martes, julio 28, 2015

Observaciones al artículo de Juan Juan Almeida titulado Un nuevo tratado entre Cuba y EEUU para la Base Naval de Guantánamo



Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

SÍ,  existen argumentos políticos pese a que existan relaciones diplomáticas  entre ambos países.

 Estoy totalmente en desacuerdo con un nuevo tratado  entre EE.UU. y Cuba, mientras que en Cuba haya un régimen ilegítimo que se ha robado la soberanía que le pertenece  al pueblo cubano. Ese tratado debe negociarse después que se haya demostrado con los años  que el gobierno  cubano que exista en ese momento  es un gobierno que representa  a la voluntad libre e independiente del pueblo cubano y que no existan otros países, potencias o no, que amenazen su estabilidad y soberanía.  Seria una ingenuidad hacer un tratado con un régimen que no cumple ni respeta los acuerdos, declaraciones y tratados  que firma como son, por ejemplo:   declaraciones   firmadas en las cumbres Iberoamericanas, como es  la Declaración de Viña del Mar sobre gobernabilidad, el no cumplimiento de los tratados comerciales con los entonces países socialistas, en particular con la URSS y la violación de Resoluciones de la Organización de las naciones Unidas, ONU,  como fue violar  el embargo de armas a la tiranía de Korea del Norte  al capturarse el barco Chong Chon Gang  en julio de 2013   en Panamá.

Don Tomás ha sido, incluyendo a los hermanos y tiranos Fidel y Raúl Castro Ruz,  el único mandatario cubano que ha expulsado de Cuba,  declarándo persona non grata,  a un embajador norteamericano; al embajador H.G. Squiers. El  gobierno de Don Tomás negoció de tal manera lo relativo a las bases carboneras, o estaciones navales militares norteamericanas en Cuba,  que de cuatro carboneras que pedían los norteamericanos, incluyendo una en la bahía de La Habana, las redujo a una sola en Guantánamo, no permitiendo la compra de los terrenos, sino solamente el arrendamiento de ellos; el Tratado de las Relaciones Permanentes entre EE.UU. y Cuba del 29 de mayo de 1934, que abroga en su artículo 1 el Tratado del 22 de mayo de 1903, plantea con relación a las bases carboneras que ellas continuarán bajo las condiciones del Tratado de 1903 (bajo el arreglo referido a las bases carboneras del 2 de julio de 1903) hasta que EE.UU. abandone la base o  ambas partes contractantes  determinen de mutuo acuerdo sus límites, etc,

Tomado de http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/5/2141/22.pdf

Los textos de la Enmienda Platt en 1901  y los tratados de 1903 y 1934  sobre las relaciones con los EE.UU.   se entenderán mejor cuando los veamos bajo  eventos de la época, pues ellos limitaron significativamente la posibilidad de una agresión extracontinental por parte de las potencias europeas como la efectuada por Alemania, con la ayuda de Inglaterra, a Venezuela en 1901 mediante los bombardeos a La Guaira, Maracaibo y Puerto Cabello, por ésta no pagar las deudas adquiridas con un poderoso consorcio alemán. Anteriormente, en 1897, la marina alemana ya había realizado demostraciones de fuerza en Haití. Pero con las bases carboneras se aseguraba también la protección del Canal de Panamá; un ejemplo es que  el imperialismo japonés planeó la captura del Canal de Panamá durante la II Guerra Mundial; quizás en los archivos de otras potencias militares  se encuentren planes similares. Algunos estrategas militares subestiman el papel de la base Naval norteamericana en Managua, como quiizás dieron por obsoleta, en determinado momento por las armas de hoy en día, la base rusa en Crimea y que provocó que Rusia se anexara a parte de Ucrania. No sólo hay que ver los triunfos o derrotas políticas, sino los triunfos y derrotas militares en un mundo cada vez más convulso e impredecible.

