lunes, abril 20, 2015

Dos de Esteban Fernández: EL CORRUPTO PUEBLO CUBANO. Mi "Socio" Carlitos


EL CORRUPTO PUEBLO CUBANO

Por Esteban Fernández
16 de abril de 2015

Después que escucho que una gran cantidad de los cubanos dentro de la Isla considera que Barack Obama es un magnifico presidente, un gran estadista que intenta salvarlos a ellos termino por decepcionarme por completo de la actual población cubana.

Y lo más importante: ¿Salvarlos de qué? Bueno, si creyeran que los vas a salvar de la familia Castro yo estaría contento. Pero de eso nada, eso a la inmensa mayoría de los compatriotas no le interesa ni lo desea. Es simplemente creer que gracias a él van a comer un poquito mejor, van a poder venir aquí y volver para allá, van a pasar menos trabajo, y que los Estados Unidos asumirán una actitud paternalista ocupando el lugar que tenía la “dadivosa” Unión Soviética.

A mi me da la sensación de que si se corre el rumor de que el Diablo va a repartir carne de puerco a tutiplén, toneladas de barriles de cerveza y miles de tumbadoras para celebrar se sentirían un millón de gritos de “Viva Satanás”.  Hasta si Lucifer les llevara una latas de las extrañadas carne rusa estarían más felices.

Se pasaron décadas evitando hasta hablar de religión, no les ponían nombres a sus hijos del santoral, algunos tumbaron con mandarrias los Santos de las Iglesias, sacaron a los curas y monjas de la nación a empujones y escupitajos pero  cuando el Sumo Pontífice los visitó se desvivieron en alardes y marrullerías monaguillescas.

Parecían ser más papistas que el Papa.  Cuba dio la sensación de ser el país más devoto del mundo. Muchos de los mismos que yo vi gritándoles “¡Prostitutas!” a las monjitas en una guagua rumbo al aeropuerto de La Habana estoy seguro que se arrodillaron ante el Santo Padre. Tal pareció como si nadie recordara cuando a los sacerdotes los metieron como puercos en el buque español Covadonga.

Y del lado de acá, ahora ante los últimos acontecimientos donde Obama se ha puesto “en cuatro patas” ante el castrismo muchos en el exilio regresan a mí y a los que como yo se los advertimos, después de haberse peleado con nosotros cuando les decíamos: “¡Cuidado con el hombre este que nos parece que es como el mamey: carmelita por fuera y rojo por dentro!”

Bueno, pero es mejor que se arrepientan porque sería completamente absurdo que todavía quede un sincero anticastrista que siga creyendo en Obama después que tiene la osadía y descaro de decir que elimina a Cuba de la lista de países que auspician al terrorismo porque HACE SEIS MESES QUE DEJARON DE APOYARLO.

Y este que está aquí, él que gritó en Güines a los cuatro vientos que Fidel Castro era un monstruo en ciernes desde antes de poner una pata en La Habana, y el mismo que en el 2008 se desgañitó pidiéndole a todo el mundo que votara por John McCain, hoy les pronostico que el día en que Barack Obama visite a Cuba nuestro subyugado pueblo lo aplaudirá enardecidamente de la misma forma en que recibió a Fidel Castro en enero del 59. Vivir para ver. Tal parece que Cuba no se liberará gracias a los cubanos actuales sino a pesar de ellos.
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Mi "Socio" Carlitos

Por Esteban Fernández

Yo soy el campeón metiendo la pata en el teléfono. Mi lista de errores garrafales y de equivocaciones es enorme, sobre todo cuando los cubanos me llaman e inmediatamente después del saludo me preguntan: "¿Ya sabes quién te habla?"…

Pero la historia que más me gusta - y a lo mejor ya usted la conoce porque la he contado muchas veces- de todos mis fallos, fue algo que me sucedió cuando vivía en Miami en la legendaria casa de Carlos Zárraga junto a Vicente Méndez, Edel Montiel, Jorge Riopedre, Humberto Solís y los guajiros ex combatientes del Escambray. La casa era visitada por el Comandante Nino Díaz. De médico nos servía un hermano del "Colorado", León Lemus. Por las noches se reunían en el portal cuatro eruditos de la causa cubana: Zarraga, Tony Santiago, Pepe Iglesias y Charles Simeón.

