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Patéticos ejemplos entre muchos, son las relaciones de Estados Unidos de América con la República de Vietnam del Sur y la de la desaparecida Unión Soviética con Afganistán.
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Por Pedro Corzo
agosto 18, 2015
Patriotas cubanos, apresados tras la fracasada invasión por Bahía de Cochinos en abril de 1961.
El error más grave en el que puede incurrir una fuerza política y/o militar es cimentar su estrategia y el logro de sus fines en la ayuda de un factor que no sea parte esencial del conflicto. Esta situación se hace más compleja cuando la ayuda proviene de una nación que está regida por leyes y la opinión pública, como es el caso de Estados Unidos.
El Ejecutivo puede simpatizar con su "cliente" pero no puede faltar a las pautas por las que tiene que regirse. Situación similar enfrentan los congresistas. Mientras los intereses de ambos coincidan, el usufructuario de la ayuda no confrontará problemas, pero en la medida que los intereses de las partes comiencen a chocar se producirá un congelamiento que puede concluir en un encuentro frontal entre los antiguos asociados.
Un ejemplo de estas situaciones fue el inequívoco apoyo de Fidel Castro a las guerrillas del Frente Nacional Eritreo, Etiopía, para luego abandonarla y perseguirla, cuando el extinto Menguistu Marián asumió el control del Estado etíope.
Algo similar ocurrió con Somalia. El dictador Siad Barre, era cliente de Moscú y La Habana, pero cuando Etiopía se convirtió en pieza del juego soviético abandonaron a Somalia en su guerra con Etiopía, dándose la paradoja de que los soldados etíopes con armas Made in USA, eran asesorados por especialistas soviéticos y cubanos, mientras los somalíes combatían con armas fabricadas en la URSS.
La dependencia es un gran lastre para cualquier proyecto, máxime si es político. Mientras no haya autosuficiencia, el cofrade no dejara de ser la sucursal de una casa matriz que toma las decisiones fundamentales, restándole solo el rol de brazo ejecutor.
La dependencia le transformará en un instrumento más en la política general de la "potencia" que le asiste, porque ningún Estado hace dejación de sus intereses para favorecer las necesidades de un aliado por vitales que estas sean para su asociado. Patéticos ejemplos entre muchos, son las relaciones de Estados Unidos de América con la República de Vietnam del Sur y la de la desaparecida Unión Soviética con Afganistán.
A través de la historia son múltiples los casos oficiales u oficiosos de apoyo prestado por gobiernos extranjeros a las fuerzas de la oposición de un gobierno enemigo o adversario.
El respaldo de Cuba, Venezuela, Estados Unidos y Costa Rica al Frente Sandinista para derrocar a Somoza. El de los nazi-fascistas a las fuerzas franquistas contra el gobierno republicano español y el respaldo chino-soviético a las fuerzas insurgentes de Laos, Camboya y Vietnam del Sur, a través de Vietnam del Norte.
Estos casos demuestran que recibir subsidios puede ser efectivo siempre y cuando los intereses comunes de ambas partes no dejen de ser coincidentes; situación que tiene cierta relación con el nivel de autosuficiencia que logre el "beneficiario".
Es evidente también que cuando la organización y preparación, dentro o fuera del país matriz, de un proyecto desestabilizador contra otro Estado adverso, las necesidades o conveniencias del "patrocinador" este interrumpirá sus vínculos con sus asociados sin importar los perjuicios que la ruptura le acarree a su antiguo aliado. Un ejemplo aleccionador podría ser el supuesto abandono de Fidel Castro a Ernesto Guevara en Bolivia.
La evolución de las condiciones internas y externas del "padrino" ejerce influencia determinante en la capacidad operativa de la facción o gobierno, según el caso, pero también en sus posibilidades de sobrevivencia. La subordinación establece una dependencia que de no superarse, puede provocar el colapso de los proyectos del "ahijado".
