¿Pagó el régimen 5.299 millones a sus acreedores?. Roberto Álvarez Quiñones sobre el supuesto pago de cierta parte de la deuda externa de la tiranía Castrista a sus acreedores
¿Pagó el régimen 5.299 millones a sus acreedores?
Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
10 de Febrero de 2017
Es muy notoria la ansiedad que tienen el dictador y los militares que mandan en Cuba por borrar su imagen internacional de mala paga para atraer incautos inversionistas extranjeros, recibir créditos y así poder enriquecerse lo antes posible, pues perciben que se les acaba el tiempo.
Ello se infiere cuando, según el exministro de Economía, José Luis Rodríguez, en 2016 el Gobierno pagó 5.299 millones de dólares a sus acreedores extranjeros. No obstante, son muchas las dudas y las preguntas que quedan en el aire y que por supuesto no van a ser respondidas, dado el secretismo propio del régimen.
Para empezar, resulta asombroso que el Gobierno haya podido pagar a sus acreedores semejante suma de dinero, descomunal para el tamaño y pobrísimo desenvolvimiento de la economía cubana, precisamente en su peor año en mucho tiempo, al punto de que por primera vez en décadas se admitió que el Producto Interno Bruto (PIB) disminuyó.
Tal pago se habría producido en medio de la reducción de los subsidios de Venezuela y Brasil y el bajo precios de los pocos bienes cubanos exportables, mientras sigue sin ser cultivado casi el 40% de las tierras del país, ociosas e invadidas por el marabú. Y el parque industrial está a media máquina por falta de materias primas y por el deterioro imparable del cuerpo económico en su conjunto. Sin cash para hacer importaciones, la crónica crisis económica empeoró drásticamente.
No menos insólito es que tan buena noticia para la imagen financiera del régimen no la haya ofrecido públicamente un alto jerarca del Gobierno, sino un exministro que ahora se dedica a escribir los mismos aburridos artículos contranatura (socializantes) que redactaba cuando en los años 80 era subdirector del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), del que ahora es asesor.
El hecho de que fue Rodríguez quien dio la cifra a Cubadebate (que no debate nada) ya siembra dudas, pues él fue el ministro (1995-2009) al que los Castro le asignaron la tarea de manipular más que nadie las estadísticas y cifras económicas oficiales.
Baste recordar que Rodríguez anunció en diciembre de 2006, sin sonrojarse, que el PIB cubano había crecido ese año en un 12,5%, la mayor alza registrada en la historia reciente de América Latina, y la más alta del mundo ese año, al superar a China, cuyo PIB creció en un 10,7%. Claro está, poco después destacados economistas de dentro y fuera de la Isla concluyeron que en 2006 el PIB cubano creció en un 3,2%, una tercera parte de lo anunciado oficialmente.
¿De dónde salió tanto dinero?
En fin, no parece muy confiable tan cuantiosa suma de pagos a acreedores. Por el contrario, hay que tener aquí en cuenta la práctica castrista de falsear las estadísticas con fines políticos.
Tal cultura de manipulación estadística la introdujo Ernesto "Che" Guevara a inicios de 1960, ya como flamante presidente del Banco Nacional, cuando se indignó al conocer que el PIB de Cuba en 1959 había crecido solo un 1% y ordenó calcular el PIB de otra forma para inflarlo y dar una "buena imagen" de la revolución.
Las preguntas en este caso son: ¿De dónde salió tanto dinero para pagar a los acreedores? ¿En qué medida la dictadura empobreció más a la población para pagar? ¿Hubo algún mecenas que le dio ese dinero tras bambalinas? ¿Miente una vez más el castrismo?
La única respuesta indolora sería una fantasía de Disney: que de pronto reapareció Houdini y convirtió los CUC en moneda libremente convertible de verdad. Cualquiera otra respuesta es a costa de empeorar la pobreza y el hambre en Cuba. O el Gobierno miente.
Hace 32 años, en 1985, Fidel Castro se autoerigió en abanderado contra el pago de la deuda externa de los países del Tercer Mundo. Organizó conferencias internacionales en La Habana con la consigna de no pagar ni un centavo más a los acreedores, porque eran ellos los que tenían una "deuda financiera y moral colosal" por sus 400 años de "explotación colonial y neocolonial".
Desde julio de 1986 ya Cuba no pagó más, ni la amortización del principal, ni los intereses de la deuda contraída. Al instante el régimen pasó a ser un apestado internacional con el que no se podía hacer negocio. Y ningún gobierno "amigo" lo secundó.
Es normal que naciones en desarrollo registren déficit comercial y en su balanza internacional de pagos, pues necesitan importar tecnología, bienes de capital, materias primas, equipos. Para ello reciben créditos que pagan con el crecimiento económico. Pero en una economía centralmente planificada los recursos tecnológicos y de capital no se aprovechan, hay despilfarro, robos en las fábricas, bajísima productividad laboral. La economía no crece, los créditos no se pagan y los proveedores dejan de vender y de prestar dinero. Y punto.
Los adeudos cubanos fueron aumentando por los intereses no pagados. Y de una deuda original de unos 6.000 millones de dólares con el Club de París (en 1986), según AFP, al finalizar 2014 ya ascendía a 15.000 millones. En marzo de 2015 viajó a La Habana el jefe del Club de París, Bruno Bezard. Hubo negociaciones y otros acreedores hicieron lo mismo.
La elite quiere enriquecerse pronto
Los acreedores, convencidos ya de que no iban a cobrar nada, decidieron salvar del lobo un pelo: Japón condonó un 80% de la deuda cubana con tal de cobrar al menos el 20%; México perdonó un 70%; otros países también lo hicieron. Rusia fue más lejos y perdonó el 90% de los 35.000 millones de dólares que Cuba le adeudaba a la desaparecida Unión Soviética, deuda que ya Moscú daba por perdida totalmente.
A cambio de esas condonaciones de deuda, La Habana se comprometió a pagar paulatinamente los saldos no perdonados y sus intereses. La casta gobernante debe cumplir tales compromisos si quiere que le vuelvan a prestar.
Hay en todo esto varias conclusiones posibles, todas especulativas porque no hay forma de verificar nada con las autoridades financieras castristas. En primer lugar, es probable que la cifra anunciada de 5.299 millones haya sido inflada y que la cantidad pagada haya sido muy inferior.
Si de veras fue pagada esa cantidad es porque los comandantes, generales y jerarcas del Partido Comunista (PCC), propietarios del país, están desesperados por recibir créditos e inversiones. Saben que no disponen ya de mucho tiempo para enriquecerse, pues la situación del castrismo se torna cada vez más fea en todos los sentidos.
Y cabe preguntarles a esos militares: ¿creen de veras que van a captar así los 2.500 millones anuales que quieren en inversiones y créditos sin desmontar el andamiaje estalinista de leyes anticapitalistas? Por favor…
Pero al parecer sí lo creen, y por eso probablemente sacrificaron las importaciones de alimentos, medicamentos, artículos de consumo, etc, y agravaron la miseria de los cubanos de a pie.
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