DOS PECADOS (UNO DE PALABRA Y OTRO DE OMISIÓN) DEL PAPA FRANCISCO
Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso
Julio 16 de 2015
La gran enseñanza de fe de la conquista de la Tierra Prometida (que aparece expuesta de maneras diferentes en El Libro de Josué y en el El Libro de los Jueces) es que pese a que Dios le regala algo al hombre, el hombre debe de poner su parte, su esfuerzo; eso está magistralmente sintetizado en la expresión ¨Don de Dios y tarea de los hombres¨. El Papa Francisco no debe dejar todo el esfuerzo de información y del discernimiento al Espíritu Santo, el cual no necesita de esas acciones humanas; todo Papa debe informarse e informarse bien y actuar en correspondencia a la alta responsabilidad que posee. Uno de los tipos de pecados en nuestra fe cristiana son los pecados de omisión como es callarse ante la falta de respeto que es
aceptar, al no rechazar, la herejía de un Cristo crucificado en una hoz y un martillo; otro tipo de pecados son los pecados de palabra como es decir
que ¨la doctrina de Carlos Marx está muy próxima al Sermón de la Montaña.”. Ambos pecados fueron cometidos por el actual Papa (todos los seres humanos somos pecadores) pero dada su responsabilidad tienen dimensiones y consecuencias muy lamentables. Analizemos ambos pecados:
Sobre el pecado de omisión: Para una persona desconocedora de la doctrina católica, la cruz es un lugar maldito por el dolor y la agonía que en ella sufrió nuestro Señor Jesucristo. Para los católicos conocedores de su doctrina la cruz es algo muy diferente, tal es así que en la Semana Santa (ella es la semana más importante para los cristianos, aún más importante que la Navidad, de ahí que se le llame también la Semana Mayor) y concretamente el Martes Santo se caracteriza su liturgia por la exaltación de la Cruz, que se propone como motivo de orgullo para los cristianos. Para los cristianos, sin la muerte de Cristo no existiría la Resurrección de Cristo y, consecuentemente, nuestra Salvación, por la gracia de Dios, por estar nosotros, los bautizados, unidos a Cristo por el bautismo. En el misterio de la Cruz están muchas de las respuestas a las preguntas cuyas respuestas no encontramos en nuestra lógica y razón humana, pues en ella murió, por su voluntad, Cristo que sólo pasó por nuestra vida haciendo el bien.
La hoz y el martillo es uno de los símbolos del comunismo. El Papa León XIII en la Encíclica “Quod Apostolici Muneris”, de León XIII, se definía al comunismo marxista como una “mortal enfermedad que se infiltra por las articulaciones más íntimas de la sociedad humana, poniéndola en peligro de muerte”. Cambiar la Cruz por la Hoz y el Martillo es una herejía la haya esculpido quien la haya esculpido, aunque hoy no se castigue con torturas y/o muerte en la hoguera.
Analizemos el pecado de palabra del Papa Francisco.
2) Cuando el Papa Francisco era Jorge
M. Bergoglio, el Arzobispo de Buenos Aires escribió en su libro Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro.
“En
reiteradas oportunidades (Fidel) ha llegado a declarar que su postura
se identifica con Cristo en su lucha por salvar a los desesperados y
pobres, estableciendo un paralelo entre la doctrina de la Iglesia y el
Socialismo. Fidel Castro encuentra coincidencias entre la identidad de
principios.
La Iglesia condena el egoísmo, el socialismo también. La
Iglesia condena la avaricia del que no es solidario, el socialismo
también. La doctrina de Carlos Marx está muy próxima al Sermón de la Montaña.” (Bergoglio, 1998, p.25)
Tal parece que Jorge
M. Bergoglio cuando escribió lo anterior era ignorante de las palabras y las obras de Fidel Castro, Carlos Marx y José Martí.
En su carta del 29 de mayo de 1883 José Martí valora la persona de Carlos Marx y de su doctrina con palabras que cualquier Papa envidiaría. En dicha carta Martí habla positivamente del fundador del marxismo pero
desecha los métodos propuestos por Marx basados en la lucha de clases:
¨
Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los
débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde
en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio
blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los
hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de
otros. Mas, se ha de hallar salida a la indignación, de modo que la
bestia cese, sin que se desborde, y espante…¨ (Tomo 9, 388)
y escribe más adelante:
¨
…Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y
despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los
puntales rotos. Pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver
que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de
mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y
laboriosa ¨ (Tomo 9, 388)
En su crítica sobre la obra ¨ La Futura Esclavitud¨ de Herbert Spencer, Martí también plantea sus objeciones sobre el socialismo; una de esas objeciones es:
¨…De ser siervo de sí mismo, pasará el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios.¨(Tomo 15, 391)
En sus cartas públicas y personales nuestro Apóstol también hace fuertes críticas al socialismo que de manera excelente pudieran servir para explicar las declaraciones de Fidel Castro a las que alude el Arzobispo Bergoglio en el fragmento citado de su libro . En la carta personal a Fermín Valdés Domínguez de mayo de 1894, José Martí señala:
¨…Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras:-el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, - y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados…¨(Tomo 3, 168)
El Papa Francisco echa a un lado lo dicho por el Papa Pío XI en la Encíclica
Divini Redemptoris definió al
comunismo marxista como “
intrínsecamente perverso, y no se puede admitir
que colaboren con el comunismo, en terreno alguno, los que quieran
salvar de la ruina la civilización cristiana”.
