Del odio a la desaparición del comunismo cubano
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Ahora podremos asistir al contraefecto del odio a EEUU impuesto en Cuba.
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Por Karel Becerra
Buenos Aires
18 Abr 2015
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urante mas de 50 años los Castro han desafiado a EEUU, y ese podrá ser su legado para los libros, pero la realidad será totalmente opuesta. Las relaciones entre lo que es hoy Cuba y EEUU datan de mas de 250 años atrás. No hay más que tomar en cuenta el Tratado de París, firmado en 1763 entre el entonces reino de Gran Bretaña y España, donde, entre otros puntos, los ingleses cedían el puerto de La Habana y los españoles daban a cambio la península de Florida.
Existen otros hechos no menores, como la participación de Theodore Roosevelt en la guerra de independencia cubana, para luego convertirse en presidente de EEUU de 1901 a 1909. Aunque hoy, probablemente, Roosevelt sea más recordado por los cubanos por la película Una noche en el Museo.
Ante esta realidad cultural, que incluye el hecho de que para 1959 había más norteamericanos viviendo en Cuba que cubanos en EEUU, ¿qué cambios produjo el régimen castrista? Pues romper de cuajo un vínculo que sería como prohibir en Uruguay el mate, en México los tacos o en Brasil el fútbol.
En lo personal, luego de dos años en África como médico, mi padre trajo de regalo a mi hermana unos jeans que tenían una minúscula bandera norteamericana bordada. Mi hermana, aún recuerda como hilo por hilo se eliminó "la parte de las estrellitas", y con ello se consiguió evitar que aun siendo una niña de 12 años fuera acusada en la escuela de "diversionismo ideológico".
Pero, ¿cuál ha sido el resultado de esta política de odio? Por una parte, un país arruinado y de huída. Apenas existe en Cuba un joven que no sueñe con irse fuera, incluidos los comunistas, para "coger un aire". Refuerzan esta visión las últimas encuestas que muestran al presidente de EEUU con mejor imagen que la de la gerontocracia comunista. Esto sin tomar en cuenta al 15% de la población, los nativos y descendientes cubanos viviendo en EEUU, donde la preferencia debe llegar al 100%.
Y el solo hecho de que la encuesta sea posible, dice mucho del asunto. Cualquier chileno o argentino podría hasta sentirse ofendido en caso de ser preguntado acerca de a quién prefiere, a su presidente o a Obama.
No siendo esto suficiente, el confrontamiento ayudó a que hoy somos la minoría con mayor representación en el congreso de EEUU. Con ello, la influencia y poder es muy superior al que hoy se tuviera de no haber implantado el comunismo en Cuba. ¿Tendríamos en ese caso congresistas o aspirantes a presidente cubanoamericanos? No, pues posiblemente hoy ellos estarían compitiendo por su candidatura en Cuba.
El contraefecto queda rematado con una ley que increíblemente, y no siendo este su propósito, terminará por decantar a la isla caribeña hacia "la Unión". Tal como dijo John Quincy Adams en 1823: "hay leyes de gravitación política, como físicas; como mismo una manzana no puede elegir no caer en la tierra, Cuba, separada de España, tiene que gravitar hacia la Unión, y la Unión, en virtud de la propia ley, no iba a dejar de admitirla en su propio seno".
En 1966 el Congreso de EEUU aprobó la "Ley de Ajuste Cubano", que se resume de este modo: "si un cubano permanece en EEUU durante un año, y un día, sin importar su estatus, puede ajustar su condición y convertirse en residente permanente". Entonces un cubano, rechazado en cualquier rincon del mundo, incluso como ciudadano de segunda en su propio pais, al año y un día, si lo desea, obtiene la tan preciada green card. ¿No es eso un efecto colateral increible?
¿Que impacto tendrá esto en el largo plazo, independientemente de la inminente caída del comunismo? Hoy el régimen se ha visto obligado a permitir la salida de los cubanos, con el recurso adicional de que pueden permanecer fuera de Cuba por un periodo de hasta 24 meses. El Gobierno de EEUU ha facilitado las visas, pasando estas a tener una duración de hasta 5 años con múltiples entradas. Por otra parte, tenemos un pasaporte cubano que necesita visado para viajar hasta la esquina. Más que cargar con un pasaporte, los cubanos cargan con una cruz.
Cualquier cubano con dos dedos de frente, al viajar a EEUU ya sea por estudio, trabajo o turismo, optará al cabo de un año por la green card, dejando abierta la posibilidad de solicitar la nacionalidad norteamericana pocos años después. Cualquier joven talentoso que pueda ganar una beca regresará a Cuba con su título, nacionalidad y pasaporte. Podrá recorrer el mundo o trabajar desde Alemania a Nueva Zelanda, aunque no como cubano, sino norteamericano.
Si proyectamos todo esto en el futuro, sumado a los miles de cubanos que con su nacionalidad o green card regresaran a Cuba, más tarde que nunca tendremos una enorme parte de la población que gravitara hacia la tan "rechazada" Unión. A fin de cuentas, el régimen comunista logrará el efecto más "indeseado" haciendo desaparecer al mismísimo Partido Comunista. En unos años, y me atrevo a pronosticar que pocos, de hacerse un plebiscito en Cuba la gran mayoría optará por ser un Estado con plenos derechos y deberes, y representados con voz y voto en el Congreso de EEUU.
Y algunos se preguntarán: ¿habrá sido esto parte de un plan o simplemente es producto de la "contra finalidad de las cosas"?
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