Gina Montaner: Raúl Castro y su corte en París
Raúl Castro y su corte en París
Por Gina Montaner
02/02/2016
La vida es así. Injusta y caprichosa. El Gobierno francés recibe con honores de jefe de Estado a Raúl Castro, quien llegó a París este fin de semana para disfrutar del 'grandeur' galo antes de ser agasajado por el presidente François Hollande.
Su hermano mayor, Fidel, visitó la capital francesa en 1995 y regresó un año después para asistir a los funerales de su amigo François Mitterrand. No obstante, es Raúl quien tiene el privilegio de protagonizar una visita "histórica" con cena en el Palacio del Elíseo, correspondiendo de este modo la que hace ocho meses hizo Hollande a la isla, en señal de apoyo a la política de deshielo que Obama acababa de estrenar con el régimen cubano. El mandatario francés quiso ser el primer líder del viejo continente en impulsar a la vez el acercamiento de la Unión Europea con La Habana.
En otros tiempos, la Unión Europea criticó duramente a los Castro por su sistemática violación de los derechos humanos. Entonces, la política era la de condicionar las relaciones a los cambios que podrían beneficiar a los cubanos. Pero esos tiempos han quedado atrás y, siguiendo la estela de Washington, lo que hoy prima es promover negocios y que el Congreso de Estados Unidos levante el embargo a Cuba.
Durante su encuentro, Castro y Hollande han fortalecido las inversiones francesas en la isla, con acuerdos que se firman dos meses después de que el Club de París perdonara una deuda de 8.500 millones de dólares en interés a Cuba, a cambio de que en el próximo año y medio La Habana pague 2.600 millones en préstamos que le han concedido países desarrollados.
Cuba, que es un país moroso y arrastra una economía quebrada, todavía le debe a Francia 390 millones de dólares. El Gobierno galo confía en que parte de esta deuda pueda ser reconvertida en proyectos de desarrollo comercial en un país con partido único, en el que el principal socio es el Estado y la mano de obra es esclava del monopolio gubernamental que ahoga a los 'cuentapropistas'.
Pero esos son detalles nimios que apenas le importan a Occidente a la hora de invertir con dictaduras. Aunque fuentes del Gobierno francés han asegurado que en las reuniones bilaterales se abordará la violación de los derechos humanos, será una cuestión de pasada y ya de rigor con un régimen que lleva enquistado en el poder más de medio siglo.
Raúl Castro y su 'entourage' de ministros, quienes en sus ratos libres han podido disfrutar del esplendor capitalista de París, donde en los Campos Elíseos convive la Historia con un McDonalds siempre atestado de gente, se encuentran en Francia una semana después de que dos periodistas de la agencia independiente Hablemos Press fueran detenidos, un domingo más en el que las Damas de Blanco fueron acosadas en las calles de La Habana, con un informe recién publicado de Human Rights Watch cuyo apartado dedicado a Cuba precisa: "Hay algunos presos políticos liberados pero, por lo demás, no ha cambiado nada. La situación en cuanto a las libertades sigue siendo básicamente la misma". O sea, 'rien de rien'.
Grupos de la comunidad de cubanos exiliados en París, que siempre ha sido activa y militante, han organizado manifestaciones para protestar contra la bienvenida por todo lo alto a un dictador que pertenece a una dinastía familiar de corte militar. En la nación que hizo toda una revolución para abolir el despotismo y proclamar "Libertad, Igualdad y Fraternidad", hoy se pasea Raúl Castro con su corte. La vida es así. Injusta y caprichosa.
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