viernes, diciembre 04, 2015

Vendiendo el sofá otra vez: “Nuestra América” en candela. Eugenio Yáñez: Centroamérica, Colombia, Cuba, Argentina, Venezuela, y lo que falta

Tomado de http://www.cubaencuentro.com

Vendiendo el sofá otra vez: “Nuestra América” en candela

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Centroamérica, Colombia, Cuba, Argentina, Venezuela, y lo que falta
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Por Eugenio Yáñez
Miami
03/12/2015

Esta semana parece haber fuego en “Nuestra América”, ese ente abstracto que se cita o se ignora de acuerdo a los intereses de cada parte.

Centroamérica sigue complicada y cada vez más tensa, con más de cuatro mil cubanos varados en Costa Rica gracias a la “defensa de la soberanía de Nicaragua” que implantó Daniel Ortega hace dos semanas, después de haber regalado la soberanía y la dignidad a la dictadura cubana y los hermanos Castro desde mucho antes de 1979. Afortunadamente, el gobierno democrático de Costa Rica ha sido solidario con nuestros hermanos cubanos, les ha ayudado en la medida de sus posibilidades, y les ha garantizado que no serán deportados a Cuba.

En agradecimiento a eso, un par de energúmenos entre los cubanos varados, en medio de tantas tensiones y ansiedades, no tuvieron mejor idea, uno de ellos, que robarse una caja de seis botellas de cerveza en un supermercado, y el otro manejar borracho. Si hicieron eso en medio de las zozobras e incertidumbres en Costa Rica, ¿qué serían capaces de hacer en EEUU? No son representativos de ese grupo de cubanos en suelo tico, pero contribuyen a que se hable mal de todos, en un momento en que el apoyo a esa causa no es unánime entre los cubanos en EEUU y los congresistas cubanoamericanos parecen estar de vacaciones. Siempre defiendo el derecho de nuestros compatriotas a alcanzar el sueño americano, pero me pregunto si con personajes como los dos mencionados valdría la pena hacer una excepción y no otorgarles el parole para ingresar a esta nación.

La vía comienza a cerrarse. Ecuador exige visa a los cubanos para entrar en el país. Panamá ha detenido el paso de cubanos hacia Costa Rica, y ha solicitado a Colombia que cierre su frontera a los inmigrantes ilegales que arriban hasta Puerto Baldía en un viaje surrealista que apunta a la frontera sur de EEUU.

Sin embargo, el presidente colombiano, que dispone de un ejército que durante más de medio siglo se enfrentó a una narcoguerrilla terrorista, clama plañideramente que necesita ayuda internacional para controlar a los inmigrantes ilegales, entre ellos cubanos, que transitan por su país hacia Panamá. Por si fuera poco, en un gesto difícil de calificar sin palabras fuertes, negó la extradición de un narcoguerrillero reclamado por EEUU, alegando que así hacía un gesto de buena voluntad hacia las FARC. ¿Cuántos gestos de buena voluntad ha realizado la narcoguerrilla hacia el Gobierno y la nación colombiana, para sentirse obligado a regalar tal concesión a los delincuentes?

En La Habana el nerviosismo escandaliza. Van hacia un congreso del Partido dentro de cuatro meses sin haber siquiera chequeado si se cumplieron los acuerdos del anterior, o los famosos “Lineamientos”, que hasta ahora no han servido para mucho.

Al no prosperar como esperaba la jugada de presionar al Presidente Obama con una crisis humanitaria regional, el Gobierno cubano respondió “revolucionariamente”, con prisa y sin pausa, dando marcha atrás y prohibiendo a los médicos viajar al extranjero por asuntos personales sin una autorización del ministro. No es la Ley de Ajuste Cubano lo que quieren que se derogue, sino el programa de paroles a los médicos y trabajadores de la salud en el exterior, como avisa hace tiempo el colega Pedro Pablo Arencibia en Baracutey Cubano: porque un cubano de a pie que emigra ingresa dinero a Cuba por remesas y ayudas a sus familiares y amigos, pero médicos y trabajadores de la salud son esclavos de lujo para el régimen, que ingresan sus arcas con decenas de miles de dólares cada año, y cada vez que uno se les escapa adelgaza los recursos para continuar desgobernando y facilitando la vida disipada a la camarilla gobernante y sus familiares.

Con la victoria de Mauricio Macri en Argentina termina más de una década de gobierno de los Kirchner en Argentina, caracterizada por el enriquecimiento ilícito de los gobernantes, el apoyo al régimen cubano, la complicidad con el chavismo y las cuasi-dictaduras del siglo 21, la corrupción galopante, la falta de transparencia, la impudicia. Habrá que ver como actúa el nuevo presidente, pero de seguro será difícil que pueda hacerlo peor que la mandataria saliente. ¿Con cuánta fortuna personal comenzó Cristina Fernández su presidencia, y con cuánta termina? Esas estadísticas sí son las importantes, no coeficientes abstractos ni cálculos esotéricos.

Finalmente, Venezuela. Dos sobrinos de la “primera combatiente”, esposa de Nicolás Maduro, están detenidos en New York, a donde fueron transportados desde Haití donde, después de haber viajado allí en un avión pilotado por un alto oficial de la fuerza aérea venezolana, intentaron venderle 800 kilogramos de cocaína a agentes encubiertos de la agencia antidrogas de EEUU (DEA). La noticia ha sido ocultada por el gobierno venezolano, y en Cuba está de más decir que ni se ha dicho nada ni se dirá, como no sea para acusar al “imperio” por difamación y maldad. Los malandros están encarcelados a espera de juicio, y ante la perspectiva de una condena entre diez años y cadena perpetua, o colaborar con la justicia americana y denunciar a sus cómplices y patrones en Venezuela, habrá que ver cómo actúan. Tal vez en Caracas estén pensando, asesorados por La Habana, en detener a un par de americanos, acusados de cualquier cosa, para canjearlos por los narcotraficantes presidenciales.

Por si fuera poco, el domingo se celebrarán elecciones parlamentarias en ese país. Y según todas las encuestas, hasta las del Gobierno, la victoria de los opositores resultaría aplastante. La única comisión de observadores permitida por el gobierno es la de sus cómplices de UNASUR, que la preside un expresidente colombiano imposibilitado de entrar en Estados Unidos por sus vínculos con el narcotráfico: ¡menudo personaje!

El muy democrático Nicolás Maduro, que acusa de fascista a todo el que piense diferente, dice que si la oposición ganara habría que lanzarse a la calle. ¿Para qué? ¿Para desconocer la victoria de la oposición? Eso mismo le recomendó a los argentinos cuando su compinche Cristina no pudo imponer al candidato oficialista hace pocos días en las elecciones presidenciales, y tanto a ella como a Maduro solamente les quedó patalear y gritar, pero nada más.

Hace pocos años, EEUU enfrentaba una grave crisis económica, mientras el socialismo del siglo 21 se creía invencible. El castrismo y sus jenízaros proclamaban que avanzaban hacia un socialismo próspero y sostenible, que había llegado la hora de los hornos, y cantaban La Internacional, dando vivas a los Castro y a todos sus secuaces latinoamericanos y en el mundo entero.

Ahora EEUU va superando la crisis económica, y los socialistas del siglo 21 se debaten entre el fracaso, la frustración y el pataleo.

Y lo único que se les ocurre, como al esposo burlado que encontró a su mujer con el amante en el sofá de la sala de su casa, es vender el sofá, para que tal hecho nunca se repita.

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