Razones de Angola (VII). César Reynel Aguilera sobre las relaciones entre los grupos armados de Fidel Castro y de Raúl Castro y el partido comunista de Cuba con el nombre de Partido Socialista Popular durante la lucha insurreccional contra el régimen de Batista
Razones de Angola (VII)
Por César Reynel Aguilera
Montreal, Canadá
Dic 07, 2010
Revolución y guaguancó
Después de cinco décadas de propaganda castrista, muchos cubanos han llegado a aceptar que para alcanzar el triunfo una guerrilla sólo necesita un puñado de hombres decididos (los famosos doce del Castro-cristianismo), cierto apoyo de la población rural (la famosa tribu de Crescencio Pérez) y una estrategia de lucha basada en la astucia y la ventaja (la famosa tesis del Che Guevara).
Muchos de esos cubanos desconocen, o han olvidado, que la guerra contra Batista, como cualquier guerra, antes de ser muerte y destrucción, tuvo que tener caminos y rutas lógicas, carreteras, trillos, cañadas, atajos, vías de comunicación, escapes fluviales, puntos en las costas, travesías marinas y corredores de entrada. Nada de eso se preparó en un día, o dos; llevó años hacerlo, porque los caminos, como reza el famoso guaguancó, no se hicieron solos… En Cuba los hizo el Partido.
Siendo niños, mi hermana y yo escuchamos las disertaciones de los viejos comunistas explicando, según el año que fuera, por qué el Che Guevara iba, o fue, hacia una muerte segura. A los análisis globales del campesinado como una clase “eminentemente reaccionaria”, o la ausencia de interés por la lucha agraria en países donde hay más tierra que latifundios, se sumaron razones de índole operativa. La primera vez que las escuchamos fue a través de dos preguntas y dos nombres:
¿Dónde están los Romárico Cordero del altiplano? ¿O los Ursinio Rojas del llano?
Dos nombres que quedaron en mi memoria; el primero, recuerdo, me sonó a “erre con erre cigarro”, y nunca pude olvidarlo. Cada vez que tengo en mis manos un libro sobre la Revolución cubana, una de las primeras cosas que hago es buscar alguna mención de ese líder comunista que fue, mucho antes que Fidel Castro llegara a la Sierra Maestra, el dueño de esas montañas. Es absurdo que casi ningún “estudioso” del castrismo mencione a Romárico Cordero, el hombre que años antes de la llegada de la guerrilla fidelista ya había organizado soviets y realengos en aquellas serranías, había sido signatario de la Constitución de 1940 y controlaba, entre otras cosas, la mayor parte de las arrias de mulos y los arrieros que garantizaban la única forma de comunicación existente en la Sierra Maestra.
No había familia campesina, no había delincuente escondido en aquel monte, o traficante de marihuana, que osara contradecir, mucho menos enfrentarse a esos hombres que llevaban décadas trabajando ese terreno, y que ya eran capaces de controlarlo desde las sombras. Romárico Cordero y sus hombres fueron, por órdenes del Partido, el bumper alley de Fidel Castro y su cuadrilla en la Sierra Maestra. Los dejaron que se dieran cuantos golpes quisieran, los dejaron correr y “destarrarse” unas cuantas veces, pero siempre les dieron, desde la sombra y en silencio, ese mínimo de protección, avituallamiento e información que necesitaban para seguir adelante. Todo eso lo hicieron usando campesinos, arrieros, guardias rurales, jornaleros y delincuentes que a nadie se le podía ocurrir que fueran parte, directa o indirectamente, del Partido.
En el llano, por su lado, el PSP controlaba una buena parte del movimiento sindical de la industria azucarera a través de la figura de Ursinio Rojas, líder de ese sindicato, miembro de Comité Nacional del Partido, uno de los hombres más bragados que ha dado Cuba y heredero, a partir de 1948, de la trayectoria de lucha de Jesús Menéndez y del esfuerzo organizativo que Fabio Grobart inició en los años 30.
Fue el propio Polaquito, unas veces clandestino, otras haciéndose pasar por un químico alemán, el que hizo un largo recorrido por varios centrales azucareros y pudo conocer, de primera mano, las injusticias que sufrían los trabajadores de ese ramo. Ese estudio sirvió de base para una estrategia de lucha que tuvo, como punto de partida, un conjunto de demandas laborales tan lógicas y justas que sirvieron, según las propias palabras de Grobart, para “levantar la lucha de los obreros azucareros en todo el país”. Las razones de ese interés del Partido en el sector azucarero son muy lógicas:
1. Se trataba de la primera industria del país.
2. Se trata de una de las pocas áreas de la economía en la que ocurre, de forma natural, la famosa alianza obrero-campesina que tanto defendió el leninismo.
