¿Fue Alí el más grande?
Muhammad Alí.
Por Miguel Sales Figueroa
Málaga
12 de Junio de 2016
En Louisville, su ciudad natal,
acaban de enterrar a Cassius Clay/Muhammad Alí , sin duda el campeón de los pesos completos más célebre y polémico de la historia del deporte.
Las ceremonias y los ditirambos se han prolongado durante dos semanas, desde su fallecimiento. "I am the greatest", proclamaba Alí y muchos le creyeron y lo repiten hoy, sin molestarse en reflexionar ni siquiera un segundo.
Porque esa notoriedad y presunta grandeza suprema de Alí tenían otras razones o sinrazones, además del aspecto estrictamente deportivo. La cuestión racial, su conversión al islam, el rechazo a servir en el ejército durante la guerra de Vietnam, la caja de resonancia de la televisión, su gusto por la provocación y los prejuicios de la progresía de la época: esos asuntos son interesantes, porque arrojan luz sobre lo que ha sido la sociedad estadounidense en los últimos 50 años. Pero cuando se examina únicamente la carrera boxística del campeón, cabe volver a preguntarse: ¿Fue Alí el más grande?
La pregunta lleva de inmediato a otros interrogantes fundamentales: ¿Cómo comparar las carreras deportivas de atletas que actuaron en épocas diferentes, se enfrentaron a distintos adversarios y se vieron perjudicados (o beneficiados) por circunstancias sociales y económicas diversas? No es lo mismo un púgil que en 1967, a la edad de 25 años, había completado 29 combates invicto (Alí), que otro que en 1944, a los 27 años de edad, había peleado 61 veces con solo una derrota (Joe Louis) o aun otro que no ganó el título mundial hasta los 29 años y que poco después se retiró invicto con 49 victorias de las que 43 fueron por nocao (Marciano). Y si a los 25 años de edad y en la cumbre de sus facultades, Alí perdió tres años y medio al ser suspendido por negarse al reclutamiento obligatorio, Joe Louis perdió cuatro, casi a la misma edad, por servir a su país en la Segunda Guerra Mundial. Y la carrera de Marciano comenzó relativamente tarde por la misma razón.
Tampoco es lo mismo caer derrotado, en 20 años de carrera, únicamente ante tres campeones míticos como Max Schmeling, Ezzard Charles y Rocky Marciano, como le ocurrió a Joe Louis, que ser vencido en un periodo comparable por Joe Frazer, Ken Norton y Leon Spinks, como le sucedió a Alí. O no perder ni un solo combate, como fue el caso de Marciano.
Ali perdió y recuperó tres veces el título mundial, lo que sin duda constituye una hazaña colosal. Pero Joe Louis defendió la corona mundial 25 veces y solo la perdió a los 36 años de edad, contra Ezzard Charles (la segunda derrota de su carrera). Marciano la defendió seis veces y las ganó todas. Y Foreman la perdió en 1974 (cayó ante Alí, en Kinshasa), pero la recuperó 20 años después, a la tierna edad de 45 años, y terminó su carrera con record de 76-5 (68 KO).
Lo anterior son algunos elementos de homologación con figuras a las que pudiéramos llamar contemporáneas, porque muchos de nosotros las hemos visto en acción, ya sea en vivo o en películas de buena calidad. Pero, ¿qué decir de púgiles de épocas anteriores como Jack Dempsey, que disputó 68 combates, ganó 51 por nocao, perdió 6 y empató 11-? ¿O Gene Tunney, que acumuló una foja de 65-3 (48 KO)?
Además, los números solo revelan una parte de la historia. De alguna forma hay que cuantificar los resultados deportivos (citius, altius fortius, reza el lema olímpico) para saber quién es el mejor. Pero en deportes como el boxeo (o la gimnasia o el tenis) el estilo influye muchísimo en la percepción de la calidad y su valor es imposible de cuantificar. Alí, según el tópico que él mismo acuñó, bailaba como una mariposa y picaba como una abeja, al menos durante los primeros años de su carrera. Joe Louis era ágil, tenía buena pegada y encajaba bien los golpes del adversario. Marciano, en cambio, se agachaba un poco y avanzaba con la gracia de un bulldozer, soportando los más increíbles castigos, hasta que conseguía acercarse y colocar su demoledora derecha, la célebre "Suzie Q".
Luego, está la calidad de los adversarios que cada época depara. Alí y Joe Louis se enfrentaron sin duda a algunos de los retadores más peligrosos de todos los tiempos. Los críticos aseguran hoy que durante el reinado de Marciano (1952-1956) los aspirantes eran inferiores, lo que facilitó a la Roca de Brockton la tarea de defender el título y terminar invicto. Pero, como señaló un comentarista de la época, no se puede culpar a Marciano de la calidad de sus oponentes. Y esos rivales a los que Marciano venció no eran precisamente mancos: Joe Louis, Ezzard Charles (dos veces) y Archie Moore, por mencionar a tres campeones que subieron al cuadrilátero como favoritos en las apuestas y hasta lograron derribarlo… para terminar vencidos claramente por la demoledora pegada del italoamericano.
De modo que sería preciso poner en la balanza las estadísticas, el estilo, los adversarios que les vencieron y a los que ellos derrotaron, y tal vez añadir la evaluación de los expertos de la época, esos periodistas inolvidables como Fausto Miranda o Burt Sugar, que presenciaron cientos de combates y se codearon con los campeones absolutos. Y después, volver a plantear la pregunta:
¿Fue Alí el más grande?
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