El Papa Francisco también echa a un lado lo dicho por el entonces Arzobispo de Santiago de Cuba Enrique Pérez Serantes en su pastoral
Roma o Moscú: escrita en 1960
¨
Es el comunismo un sistema político social, abiertamente irreligioso, terriblemente temible para el que, teniendo algo que perder, tiene también la suerte de conocerlo suficientemente. Se presenta el comunismo, hábilmente falaz y poderosamente tentador, como una panacea para el que,no teniendo nada que perder en ningún terreno, no ha aprendido a conocerlo bien.
Es el comunismo un recurso aparentemente poderoso para muchos amargados y descentrados, de escaso lastre espiritual; y para muchos incautos, cargados de ilusiones, que caben de sobra en cerebros vacíos de valores sustanciales. Es el comunismo un atractivo muy fuerte para jóvenes estudiantes, de poca base, infatuados en las técnicas de la ciencia, de la cual llegan hasta a esperar que podrá cambiar la naturaleza humana.
Es el comunismo, para decirlo con palabras de sapientísimo León XIII, un virus mortal, que serpentea por las más íntimas entrañas de la sociedad humana y la conduce al peligro extremo de la ruina.¨
Finalmente: el patriota cubano Ignacio Agramonte y Loynás en su discurso
de graduado de Licenciado en Derecho Civil y Canónico en la Universidad de
La Habana, poco antes de irse para la manigua independentista en la
Guera de los Diez años comenzada el 10 de octubre de 1868, expresó:
“La
centralización hace desaparecer ese individualismo, cuya conservación
hemos sostenido como necesaria a la sociedad. De allí al comunismo no
hay más que un paso; se comienza por declarar impotente al individuo y
se concluye por justificar la intervención de la sociedad en su acción
destruyendo su libertad, sujetando a reglamento sus deseos, sus
pensamientos, sus más íntimas afecciones, sus necesidades, sus acciones
todas. ”
Pero el Papa Francisco cuando habla de Fidel Castro y su (supuesta) preocupación por los pobres olvida lo que expresó el Arzobispo de Santiago de Cuba Pedro Claro Meurice Estiú en sus
palabras de bienvenida a su arquidiócesis del Papa Juan Pablo II en 1998:: ¨
La Iglesia en América Latina hizo en Puebla la opción por los pobres, y los más pobres entre nosotros son aquellos que no tienen el don preciado de la libertad.¨
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Por Francisco José Soler Gil
El Manifiesto-España
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En el año prodigioso de 1989, ocupando Juan Pablo II la cátedra de San Pedro en Roma, la humanidad pareció liberarse para siempre de la más espantosa pesadilla de su historia: el terror comunista. Atrás quedaba un número no inferior a los cien millones de víctimas: asesinadas en las cunetas, asesinadas en las checas, en los gulag, en las hambrunas científicamente programadas, en las deportaciones sin otro destino que la muerte en un vagón helado. Asesinadas sin juicio. Asesinadas sin defensa, sin escrúpulos, sin tasa.
Y no sólo la fantasía criminal del hombre había conocido en el comunismo su expresión más vigorosa. También el arte de amargar la vida de los (aún) no asesinados alcanzó en la plomiza sordidez de los edificios y ciudades comunistas un refinamiento nunca visto hasta entonces.
«¿Por qué tienen que morir las hojas allí donde vamos nosotros?». Esta pregunta de una escritora comunista, recogida en la autobiografía de Arthur Koestler, nos descubre en una línea la esencia venenosa de aquel movimiento. El «Archipiélago Gulag» de Solzhenitsyn lo hace en varios cientos de páginas.
O eso pensábamos hasta ayer mismo. Porque ayer tuvimos el gusto de recibir una nueva iluminación del Papa Francisco. Esta vez en forma de visita al presidente boliviano Evo Morales, en la que aceptó gustoso la condecoración de la orden al mérito «padre Luis Espinal». Dicha orden, consistente en la figura de un crucifijo sobre hoz y martillo, reproduce al parecer el «crucifijo» de tan benemérito «padre». Y por si acaso la medalla no fuera suficientemente grande, el obsequioso presidente le entregó al romano pontífice una réplica de la blasfemia en tamaño original, para que todo el mundo pudiera verlo.