3. Muchos de los trabajadores de esa industria eran negros, lo cual encajaba perfectamente con los planes de los comunistas para convertirse, también, en “un Partido de los negros”.
4. Los centrales azucareros, al estar localizados a todo lo largo y ancho de la isla, sirvieron para hacer realidad los planes de convertir al Partido en una organización nacional.
Fue esa combinación de caminos, los de la Sierra Maestra, en manos de la Confederación Campesina de Romárico Cordero, y los del llano, controlados por Ursinio Rojas, los que le permitieron a la guerrilla fidelista bajar de sus santuarios y extender la lucha por todo el país. Fueron esos caminos, también, los que le permitieron a Osvaldo Sánchez, que era el jefe del aparato de inteligencia del Partido y sería, en un futuro cercano, el primer jefe (operativo) de la Seguridad del Estado castrista, subir varias veces hasta la Sierra Maestra para coordinar, con la dirección del Movimiento 26 de Julio, el paso de las columnas guerrilleras de Camilo Cienfuegos y el Che Guevara por las peligrosas planicies de Camagüey.
Como consecuencia de esas coordinaciones, Ursinio Rojas pasó a ser miembro de la tropa de Camilo Cienfuegos y la marcha de esa columna, desde Oriente hasta Las Villas, ocurrió sin mayores contratiempos. Además, para garantizar, en caso de que fuera necesario, el paso de las columnas invasoras hacia la provincia de Pinar del Río, Osvaldo Sánchez preparó y tuvo lista, antes de la huída de Batista, la Operación “Caja de Tabaco”. Todo eso, y mucho más —incluyendo los planes y vulnerabilidades del tren blindado, la providencial llegada de un miembro del Partido con los 50000 pesos que pidió un jefe militar batistiano antes de rendir su plaza, el envío de personas capaces de leer mapas, o de una planta de radio para que el Che pudiera comunicarse— ha sido marginado por la propaganda castrista, por los voceros de la tiranía en el exterior, por el propio PSP, y por muchos cubanos que han llegado a creer que el mejor alivio para el dolor que la penetración comunista provocó en Cuba, y en sus vidas, es denigrar y minimizar la participación de un partido que si algo supo hacer fue, precisamente, convertirse en un excelente penetrador.
Esa negación alcanza su punto álgido alrededor de la maniquea y discriminatoria noción de que fue la Sierra, y no el llano, el elemento esencial a la hora de derrotar a la tiranía. Esa idea, ilógica pero difícil de revertir, siempre se ha visto como un intento de minimizar la contribución del Directorio Revolucionario al derrocamiento de la dictadura. Algo de eso hay, claro está, pero también existe la intención, el deseo o la necesidad de esconder —tanto como sea posible— dos hechos que resultan imprescindibles a la hora de analizar el devenir de la Revolución cubana.
El primero es cuán vulnerable, cruel, desorganizado e infantil, era el aparato clandestino del Movimiento 26 de Julio; una organización que además de cometer las heroicas tonterías de poner bombas en los cines, secuestrar aviones y llamar a huelgas que nunca tuvieron lugar, sirvió como una excelente máquina de suicidios. Varias jefaturas del Movimiento castrista en las grandes ciudades del país, fueron descabezadas una tras otra, sus jefes muertos y sus estructuras clandestinas desarticuladas por la falta de un liderazgo efectivo o las delaciones de sus propios miembros.
El segundo hecho que siempre se ha intentado esconder es cuán organizado, eficiente, disciplinado, y maduro era el aparato clandestino del PSP. Eso es algo que mi madre descubrió, con verdadera sorpresa, cuando pasó a formar parte de la Juventud Socialista. Mis padres, junto con otros comunistas, pudieron no sólo seguir en La Habana —a pesar de estar fichados y de la represión que existía— sino seguir conspirando gracias a una infraestructura clandestina que había sido creada durante décadas de trabajo y que incluía, entre otras cosas: agencias de mudadas que eran del Partido (Ventura había dado la orden expresa de vigilar todas las agencias de mudadas de La Habana, porque se sabía que los revolucionarios las utilizaban muy a menudo), casas de seguridad, puestos de trabajos garantizados, fondas para comer sin tener que pagar, señas para identificar a los guagüeros del Partido (casi todos), y una infinidad de otras medidas que permitieron convertir el trabajo clandestino en algo muy riesgoso, casi heroico, pero no suicida.
Al mismo tiempo, fue ese eficiente aparato clandestino el que hizo posible que el Partido llegara —en un momento en el que el Directorio Revolucionario había sido diezmado (por culpa del asalto al palacio presidencial), y el 26 de Julio acababa de perder otra de sus tantas jefaturas habaneras (por culpa de la Huelga de Abril)— al momento del triunfo revolucionario con una organización que a pesar de las pérdidas sufridas (no fueron pocos los comunistas que cayeron en la lucha) todavía conservaba una excelente capacidad para seguir conspirando y, más importante aún, para iniciar lo que sería su verdadero asalto al poder.