Recordemos que Estados Unidos abandonó a los cubanos que desembarcaron en Bahía de Cochinos en 1961. De nuevo los dejaron en la estacada durante la operación Mongoose, por solo mencionar dos casos. La nombrada "Contra" nicaragüense siempre fue sujeto de los vaivenes de la política de Estados Unidos, lo que afectaba seriamente su capacidad combativa.
La experiencia histórica determina que toda fuerza política o militar, beligerante o no, debe procurar ser autosuficiente, o al menos poseer un mínimo de recursos propios que obliguen a los eventuales aliados a no retractarse de los compromisos contraídos, ya que de producirse una ruptura, el socio abandonado estaría en capacidad de producir una crisis que afectaría a fondo los intereses del antiguo protector. Esto lo aplicaron los palestinos en Líbano, Jordania y Egipto, aunque en honor a la verdad siempre fueron aplastados.
Una facción que disputa con una dictadura demanda mucha solidaridad internacional, máxime si el régimen que confronta responde a un signo ideológico, pero la probable asistencia económica y material de un factor ajeno a la raíz del diferendo nunca debería generar dependencia.
La perspectiva de lucha debe ser auto sostenible. Basar las estrategias en factores extranjeros es hipotecar el presente sin garantizar la independencia y existencia del futuro.
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Tomado de
https://www.cubanet.orgPrimer Encuentro Nacional Cubano: Declaración de San Juan
agosto 16, 2015
SAN JUAN, Puerto Rico – Los participantes del primer Encuentro Nacional Cubano dieron a conocer un documento donde se recogen objetivos y puntos comunes de las diferentes organizaciones que concurrieron a la cita. A continuación, CubaNet reproduce el texto íntegro de la Declaración:
Declaración de San JuanEntre los días 13 y 15 de agosto del 2015, sesionó en San Juan, Puerto Rico, el primer Encuentro Nacional Cubano. Participaron 23 organizaciones del Archipiélago y 32 del exilio, debidamente representadas por más de un centenar de sus dirigentes. El evento fue organizado por Cubanos Unidos de Puerto Rico.
Nos animaba el propósito de buscar vías para conciliar la labor de las fuerzas pro-democráticas con el compromiso de restaurar la soberanía a los ciudadanos cubanos y todos sus derechos fundamentales. A esos efectos, afirmamos que, para lograr la libertad plena del pueblo cubano y un genuino estado de derecho, no son negociables ninguno de los siguientes principios:
La libertad incondicional de todos los presos políticos y la derogación de todas las leyes que atenten contra las libertades fundamentales;
La libertad de expresión, de prensa, de asociación, de reunión, de manifestación pacífica, de profesión y religión; y
La participación del pueblo en toda decisión de la nación, la legalización de todos los partidos políticos y las elecciones libres y pluripartidistas.
El Encuentro Nacional Cubano también acordó:
Trabajar en la campaña por un plebiscito vinculante en favor de las elecciones libres, justas y plurales, bajo condiciones democráticas, que garanticen la soberanía de los ciudadanos.
Respaldar y suscribir el Acuerdo por la Democracia en Cuba, de 1998.
Promover la estrategia de la lucha no-violenta, facilitando la capacitación de los luchadores pro-democráticos en las metodologías de la desobediencia civil.
Trabajar para derrumbar el muro cibernético en Cuba y esforzarse para que la oposición interna tenga los recursos tecnológicos con los que continuar la movilización ciudadana.
Se expusieron varios trabajos enfocados hacia el progreso material y espiritual de la Nueva Cuba, los que serán definidos en un segundo Encuentro Nacional Cubano.
Se estableció una Comisión Coordinadora de Enlace, por un término de seis meses, cuya tarea fundamental será dar seguimiento a los puntos aquí acordados y comunicárselos a todas las organizaciones, en el espíritu de unir la oposición interna y externa.
Para nosotros tiene hoy más vigencia que nunca la frase martiana que nos proponemos cumplir: “Juntarnos es la palabra de orden”.
San Juan, Puerto Rico, 15 de agosto de 2015
Etiquetas: Declaración de San Juan, Encuentro Nacional Cubano
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