sábado, noviembre 21, 2015

La política en la sangre. Andrés Reynaldo: Algunos hablan de un ‘baño de sangre’ como si este pudiera provenir de los exiliados de Miami. Para evitar ‘el baño de sangre’ no hay que perpetuar la dictadura

Tomado de http://www.elnuevoherald.com

La política en la sangre

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Algunos hablan de un ‘baño de sangre’ como si este pudiera provenir de los exiliados de Miami
Los reclamos a Raúl Castro de las personalidades que visitan la isla son menos frecuentes
Para evitar ‘el baño de sangre’ no hay que perpetuar la dictadura
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Por Andrés Reynaldo
noviembre 18, 2015 

El baño de sangre. Ese es el fulminante comodín de los heraldos del cambio-fraude. Al menor reclamo que se le hace a Raúl Castro, te saltan al cuello. Tú estás proponiendo un baño de sangre. Por pequeño que sea el reclamo. El colmo: estás proponiendo un baño de sangre desde Miami. Curiosamente, lo que más los escandaliza, lo que hace que te pongan en la lista negra de los odiadores, los desfasados, los demagogos, los torvos enemigos de la patria, es el pacífico, inclusivo y universal reclamo de un inmediato estado de derecho.

En el resto del planeta, en los pretéritos y actuales tiempos, en la misma Cuba, a los dictadores se les ha pedido que se larguen. Cuanto antes. A tal fin, se convoca a cerrar filas con la oposición y se clama por ayuda a los cuatro vientos. A Washington. Al Vaticano. Sin hacerle muecas a la ayuda si llega lo mismo de Moscú y Pekín que de Estocolmo. Pero los heraldos del cambio-fraude tienen otra cosa en mente. A esta dictadura deben proporcionársele los créditos, la paz ciudadana y el prestigio internacional para que transite por vía dinástica del más cutre leninismo tropical a un desollador y militarizado capitalismo de estado sometido ya, por la ley escrita y la ley no escrita, a la familia Castro. Curiosa manera de ver la salida en la encerrona.

Algunos pudieran extrañarse de que se hable tanto del baño de sangre, a sabiendas de que la oposición interna y externa rechazan tajantemente la violencia desde hace décadas. El tópico atraviesa una variada gama de personalidades cubanas y extranjeras. Por ejemplo, antes de embarcar a Cuba para la reciente visita del papa Francisco, el arzobispo de Miami, Thomas Wenski, enfatizó que la Iglesia quería evitar un baño de sangre en la isla. Lo dijo como si de Miami estuviera a punto de zarpar una masiva y rencorosa expedición. La advertencia del baño de sangre, en todo caso, debía hacérsele a Raúl en el Palacio de la Revolución. O al menos dirigírsela directamente a Raúl desde Miami. A Raúl, a la recalcitrante fuente del mal. A los que le parten el alma a los opositores apenas a unos metros de los salones donde los visitantes ilustres se fuman sus formidables habanos y hablan de convertir a Cuba en Singapur.

El fantasma del baño de sangre favorece la noción de que la dictadura es imprescindible como garante del orden y hasta de cierto grado de convivencia cívica. ¿Y si la dictadura es imprescindible, si a la dictadura hay que darle tiempo y dólares para que no haya un baño de sangre, quiénes vienen sobrando? Los opositores que se resistan a constituir “una oposición leal” y los exiliados que no se suban al “tren de los cambios”. Por ahí van los truenos. La expectativa que se fomenta en una platónica facción reformista del raulismo sirve para restarle credibilidad y recursos a la legítima y perseguida oposición. El aplauso al levantamiento de restricciones en áreas que ya no amenazan la estructura de poder disfraza una represión que puede variar tácticamente de método aunque no estratégicamente de propósito.

Nadie en sus sanos cabales desea un baño de sangre en Cuba. La alternativa, sin embargo, no ha de ser la perpetuidad de la dictadura. Eso es una deleznable inversión moral que traslada la responsabilidad del conflicto a las víctimas. Aceptar la violencia castrista por rechazo a la violencia anticastrista ofende como ideal y fracasa como política. A fin de cuentas, en 57 años, la sangre de los opositores nunca ha dejado de correr.
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 Nota del Bloguista

El 21 de enero de 1959 en un discurso en la terraza norte del Palacio Presidencial, Fidel Castro expone públicamente, ante una gran multitud pidiendo paredón, la vieja práctica policial del policía bueno y el policía malo en una advertencia ante la posibilidad de morir en un atentado. Los dos policías persiguen el mismo objetivo y actúan coordinadamente. Fidel Castro fusila dando un discurso; Raúl Castro mofándose o llorando ante un espejo; esa es la única diferencia en sus radicalismos.

¨Detrás de mí vienen otros más radicales que yo, y del mismo modo que atacando nuestra justicia revolucionaria se ha fortalecido la revolución, asesinándome a mí no van más que a fortalecer la Revolución.

Le voy a proponer a la dirección del Movimiento 26 de Julio que designe al compañero Raúl Castro como segundo jefe del Movimiento 26 de Julio. Lo hago no porque sea mi hermano, que todo el mundo lo sabe, sino porque lo considero con cualidades suficientes para sustituirme en el caso que yo muriera en esta lucha. Porque, además, es un compañero de firmes convicciones revolucionarias que ha demostrado su capacidad en la lucha; que fue de los que dirigió el ataque al Moncada, el II Frente Frank país, demostrando capacidad como organizador y como militar.¨

Ya Raúl Castro había ahorcado en Oriente y eran conocido esos ahorcamientos por lo que en esa concentración un energúmeno le gritó a Fidel Castro: ¨Fidel, sacude la mata y déjale un gajo a Raúl!¨. Ya Raúl Castro en un discurso en Oriente, exacerbando las diferencias regionales entre orientales y habaneros había dicho: ¨Cualquier día los orientales nos vamos a poner bravos y vamos a acabar con los camajanes de La Habana....¨. El Castrismo, desde hace ya más de dos décadas, se ha aprovechando de esas diferencias regionales para el envio masivo de policias de las provincias orientales a La Habana para que se ensañen con la población habanera.