(Continuará…)
César Reynel Aguilera
Montreal
Fotos Ursinio Rojas a los 70 años, en Holguín (Wikipedia).
PD: Razones de Angola (entregas previas.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
- En los archivos Mitrohin publicados en los libros no está toda la información de esos archivos y mucho menos toda la información de la KGB.
- Hay silencios muy elocuentes.Algunos de esos silencios son la información que el Partido Socialista Popular envió a Moscú y la que envió el espía Leonov al KGB antes del 1 de enero de 1959 sobre los Castro. Lo que sí es evidente es que en Moscú no había tal desconocimiento sobre los Castro que tratan de fingir.
Sobre la biografía del dictador Raúl Castro Ruz escrita por Nikolai Leonov
En el artículo Presentan por vez primera en Cuba biografía de Raúl Castro en sesión especial del Parlamento del periodista Enrique Milanés León se lee:
¨El libro Raúl Castro, un hombre en Revolución, del investigador ruso Nikolai Leonov, tuvo su primera presentación en Cuba, durante una sesión especial de la Asamblea Nacional del Poder Popular, ante los diputados de todo el país que conocieron detalles de la que constituye la primera biografía del presidente cubano.
(Eusebio) Leal realizó un minucioso repaso de la génesis de la obra, desde el encuentro de Leonov con Raúl, cuando en 1953 ambos viajaron, desde Génova hasta Latinoamérica —hacía México, el ruso, y hacia Cuba, Raúl—, en el barco Andrea Gritti, donde nació una amistad que aun se mantiene.¨
El presentador comentó las actividades revolucionarias que ya en esa época llevaba a cabo Raúl, quien cumplió 22 años a bordo de ese propio barco. Coincidencias históricas hicieron que los dos amigos se encontraran y que Leonov pudiera conocer más adelante a Ernesto Che Guevara y a Fidel Castro, ahondando el acercamiento ideológico y personal que había comenzado con Raúl.¨
Sin embargo, hay personas calificadas que plantean que hubo, además de amistad, otras relaciones entre Leonov y Raúl Castro en los comienzos de esa amistad ; una de esas personas es el ex Teniente General (de dos estrellas; es decir: General de División) de los servicios de Inteligencia y Contrainteligencia rumanos Ion Mihail Pacepa, quien desertó a EE.UU. en 1978, siendo el más alto oficiaL del entonces campo socialista que haya desertado.
¨Kruschev soñaba con pasar a la historia como el lider sovietico que habia instalado el comunismo en el continente americano y estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario para hacer su sueño realidad. Pero Kruschev no tenia confianza en Fidel, creia que no tenia nada que ver con el marxismo Los lideres del partido comunista cubano estaban convencidos de que Fidel era un peligroso aventurero y la burocracia del partido sovietico tambien estaba renuente a apoyarlo. Pero Kuruschov si tenia confianza en Raul. Segun Sakharovsky, que habia traido secretamente a Raul a Moscu a mediados de los años 50, fue un amor a primera vista. Nikita y Raul amaban el vodka. Ambos estaban fascinados por el marxismo. Ambos odiaban la e scuela, la religion y la disciplina. Ambos se consideraban expertos militares. Ambos estaban obsesionados con el espionaje y el contraespionaje. Y a los dos les gustaba dormir con las botas puestas. Sakharovsky consideraba que la 'calida relacion' entre los dos hombres habia convencido a Kuruschev de apoyar decididamente a la revolucion cubana.
Por ordenes de Kruschev, Sakharovsky le habia dado a Raul un asesor de inteligencia: Nicolai Leonov, el experto en America Latina del PGU. Leonov (hoy un retirado general de la KGB y miembro de la Duma), le dio a Raul inteligencia sobre las fuerzas militares del dictador Fulgencio Batista, y lo ayudo con su guerra de guerrillas. En junio de 1957, Leonov le dio documentos y fotografias mostrando que Washington estaba dando armas a apoyo logistico a Batista, y sugirio que Raul tomara unos cuantos rehenes americanos para obligar a Eisenhower a retirarse del conflicto. Raul lo hizo. El 26 de junio de 1958, sus guerrilleros secuestraron a 50 militares y civiles americanos y canadienses que estaban trabajando en Cuba. Por temor a la vida de los rehenes, Batista declaro un ceso al fuego. Eso le permitio a los sovieticos traer nuevas armas a Cuba. El curso de la revolucion cubana cambio para siempre. Habia empezado la era de los secuestros politicos. El 31 de diciembre de 1958, Batista huyo de Cuba, y los hermanos Castro tomaron la direccion del pais. Durante los proximos meses, Raul organizo la ejecucion de cientos de oficiales de la policia y el ejercito de Batista. Los cadaveres eran enterrados en tumbas colectivas en la afueras de Santiago de Cuba.