No Juan Juan, no me sirve en nada.
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Un nuevo tratado entre Cuba y EEUU para la Base Naval de Guantánamo

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Recuperar la zona podría significar una victoria política que convertiría a Guantánamo en uno de los destinos nacionales más atractivos para investigadores, cineastas y turistas.
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Por Juan Juan Almeida
Miami
julio 27, 2015

Marines en la Base Naval de Guantánamo. 

En redundantes discursos, más retóricos que combativos, el Gobierno cubano ha pedido al norteamericano –entre otras cosas– la devolución del territorio donde se encuentra ubicada la Base Naval de Guantánamo.

Pero, dadas las circunstancias actuales, donde Washington y La Habana han decidido dejar de ser los mejores enemigos para convertirse en respetuosos vecinos, vale la pena preguntar si entregando esa demarcación, Estados Unidos perdería el control de la zona y su influencia regional.

La historia dice que la base se estableció en 1898, cuando la ocupación militar de Estados Unidos en la isla, tras derrotar a España en lo que muchos conocemos como la Guerra hispano-cubano-americana. Luego, la firma del primer presidente de la República de Cuba, Tomás Estrada Palma, el 23 de febrero de 1903, le otorgó esta inusual y polémica condición de arrendamiento perpetuo que también fue ratificada con la rúbrica del Tratado de Relaciones el 29 de mayo de 1934.

Surgió como una anomalía histórica y, hoy, que a falta de Tylenol hasta la guerra fría se resfrió, la base parece perder su sentido militar y algunos necesitan que en un gesto sin igual de coexistencia vecinal, el Pentágono le entregue al MINFAR los 117.6 km2 de territorio en disputa y, de paso, saborear la oportunidad de cerrar el centro de detención y su tan cuestionada reputación.

Visto así suena convincente. No obstante, todo no es como se ve, la luna era lisa y perfecta hasta que apareció Galileo, modificó el telescopio y nos permitió observar una superficie lunar colmada de oscuros cráteres e insospechadas irregularidades.

Sí, sin dudas, para Cuba recuperar este espacio que por geografía forma parte de su "Estado soberano" podría significar una victoria política que convertiría a Guantánamo en uno de los destinos nacionales más atractivos para investigadores, cineastas y turistas. Pero al Gobierno cubano no le bastará con eso. Al carecer de recursos navales, y potencial efectivo para explotar las instalaciones de una base que incluye dos aeródromos, muelles, espigones y amarraderos con capacidad de atraque para distintos tipos de buques; la tendría que licitar y con ello llegaría la manada de lobos.

Suficientes indicios revelan el marcado interés de Rusia y China por acaparar el Caribe; y expertos en terrorismo coinciden en el auténtico peligro de ciertos grupos islamistas radicales, conocidos por desperdigar el pánico en Oriente Medio, que buscan formas y maneras de extender su conflicto religioso-regional hasta esta zona para acercarlo a Estados Unidos.

Por eso, y por mucho más, creo que hoy, estratégicamente hablando, la Base Naval de Guantánamo adquiere especial importancia y debe ser inamovible. Pero las circunstancias cambiaron y las condiciones del contrato podrían cambiar también. Después del 20 de julio, y la reapertura de embajadas, no existe argumento político, ni diplomático ni militar para impedir que Washington y La Habana conversen y rehagan un tratado, beneficioso para ambos (e incluso para la región) mediante el cual Estados Unidos entrega el territorio ocupado, y Cuba, con nuevos criterios contractuales, permita a los militares norteamericanos continuar operando la Base.

Grosso modo pretendo decir que, de llegar a un acuerdo, Estados Unidos aumentaría su influencia en la región; Rusia, los terroristas y China quedarían fuera de este hemisferio; la emigración interna cubana alteraría sus derroteros hacia Guantánamo que, como provincia, aumentaría su PIB por concepto de una renta que hoy no cobra ni disfruta; y los hasta ahora olvidados municipios Caimanera y Boquerón, se convertirían de inmediato en la aurora boreal del cuentapropismo cubano. A mí me sirve, no sé a ustedes.