Tiempo les faltó a los católicos de guardia para explicarnos que el Papa no sabía que esto iba a ocurrir, que había sido sorprendido por el presidente Morales, que incluso había reprobado el gesto con un «eso no está bien», que se le veía serio y disgustado, y yo qué sé más. Ay, ¡pobres católicos de guardia! Qué poco recorrido tienen sus interpretaciones en este pontificado. Pues no han pasado ni veinticuatro horas y ya tenemos al portavoz del Papa negando que Francisco reaccionara negativamente al regalo, y afirmando que esa cruz-hoz-y-martillo es realmente un símbolo de diálogo y libertad; un símbolo del empeño por la liberación y el progreso del país.
Por supuesto, la hoz y el martillo constituyen símbolos de libertad. ¿Cómo no habíamos reparado en ello antes? Quizás por no haber escuchado con la atención suficiente al Papa la otra noche, cuando nos explicaba que el cura marxista Espinal «predicó el evangelio y ese evangelio molestó, y por eso le eliminaron». Así de sencillo.
Mis queridos católicos de guardia: Se impone una rápida revisión de todo lo que pensabais creer sobre el comunismo. A partir de ahora, ya ha quedado claro que debéis creer justo lo contrario. Ánimo, y a desdecirse con prontitud, garbo y elegancia. Convendría, eso sí, que borréis cualquier sombra de duda sobre vuestra fidelidad al pensamiento pontificio. Y para ello, nada mejor que promover, desde ya, la beatificación de los líderes principales de ese movimiento de liberación y progreso. El más grande de todos fue Stalin, y el más liberador. De manera que os está faltando tiempo para pedir su elevación a los altares.
Ya de paso, y para evitar nuevos deslices, deberíais solicitar también la canonización de Moctezuma, el caníbal, el caudillo del pueblo de los sacrificios humanos, habida cuenta de que, en la misma tacada, el Papa Francisco ha pedido también perdón por los «crímenes contra los pueblos originarios» en la conquista de América.
San José Stalin, ejecutor, San Moctezuma, devorador, rogad por nosotros.
Vaticano aclara que Francisco no se incomodó con el crucifijo sobre la hoz y el martillo
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09 Julio 2015
Santa Cruz/ABI
El papa Francisco no tuvo una reacción particular negativa tras recibir una cruz sobre la hoz y el martillo, réplica de la obra tallada por el sacerdote jesuita, Luis Espinal, asesinado por la dictadura militar en 1980, que le obsequió el miércoles el presidente Evo Morales en Palacio de Gobierno de La Paz, aseguró el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
"El Papa no ha tenido una particular reacción a esto ni me ha dicho que manifieste particular reacción negativa a esto", explicó Lombardi en conferencia de prensa.
Lombardi dijo que él, personalmente, pidió información sobre esa cruz a los jesuitas que participaron en la misa celebrada en el Cristo Redentor de Santa Cruz, y sostuvo que confirmó que era una figura diseñada por el padre Luis Espinal, torturado y asesinado por paramilitares en 1980.
Los dichos de Lombardi se escucharon mientras ganaba terreno una versión apócrifa en redes sociales que estigmatizó el obsequio de Morales como un símbolo comunista que Francisco habría rechazado con la alocución "'eso está mal'", cuando el Santo Padre, al escuchar la explicación de Morales, que se trataba de un tallado de mano propia del jesuita mártir, precisó que '"eso no lo sabía'".
El sacerdote jesuita Luis Espinal fue un religioso que llegó de Barcelona a principios de los años 70 para dedicarse al cine, al periodismo y, en el proceso, denunciar los abusos de gobiernos militares que se turnaban el poder en aquellos años, posición por la que fue asesinado por la dictadura en marzo de 1980.
Según fuentes institucionales, Espinal explicó que esa imagen representaba la unión entre la iglesia y los trabajadores.
El portavoz del Vaticano consideró que la cruz obsequiada al Papa no tiene una interpretación ideológica específica, tomando en cuenta que los jesuitas le explicaron que la figura tiene un sentido más amplio, de diálogo y libertad.
En esa línea, reiteró que el Papa no hizo un particular juicio sobre ese obsequio.
Tras encontrarse con Morales por sexta vez consecutiva en las últimas 24 horas, Francisco estaba a punto de reunirse en un establecimiento salesiano con religiosos bolivianos, antes de clausurar una cita mundial de organizaciones populares en esta ciudad del oriente boliviano.
El Santo Padre visitará el viernes a los internos de una cárcel de máxima seguridad en Santa Cruz y luego, a media tarde, partirá a Paraguay, última escala de su periplo sudamericano.
1 Comments:
El PAPA debria de implantar el socialismo del silo xxi en el estado Vaticano antes de seguir predicando su Apoyo a Los comunistas latinoamericanos.
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