Yunia con una sonrisa de satisfacción.