La prensa de EEUU a las urnas. Pero la pregunta fundamental es: ¿cuánto importa esto en la era de los blogs, los sitios en Internet y los comentarios en Facebook?
El candidato republicano, Donald Trump, solo ha logrado conseguir el apoyo de un tabloide que se vende en los supermercados
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Madrid
01/10/2016
Se equivoca el que piense que esta elección presidencial en Estados Unidos es solo para elegir entre Donald Trump y Hillary Clinton, o para depositar el voto a favor de cualquiera de los otros candidatos que todo el mundo sabe no tienen posibilidades de triunfar, pero que en un ejercicio entre fútil y democrático aparecen en la boleta. Hay mucho más en juego, y entre eso que está en juego se encuentra el papel de la prensa.
Por mucho tiempo el respaldo de los más importantes diarios estadounidenses resultaba fundamental para los políticos. Existían líneas claramente definidas, periódicos con una fuerte tendencia, o una declarada posición, hacia uno y otro partido, en favor o no de ciertas ideas, posiciones, principios, promesas. Incluso muchos electores se vanagloriaban de no votar por el candidato que era “endosado” por el periódico de su localidad (una práctica común, al menos de palabra, en la ciudad de Miami), como una muestra de independencia.
En la actual elección el candidato republicano Donald Trump ha logrado un récord singular: solo lo apoya The National Enquirer, un tabloide de supermercado.
The National Enquirer tiene mucho en común con Trump y no es de extrañar ese apoyo. Lo fundamental es que carece de credibilidad y nunca se ha preocupado por ello. Al “Enquirer” le da lo mismo que usted crea o no lo que aparece en sus páginas y que considere que son pamplinas. Lo de dicha publicación es brindar titulares alarmantes, llamativos, que capten la atención cuando alguien está colocando sus compras en la estera rumbo a la contadora del supermercado, y que ese cliente lo tome por un momento, comience a leer asombrado y como ya tiene que pagar la compra incluya al “Enquirer” en la cesta. Después, si lo leen o lo botan, importa poco: ya lo compraron.
Como The National Enquirer habían muchos otros tabloides y con el tiempo han desaparecido. El “Enquirer” sobrevive actualmente —y no son pocas las demandas judiciales que ha tenido que enfrentar desde su fundación en 1926—, pero con una circulación en descenso, algo por otra parte no ajeno a otras publicaciones.
Trump ni siquiera cuenta en esta campaña con el apoyo de diarios que desde hace décadas respaldan al nominado del Partido Republicano. Los periódicos Arizona Republic, Cincinnati Enquirer, Dallas Morning News y Houston Chronicle de Texas, Richmond Times-Dispatch de Virginia, Tulsa World de Oklahoma y New Hampshire Union-Leader han roto con la traición y se han decantado por la aspirante demócrata, informa el diario español El País.
El USA Today es el último de una larga lista de diarios que han incumplido sus propias reglas en estas elecciones. Tras 34 años de tradición en los que nunca ha tomado partido por un candidato a la presidencia, el diario ha publicado un editorial en el que no da un respaldo oficial a Clinton, sino que rechaza de manera unánime a Trump, al que consideran que “un peligroso demagogo”.
Pero la pregunta fundamental es: ¿cuánto importa esto en la era de los blogs, los sitios en Internet y los comentarios en Facebook, que han ampliado notablemente lo que en una época estuvo limitado a la prensa sensacionalista? La respuesta solo se sabrá tras el resultado electoral.
Por lo pronto los partidarios de Trump repiten y amplifican el mito de “la prensa liberal”, y hasta alardean de ese rechazo. Ya nos hemos acostumbrado a que cuando Trump pierde un debate o su imagen no queda como el quisiera la culpa es de otros: los moderadores, los periodistas, los fotógrafos.
Solo que no todo está perdido —ni mucho menos— en Estados Unidos. El primer debate presidencial fue una clara muestra de esa vuelta a las cuestiones fundamentales que preocupan al electorado, la discusión de temas y el llamado a ofrecer respuestas y no perderse en divagaciones. Así que cabe la esperanza de esa actitud se mantenga.
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