Roberto Álvarez Quiñones: ¿Qué pasará en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba o PCC?
¿Qué pasará en el VII Congreso del PCC?
Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
6 Abril 2016
Aunque hubo rumores sobre su posible posposición, el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), único partido-Estado de Occidente, se va a celebrar en la fecha prevista, del 16 al 18 de abril, lo cual constituirá una desgracia.
Digo una desgracia porque cada congreso del PCC, en lugar de mejorar las cosas, las empeora. Ninguno de los cónclaves partidistas hasta ahora ha aportado nada para mejorar la vida de la gente. Solo han servido para reforzar el poder personal de los Castro, aumentar las prohibiciones de todo tipo, amarrar más corto a la militancia, restringir más los derechos ciudadanos, y agravar la crisis socioeconómica.
Los delegados al Congreso no debaten, proponen o cambian nada. Su misión es la de aprobar lo ya decidido por la élite dirigente del Partido. Por insólito que parezca, nunca en un evento del PCC ha habido un debate sobre las causas reales de la crisis estructural que erosiona hasta los cimientos de la nación.
Este de ahora no será la excepción. Antes de iniciarse ya todo ha sido bien cocinado por el dictador y su equipo. Y está plasmado en documentos rígidos, con tufo a encíclica papal, que serán aprobados con modificaciones cosméticas, ninguna de fondo.
Los documentos en cuestión son seis: evaluación de la economía durante el quinquenio 2011-2015; análisis del cumplimiento de los Lineamientos del VI Congreso; actualización de estos para 2016-2021; conceptualización del modelo económico y social de desarrollo socialista (léase neocastrista); programa de desarrollo socioeconómico hasta 2030; y valoración de los objetivos trazados en la Conferencia Nacional del Partido de 2012.
Este Congreso será el más complicado de todos hasta ahora, debido a que a la cúpula político-militar del régimen se le ha movido el piso, y se encuentra muy tensa y atareada por múltiples factores, sobre todo después de la visita del presidente Barack Obama.
Los cuatro platos fuertes
Por tanto, no importa lo que digan los documentos oficiales, el VII Congreso tendrá cuatro platos fuertes:
1) Designar a un nuevo segundo secretario del PCC y presentar un plan de "sucesión ordenada" de una parte de la gerontocracia de la Sierra Maestra.
2) Cómo manejar "revolucionariamente" el deshielo con Washington y cómo desmontar los efectos edificantes que dejó Obama en la población y en los propios militantes del PCC.
3) Lidiar con una crisis socioeconómica devastadora que muestra la inutilidad del modelo económico que "no funciona ni para nosotros", como admitió Fidel Castro.
4) Esbozar el modelo de capitalismo de Estado autoritario (neocastrista) sustituto, de cara al futuro.
El plan de sucesión incluye el retiro de algunos dirigentes históricos octogenarios. Se dice que el "número dos" del régimen, José Ramón Machado Ventura, quien cumplirá 86 años, no será ratificado como segundo secretario del PCC.
De no ser ratificado, el nombramiento del nuevo segundo secretario es estratégicamente vital. El próximo Congreso, de haberlo, será en 2021, y si Raúl Castro se enferma o muere antes de esa fecha (tendría 90 años), será sustituido por ese segundo secretario que pasaría a ser el dictador. Y si Raúl Castro se retirase en 2018 (87 años) no solo del Gobierno, sino también del PCC, igualmente el segundo de a bordo se convertiría en el "número uno" del país.
De ahí el hermetismo sobre quién podría ser el agraciado. Sí se sabe que el general Alvaro López Miera, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, con "solo" 72 años de edad, es un candidato bien posicionado. En tanto, no hay indicios de que Raúl Castro —85 años en junio—, vaya a entregar ahora su cargo.
Tal vez sean desactivados algunos vetustos miembros del Buró Político. Ya el general Abelardo Colomé renunció a sus cargos estatales, pero no como miembro del Buró Político. Y otros generales serán subidos a la estratósfera del PCC.
La sombra de Obama
Irónicamente, el delegado más activo en las sesiones del VII Congreso será un norteamericano, Barack Obama, cuya sombra estará en planeando sobre las cabezas de los más de 1.000 asistentes al evento.
Flota aún en la atmósfera el sabor esperanzador que dejó su discurso por televisión, que aisló al ala más troglodita del régimen y provocó la más insultante y descocada "reflexión" de Fidel Castro, quien evidenció nuevamente su total desconexión de la realidad, su divorcio del pueblo, y su soberbia antológica.
Seguramente la alta dirección partidista va a regañar en el Congreso a la militancia, y a todos los cubanos, y hará un llamado a "entender" que el acercamiento entre Cuba y EEUU hay que verlo como la "victoria de la Revolución" sobre Washington, pero también como un peligro porque enmascara una nueva táctica del "imperio" para socavar a dicha revolución.
Capitalismo de Estado autoritario
En relación con la situación del país sí se anunciarán cambios, pero no para hacer apertura de ningún tipo, sino para esbozar las bases de un modelo político-económico de sucesión, basado en un capitalismo de Estado militarizado, con rasgos fascistas, postsoviéticos y chinos, aunque sin la consigna de "enriquecerse es glorioso", que logró que el sector privado en China genere el 70% del PIB.
O sea, no cabe esperar una sustancial "flexibilización" en materia económica, y ni hablar en lo político y social. Se reiterará que los cuentapropistas deben organizarse en cooperativas, obviamente porque individualmente podrían convertirse en capitalistas y competir con los militares dueños del país.
En este plan será (ya lo es) abrumador el protagonismo en la economía de los militares —de ahí su olor fascista—, quienes al monopolizar el eventual comercio con Estados Unidos y con el resto del mundo tendrán más dinero para perfeccionar la maquinaria de represión política. Y tendrá vestigios rusos porque esos generales y coroneles conformarán una madeja de corte mafioso con la cual tendrán que negociar todos, tanto los eventuales empresarios norteamericanos, como los cuentapropistas, agricultores y cooperativistas.
Posible error de cálculo
Ahora bien, esos seis documentos fueron elaborados dentro de una burbuja burocrática y antes de la visita de Obama. Si el Congreso no pone los pies en la tierra y hace cambios reales, será un error de cálculo. La asfixiante crisis nacional, que se ciñe cada vez más sobre la gente, seguirá agravándose e inyectando vapor a la caldera social.
Hoy los cubanos exigen más que antes. Los jóvenes sobre todo van perdiendo el miedo a expresarse, más motivados tras la visita del presidente de EEUU. Y la valerosa lucha de los opositores políticos, pese a la brutal represión, sigue en ascenso.
Igualmente, el régimen debe contar con un probable colapso del chavismo en Venezuela; el posible agotamiento de la paciencia de Washington ante tanto inmovilismo, lo que podría empantanar el levantamiento del embargo; y el desmoronamiento del populismo izquierdista en Latinoamérica.
Además, llegó al fin la invasión "de los americanos", no disparando fusiles y cañones, sino dólares, sonrientes e interesados en comerciar e invertir capital. Las arengas de barricada no funcionan más. Por mucho que insista la dictadura en volver al discurso jurásico fidelista, nada va a lograr.
Como dice el dicho, el horno no está para galleticas. Así que los Castro y su claque harían bien en aprovechar el VII Congreso para mover ficha.
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