Rolando Leyva Caballero desde Cuba: Los jóvenes, el trabajo ideológico y los cambios
Los jóvenes, el trabajo ideológico y los cambios
Por Rolando Leyva Caballero
Santiago de Cuba
12 Abr 2016
Jóvenes en la escalinata de la Universidad de La Habana. (NEPABULEICI.WORDPRESS)
En una reunión reciente, el vicepresidente primero de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel, refirió el apremio estratégico de intensificar el trabajo ideológico con los estudiantes universitarios, entendiendo, a regañadientes, el papel fundamental a desempeñar por ellos en los cambios profundos que deben suscitarse en la sociedad cubana actual.
Con el objetivo de preservar el experimento socioeconómico y político dominante, los compelía, nuevamente, a participar de un proceso que no les ofrece ninguna garantía o incentivo, más allá del discurso obsoleto del deber cumplido y la Patria.
La implementación de los lineamientos aprobados en el VI Congreso del PCC, con la anuencia explícita y el visto bueno de la más alta dirigencia política del país, ha potenciado la aparición, no de un esfuerzo o espíritu jubiloso, sino dubitativo, expectante, casi indiferente, respecto a las responsabilidades que le atañen directamente a los jóvenes en el proceso de cambio, una palabra que aún no se incorpora al léxico de la retórica oficial, conocedora de las implicaciones de asumirlo consecuentemente. Resulta imposible hablar todavía de cambios, entonces, cuando más de ajustes en el maquillaje corrido, que se retoca para la ocasión, en el rostro descompuesto de las viejas prácticas políticas.
Con la implementación de un socialismo feroz de nuevo tipo, tras la mascarada de la actualización del modelo socioeconómico pero no del molde político, el Gobierno ha renunciado, en parte, a la seguridad social, entendida esta como una parte consustancial de sus adeudos sistémicos, principal garante institucional del frugal Estado de bienestar que definió el devenir político después de 1959, que apostó por la equidad clasista y social, confundida con el igualitarismo masivo, militante, diluyente de la individualidad.
Los jóvenes cubanos, universitarios o no, no pueden escapar a un problema estructural que los supera. Por el contrario, elusivos de la misión evolucionista y generacional de "cambiar todo lo que debe ser cambiado", deslizan sus enormes esfuerzos en otra dirección: la de ejercer la iniciativa personal.
El microcosmos universitario cubano no es el que era hace un cuarto de siglo. La universidad cubana se está convirtiendo en lo que siempre debió ser: un hervidero de ideas, un universo complejo, por momentos hostil, donde se exponen, a modo de réplicas de alta y mediana intensidad, todas las contradicciones y polémicas internas que sacuden a la sociedad cubana contemporánea.
La introducción de una asignatura lectiva no curricular como Debates Históricos y Contemporáneos, resultante de la lógica estatal de abrir brechas o espacios leves para el ejercicio, siempre bien controlado y dirigido, del derecho a la libre expresión, no es más que una solución parcial a un problema de base: el divorcio y el silencio intergeneracional. La juventud cubana ha tenido vedado el acceso a los foros públicos de expresión política, aunque ese muro de aislamiento y contención social amenaza con caer para bien.
Los jóvenes cubanos, aun cuando participan masivamente de las marchas de reafirmación revolucionaria, los días de preparación para la defensa de la Patria, de los foros sociales universitarios y las guardias estudiantiles, se sienten menos comprometidos y conformes con un sistema educacional instructivo que les resulta cada día menos asertivo y atrayente, por anacrónico, en cuestiones ideológicas. Los disturbios generados en las residencias estudiantiles de algunos centros de educación superior, aunque acontecimientos aislados y anecdóticos, suponen una muestra innegable del resquebrajamiento de esa moral colectiva.