Una mañana suena el teléfono y yo lo contesto. Me dice la persona: "Hola ¿puedo hablar con Zárraga?" y le respondo: "¿De parte de quién?", y me dice: "Por favor, dígale que de parte de Carlos"…Le digo: "Zárraga no se encuentra, llámelo más tarde"…

Pero durante una semana las llamadas infructuosas del tal Carlos se convirtieron en cotidianas, y yo siempre era el que contestaba el teléfono. Un día el señor me preguntó: "Chico y ¿cuál es tu nombre?" y yo le respondí: "Yo soy Estebita", y comenzó a llamarme "Estebita", y por ende, yo enseguidita pasé a llamarlo "Carlitos"…

Y, poco a poco, fui cogiendo más confianza y me fui envalentonado porque "mi nuevo amigo" parecía disfrutar enormemente de la forma irrespetuosa en que yo lo trataba. Ya le conocía la voz, y enseguida que lo oía le soltaba: "¿Que pasó, Carlitos, como tú estás mi socio?" y el solo hecho de decirle eso le producía tremenda risa a mi "socio" Carlitos…

Ya, aunque Carlos Zárraga estuviera en la casa, yo no le pasaba la llamada. La verdad es que ya estaba convencido de que Carlitos "al que llamaba era a mí" porque ya ni me preguntaba por Zárraga. Yo pensaba, "este debe ser un viejo aburrido de Hialeah que está loco por hablar con cualquiera" y yo le daba por la vena del gusto.

( de izquierda a derecha: Millo Ochoa, Andrés Nazario Sargén, Ramón O´Farrill, Andrés Rivero Agüero y Carlos Prío Socarrás, Julio de 1976)

Ya Carlitos conocía casi toda mi corta vida en Güines; sabía el nombre de mis padres y hasta la calle donde nací. En cambio, yo no sabía nada de él, y cuando le preguntaba, me decía: "Oh, mi vida no tiene importancia, ha sido una vida muy simple, te aburrirías si te la contara"...
Y yo, EN EL COLMO DE LOS ATREVIMIENTOS, le ripostaba: "No fastidies Carlitos, que tú suenas más viejo que Matusalén y algo tendrás que contarme; dime aunque sea una mentira".

Y riéndose me decía: "Estás equivocado, yo solamente soy unos poquitos años mayor que tú". Y yo le decía: "No seas mentiroso viejo, que tú debes tener más de 60 años". Y me decía: "Bueno, tú me pediste que te dijera una mentira y ya te la dije"…

Una mañana me dice: "¿Tú eres de Güines, no?… Yo le contesto que "sí" y me pregunta: "¿Por casualidad conociste allí al Alcalde Jaime Quintero?" y le respondo: "Claro que sí, Jaime era mi primo y padrino"... Y contento me dijo: "Muchacho, pues Jaime fue muy buen amigo mío". Y eso me acercó un poco más "al simpático y cordial anciano"…

Normalmente, a las personas mayores no les gustan los atrevimientos de los jóvenes, pero este viejo parecía encantado de la vida con mis cosas. Me pregunta un día: "Chico y ¿a qué tú te dedicas?" y le respondo: "En este momento solamente a tumbar a Castro" y riéndose me dice: "Pues fíjate, que ese es mi oficio también". Y lo único que se me ocurrió decirle fue: "Bueno, entonces al igual que yo, tú debes estar comiéndote un cable"…Soltó una carcajada.

Pero un buen día (cuando yo estaba de lo más feliz entreteniendo "al pobre viejo aburrido de Hialeah") se me acercó Carlos Zárraga y me preguntó: "¿Esa llamada es para mi?" No me quedó más remedio que contestarle, y tapando el auricular le dije: "Sí chico, es un viejo que te ha llamado como 20 veces. Es Carlitos, y es de lo más chévere"…Carlos agarró el teléfono y se puso a hablar un largo rato con "mi amigo". Cuando Zárraga colgó, me llamó y me miró fijamente esperando ver mi reacción al mismo tiempo que me decía: "Sí, tú tienes mucha razón, el ex Presidente CARLOS PRÍO SOCARRÁS es de lo más chévere".
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