Un año despues, el viceprimer ministro sovietico Anastas Mikoyan aterrizo en La Habana. Fue recibido por Fidel, Raul y el nuevo asesor de la KGB, Alexander Shitov. La tarea de este ultimo era ayudar a Raul a crear una KGB cubana y un ejercito estilo sovietico. En 1962, Kruschev dio el extraordinario paso de nombrar a Shitov como embajador en Cuba. Pronto, Moscu empezo a construir secretamente bases de cohetes en Cuba. Kruschev, Raul y Shitov - no Fidel - pusieron el mundo al borde la guerra nuclear.¨
Este bloguista de Baracutey Cubano señala que el espía Alexander Ivanovich Shitov había estado en América del Sur con fachada de periodista de la agencia soviética TASS con el nombre de Alexander Alexeiev; fue embajador de la URSS en Cuba, con ese nombre falso, en los primeros años del Castrismo en Cuba.
(General Aleksandr Sakharovsky, consejero entre 1949 y 1953 en el establecimiento de la policía política de Rumania a la que perteneció Pacepa. Entre 1955 y 1970 dirigió la división de Inteligencia exterior de la KGB)
¨Estudió en los colegios de los jesuitas, primero en Santiago de Cuba y luego en La Habana, en cuya universidad empezó una diplomatura en ciencias sociales que no terminó debido a sus actividades políticas. Su compromiso ideológico marxista es anterior al de su hermano Fidel. Afiliado a la Juventud Socialista, organización del Partido Socialista Popular (PSP, de orientación comunista), en febrero de 1953 participó, en Viena, en el Congreso Mundial de la Juventud y visitó varias capitales del bloque soviético.
Se plantea por algunas personas que Fidel y Raúl Castro ya estaban vinculados al Comunismo internacional desde antes del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y que, mediante el oficial de la KGB Nikolai Leonov, el comunismo soviético le brindo en México ciertos recursos a la preparación y expedición del yate Granma.
¨En el verano de 1956 me encontré por casualidad con Raúl Castro en México. Fue muy emocionante… Fui el primer soviético que conoció al renombrado compañero “Che”. Le prestó ayuda médica a Raúl y otros compañeros enfermos. Cuando los aspirantes a revolucionarios fueron arrestados en México, en 1956, Guevara fue el único que admitió que era comunista y que estaba estudiando ruso. (Habló abiertamente de su relación con Nikolai Leonov, de la Embajada Soviética).
¿Cuánto hubo de suerte y cuánto de planificación en su trabajo y en su amistad con los cubanos, incluido Raúl Castro?
Yo mantenía en secreto mis encuentros con los revolucionarios cubanos. El Che Guevara me pidió que le buscara unos libros en español. Esos libros eran Chapaev, de Furmanov; Un hombre de verdad, de Boris Polevói, y Así se templó el acero, de Nikolai Ostrovski. Los hallé en nuestra Embajada. Mantuve amistad con el Che Guevara hasta su viaje a Bolivia, donde murió.Leonov tuvo que salir de México después de que los rebeldes fueron detenidos por la Policía mexicana y se descubrió una tarjeta de presentación de Leonov en un libro que leía Guevara.¨
(Una digresión: el bloguista de Baracutey Cubano se pregunta si el Che Guevara era, supuestamente, médico ¿ Cuál fue esa ayuda médica a Raúl y a otros compañeros enfermos?)
¨La inteligencia checa, que desde 1948 era incapaz de tomar una sola decisión sin consultar con Moscú, pidió asesoramiento de los soviéticos y recibió respuesta a través de la decisión del Presidium de Comité Central que hoy puede ser consultada en el Archivo del Presidente de la Federación Rusa (Extracto del Protocolo 198, reunión del Presídium de diciembre 27, 1958, folio 3, lista 65, Fichero 871). En esa resolución (que ya está desclasificada y es pública), el PCUS aprobó “la intención de los amigos checos de ayudar al movimiento de liberación en Cuba”, y dio instrucciones precisas de no dejar ningún rastro escrito diciendo que la armas eran para Cuba, que verificaran exhaustivamente la seriedad de las intenciones de la compañía (léase contacto), y que no enviaran ningún arma que pudiera ser rastreada como perteneciente al bloque soviético.
(Fidel Castro, Nikita Jrushov y Emilio Aragonés Navarro en la URSS. 1963)
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