En las universidades cubanas del nuevo milenio no se forman estudiantes lúcidos, integrales, sino emigrantes en potencia. Cada día que pasa la nación cubana se desangra y lanza por el desagüe un contingente humano que no tiene intenciones de regresar a montarse en el carro de las transformaciones forzosas. Que los jóvenes cubanos mejor preparados (y también los que no) asuman la decisión dramática de partir al extranjero, en busca de nuevos horizontes de satisfacción personal, debe indicarnos que algo anda mal, más allá de todos los esfuerzos estaduales, institucionales y oficiosos por propiciar la permanencia en el país de los profesionales emergentes. Esta es, entre otras muchas, la causa del envejecimiento de la población cubana, no sólo debido al decrecimiento de la tasa de natalidad acompañado de un incremento en la esperanza de vida, sino también a la ruptura brutal en la lógica generacional de la continuidad laboral, que ahora prescinde del relevo necesario. Sin embargo, los cuestionamientos a esta problemática tienen lugar en el interior de las organizaciones políticas que detentan el poder y no como parte de un proceso que incumbe a la sociedad civil cubana en su conjunto.
Hace poco leía que, según una encuesta aplicada a los más jóvenes, sobre todo entre los profesionales de reciente graduación, estos preferían integrarse al deprimido mercado laboral estatal. Tal dato parece increíble, al no ofrecer esa instancia (nunca lo ha hecho) garantías de cumplimiento de las expectaciones y necesidades personales de los individuos, que trabajan por cuenta propia o emigran en busca de mejores oportunidades. En realidad, en Cuba los jóvenes nunca hemos sido el futuro.
Magnifico articulo. Es cierto, en Cuba se quiere instruir (no educar) y controlar la mente. En 57 años no han podido lograrlo y no lo lograran. Hace 20 años un estudiante me dijo que no terminaria 4to. año de medicina porque entonces lo "apuntaban" y le dificultaban la salida. Desde aquel entonces y mucho mas esta ese drenaje de cerebros que afecta al pais pero no es porque algun pais se los robe es porque es insoportable trabajar en esa tierra sin futuro. Y creanme que conozco a muchisimos que han partido, y otros estan por partir. Muchos regresarian a trabajar en una Cuba para todos y con democracia, pero con este gobierno no.
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Anónimo - 12 Abr 2016 - 7:29 pm.
El articulo dice una verdad que es como un templo. Yo me gradue hace 10 años y en estos momentos mas del 80% de los que estudiaron conmigo –de un grupo de mas de 50– estan fuera del pais. Si, el pais se desangra literalmente...
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Cuando abandonó su país natal dejó atrás un proyecto de dos edificios de 50 pisos, uno sostenido en cuatro columnas, técnica que llamó “mega estructura”. Nunca regresó a la isla. En la entrevista de 2005 declaró: “Asumiendo que las cosas volvieran a un ritmo normal, democrático, yo iría a Cuba aunque sea a hacer una chocita...”.
Desde 1954 hasta 1960, fue el director de Planes Maestros Urbanos y Regionales para el centro turístico de Varadero y la ciudad histórica de Trinidad, en colaboración con el arquitecto José Luis Sert.
En 1956 en una competencia nacional, fue ganador de dos Premios Nacionales a la Excelencia Arquitectónica en Edificios Públicos y Residencias Económicas.
Abandonó el país en 1960 para radicarse en Venezuela donde diseñó, entre otros, el Plan Maestro de la ciudad de Caricuao. Más tarde se traslada a Puerto Rico.
En las siguientes dos décadas, Quintana diseñó más de 100 proyectos incluyendo desarrollos urbanísticos, subdivisiones y mercados. En 1986 se establece en Miami. Es nombrado profesor adjunto en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Miami, y en 1996 es nombrado profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).
En medio del triunfo y el reconocimiento general me acompaña una gran y profunda tristeza, que no se puede describir pues se lleva muy adentro, en el alma. Continuamente me pregunto:
—¿Por qué no en Cuba, en mi Patria?
“ ...y tienes razón al apuntar lo que otros, que me han felicitado, no han observado: la tristeza de que sea aquí, y no allá, donde dedicamos todas las mejores fuerzas de nuestra vida. Sí Pedro Pablo, la inmensa mayoría de los inmigrados no regresará ya a Cuba para reestablecerse allá, pero sueño con que un día organizaremos una gran reunión en el Patio de los Laureles, y todos aquellos que hemos tenido necesidad de emigrar o que nos han hecho emigrar, podamos reunirnos para contarnos como nos ha ido y, con lágrimas en los ojos, estrechar las manos de nuestros amigos, alumnos, maestros y condiscípulos”.
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