Esas citas son tomadas del libro En Marcha con Fidel del Dr. Antonio Nuñez Jiménez, de sus páginas 65-68.

Deseo aclarar que uno de los hermanos Beatón mató a Cristino Naranjo, muy amigo de Camilo Cienfuegos, el cual estaba investigando la desaparición de Camilo (ambos eran oficiales del Ejército Rebelde) y Cristino Naranjo había obtenido algunas pistas sobre esa extraña desaparición. Beatón mata a Cristino Naranjo cerca de una posta en una discusión al este querer entrar a dicho campamento militar y no permitírselo Beatón, el cual estaba alertado de que Cristino Naranjo  trataría de entrar; no recuerdo si Cristino Naranjo quería ver a Raúl Castro.

La viuda de Beatón dijo que su marido le había dicho que había matado a Cristino Naranjo por mandato de Raúl Castro, pero que después Raúl lo mandó a coger preso y él se fugó. Beatón se alzó junto a personas de su confianza, entre ellos un hermano suyo, y se alzaron, si mal no recuerdo, en la Sierra Maestra..

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Tomado de http://baracuteycubano.blogspot.com

Zoé Valdés entrevista a Huber Matos: “Fidel es un matón y Raúl un radical que mata de noche”
(fragmento)

ZV: -Hace un tiempo lo entrevisté en su casa y me hizo una descripción de Raúl Castro como un tipo muy miedoso frente a su hermano Castro I, ¿podría repetirme la descripción que hizo? Y quizá contar algunas anécdotas, recuerdo una en particular en la que Castro I lo avergonzaba delante de otros compañeros…

HM: -En un encuentro a fines del marzo del 59 en el edificio del Tribunal de Cuentas Fidel reunió el pleno de la revolución.   Allí estaban los dirigentes del 26 de julio, los comandantes principales,  los ministros y algunas personalidades más. Éramos como cincuenta personas.

Fidel era el único orador y habló como tres o cuatro horas sin concretar nada. Entonces empezó a criticar a Raúl Castro como Ministro de las Fuerza Armadas porque había demorado el traslado de los cuarteles al campo.  Raúl trató de justificar la demora y entonces lo mandó a callar con malas palabras.  Raúl  trató de defenderse y lo aplastó con insultos. Raúl salió llorando a lágrima viva por la humillación, iba llorando con la cabeza baja.
(Huber Matos)

Yo me di cuenta que aquello era muy serio.  Allí estaba toda la dirigencia revolucionaria.  Me puse de pie y dije “nosotros en la Sierra éramos una sola voluntad, ahora que estamos con la responsabilidades del poder esto nos obliga a actuar de forma que sigamos siendo una sola voluntad.”
Fidel se quedó como un minuto en silencio.  Entonces dijo “continuemos”.

Carlos Franqui estaba allí y cuando yo estaba preso se atribuyó la aclaración, pero cuando salí de prisión me dijo “Huber había que contar lo que pasó y yo no creí que sobrevivirías.  Espero que me entiendas y me perdones”.  Por supuesto que lo entendí.

En realidad Fidel aprovechó la ocasión para aplastar a Raúl y que todo el mundo le cogiera miedo.
Cuando terminó la reunión, Fidel me llamó y  me dijo “Huber, voy a hacer un recorrido por Latinoamérica, confío en tí, vigílame a Raúl”.  Era otra forma de hacerme creer que yo era importante, pero ese juego no iba conmigo.

En cuanto al temor de Raúl, eso era conocido. Raúl tenía fama de cobarde entre todos sus oficiales.  Raúl nunca iba a un combate. Una vez cuando le dijeron que venía el Ejercito le dijo a su chofer (Maro): “Óye, vámonos de aquí, arriba, vámonos”.  Maro contaba que como a la hora de huir de la Maya, le dijo a Raúl: “¿Qué hacemos? Aquí no van a llegar los guardias”.

Pero a Raúl le gusta ser radical y mandar a matar a la gente de noche.   Fidel Castro es un matón y Raúl un radical que mata de noche.
(Camilo Cienfuegos, Fidel Castro y Huber Matos en la caravana de la victoria en los primeros días de enero de 1959. Fotos y comentario añadidos por el blogista de BC)

ZV: -Recientemente hemos asistido dolorosamente a otro asesinato más de los Castro, el de Oswaldo Payá Sardiñas. ¿Cree usted que verdaderamente sea un asesinato o lo duda como otros lo dudan? ¿Puede hablarme de las muertes recientes en Cuba dentro de la disidencia?

HM: -Los Castro son implacables con sus enemigos.  Lo de Orlando Zapata Tamayo fue un asesinato, aprovecharon la huelga de hambre para liquidarlo.  Zapata es un héroe y un mártir de esta lucha. Creo que a Laura Pollán la asesinaron también.  Como han asesinado  miles.  Hay muchas historias terribles que saldrán a la superficie.

Ahí está el crimen del remolcador 13 de marzo y también la masacre del rio Canimar.
En el caso de Paya el régimen ha actuado en forma tan extraña y que ha provocado demasiadas sospechas.  Si no tuvieron nada que ver en su muerte entonces por qué no fue transparentes desde el principio.  Les hubiera resultado muy fácil llevar a la viuda de Paya a Oriente a que conversara con los